Empresarios de cubas acusan al Ayuntamiento de Málaga de no tratar los escombros en el vertedero
Denuncian que Limasam cobra 11 euros por tonelada por la clasificación y aprovechamiento de los restos de obras y que la inmensa mayoría acaban enterrados
El vertedero de Málaga es un continuo trasiego de camiones con cubas repletas de escombros. No en vano, las instalaciones municipales reciben unas 200.000 ... toneladas anuales de residuos de construcción y demolición, los cuales deben ser sometidos a un proceso de separación para su reciclaje y valorizar todo lo que pueda ser aprovechable. A cambio de este tratamiento, el Ayuntamiento cobra a las empresas de transporte 3,06 euros por tonelada si los residuos vienen limpios (clasificados por materiales y sin mezclar), pero la inmensa mayoría de los restos de obra llegan mezclados, así que la tarifa habitual en estos casos es de 11,12 euros por tonelada. Sin embargo, empresarios del sector denuncian que el tratamiento que se realiza en el Centro Ambiental de Málaga es mínimo, «prácticamente inexistente».
«Lo único que se hace es separar lo más voluminoso con una excavadora; lo demás se entierra y punto. Y mientras tanto, nos cobran una tarifa por un servicio que no se presta», expone el propietario de una compañía de cubas. Según la última memoria de actividad publicada, correspondiente a la anualidad de 2019 de la ahora extinta Limasa (el servicio fue municipalizado con la entrada en funcionamiento de la empresa pública Limasam), en aquel ejercicio se recuperaron 1.894 toneladas de acero, otras 267 de metal revuelto y 398 de madera. Por tanto, el grueso de los escombros acaban enterrados en el vertedero de inertes. «Llevo más de una década viniendo casi a diario y todavía no he visto funcionando la planta de clasificación», asegura otro empresario que, como el anterior, prefiere mantener el anonimato. Desde el Ayuntamiento alegan que «se recupera todo lo que se puede recuperar» y que las tarifas son las mismas desde hace años.
Tras pasar por la cabina de control y pesaje, los vehículos se dirigen hacia una enorme escombrera de 15 hectáreas. Allí vuelcan la carga mientras en la falda de esa montaña de restos de obra hay un único operario a los mandos de una pala excavadora que se encarga de retirar los residuos más voluminosos. El resto se queda ahí a la espera de quedar enterrado conforme vayan descargando más camiones. «No tiene sentido que nos cobren un dinero por un tratamiento de los residuos que no se está realizando», se queja uno de estos empresarios.
Desde la Asociación de Empresas Gestoras y Valorizadoras de Residuos de Construcción y Demolición de Andalucía (Agreca) no se pronuncian sobre las tarifas por el tratamiento, pero sí que indican que la mayor parte de los residuos que acaban en el vertedero no son aprovechables. ¿Por qué? Pues porque la práctica totalidad de los escombros que genera la ciudad son tratados en plantas de tratamiento privadas, desde donde dan una nueva vida a los áridos reciclados para obras, adecuación de terrenos o caminos. En este sentido, afirman que cuando el residuo llega demasiado sucio, la única alternativa es el vertedero. «Si no se pueden recuperar, ¿por qué cobran por el tratamiento?», se preguntan el gerente de un negocio de cubas.
La ordenanza municipal que regula el servicio de tratamiento y/o eliminación de residuos en Málaga establece qué tipo de desechos son admitidos en el centro ambiental de Los Ruices, donde además de los residuos orgánicos figuran los inertes (los procedentes de la construcción o demolición de edificios), voluminosos (embalajes, muebles, restos de podas, enseres domésticos,…), animales muertos y, por último, lodos procedentes de las depuradoras de aguas residuales. En el caso de los inertes, la tarifa mínima es de 3,06 euros por tonelada cuando los restos llegan limpios, mientras la cuota sube a 11,12 euros si vienen mezclados. Por los voluminosos se cobran 23,15 euros por tonelada.
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