El embalse de El Limonero, que protege a Málaga de riadas, 'pierde' el 40% de su capacidad
La Junta de Andalucía formaliza un gran aumento de su seguridad ante avenidas del Guadalmedina, lo que se logra permitiendo un menor llenado
Muchos embalses pierden capacidad con los años. Y para eso se realizan con alguna frecuencia batimetrías, procesos tecnológicos que permiten conocer la geografía del fondo. ... El arrastre de sedimentos está detrás de lo que se conoce como aterramiento en la mayoría de los casos. Lo que no es habitual es un 'cambio tan drástico' como el que se acaba de producir en el embalse de El Limonero, que, desde 1983, protege a Málaga de las avenidas del Guadalmedina. Desde el 1 de noviembre, su capacidad ha pasado de 22,34 hectómetros cúbicos a 14, tal y como figura en la red Hidrosur. Este diario ha preguntado a la Junta de Andalucía el motivo de este cambio a priori tan sorprendente.
Esta vez tal variación no se debe a los acarreos ni sedimentos, sino a una cuestión técnica: se trata de aumentar el nivel de resguardo de la presa por mayor seguridad. En otras palabras: sólo almacenará eventualmente más de 14 hectómetros cúbicos durante las riadas. Luego habrá de desembalsar para tener siempre ese 'colchón' protector. En suma: menores posibilidades de embalse, mucha más seguridad, lo que responde al propósito por el que se construyó la infraestructura.
«Me parece muy lógico y oportuno. Supone un considerable aumento de la seguridad», manifiesta a SUR Manuel Olmedo, ingeniero técnico industrial vinculado a las academias de Ciencias y San Telmo y que desarrolló su vida laboral con responsabilidades en materia de agua y que lleva muchos años estudiando la seguridad de esta presa. Es más, planteó un proyecto de sumidero con canales por debajo del cauce del Guadalmedina para reforzar las garantías de El Limonero.
Cambio de reglas
Los embalses tienen normas de explotación que fijan sus condiciones de seguridad y gestión. Las de El Limonero se actualizaron en 2021 tras un estudio hidrológico. Y ahora se formalizan con esta declaración oficial de 'descenso de capacidad'. En este punto, hay que entender el concepto cota. Es, por simplificar y vulgarizar mucho, una marca en la pared de la presa de hasta dónde llega el agua. Se mide sobre el nivel del mar. Y hay que añadir los conceptos de desagüe de fondo, que son los órganos que permiten soltar agua en maniobras de limpieza o en las que interesa bajar el nivel y el de aliviadero, las grandes 'ranuras' por las que el agua desliza por el 'tobogán' cuando se llega casi al máximo nivel.
El aliviadero de esta presa está a 109 metros sobre el nivel del mar. El nivel anterior de llenado máximo (el límite seguro) estaba en la cota 104. Eran 21 hm3 y se mantenía un resguardo de 5 metros. Ahora, con 14 hm3, la cota es de 94. En otras palabras: siempre habrá 15 metros al menos hasta el aliviadero. Es triplicar el resguardo y aumentar la capacidad para frenar avenidas.
Un poco de historia
El Limonero jubiló a la presa del Agujero, construida 2 kilómetros aguas arriba, y puesta en carga en 1908. Fue obra del ingeniero malagueño Manuel Jiménez Lombardo. Estuvo sola 75 años, pero seguía faltando seguridad. Las obras de El Limonero se iniciaron en 1979 y terminaron en 1983. El ingeniero redactor de la presa fue Luis de Cossío, fallecido en el año 2021.
Potabilizadora propia
Es un embalse que tiene su propia potabilizadora, pero no suele usarse para abastecer (es raro que suministre más de 1 hm3 anual). Cuando no existía la desalobradora de El Atabal, salvó a Málaga en distintas situaciones. Suele almacenar agua de calidad. Y tiene su propia canalización separada. Fue el embalse que salvó el abastecimiento de Málaga durante las inundaciones de 1989.
Las cuestiones de cálculo y seguridad son las que más pesan a la hora de plantear soluciones de integración urbana del cauce del Guadalmedina, un proyecto del que se lleva hablando décadas. En los 70 ya estaba en la agenda técnica y política tratar al 'Río de la Ciudad', que es su traducción exacta del árabe, precisamente como un río.
Los proyectos del Guadalmedina
El proyecto más ambicioso de todos cuantos se pusieron sobre la mesa fue el anunciado en el año 2000. Incorporaba actuaciones por más de 500 millones de euros y dos complejas estructuras que desviaban el cauce: sendos túneles con una pendiente apreciable hacia el sistema Viñuela y hacia la zona del Peñón del Cuerpo. El programa se completaba con media docena de parques periurbanos para reforestar el entorno y diques y actuaciones en los cauces subsidiarios. Apenas si llegaron a tramitarse los proyectos y sólo se ejecutó uno de los parques, en la zona de La Virreina. El plan permitía secar el cauce para transformar este entorno. Hasta una línea de metro llegó a pintarse. Quedó descartado hacia 2006 por los técnicos de la antigua Confederación Hidrográfica del Sur, posteriormente Cuenca Mediterránea Andaluza.
Después, llegaría el concurso de ideas de la Fundación Ciedes, en el que se alzó ganador un proyecto del arquitecto José Seguí que, a modo de síntesis, abría el cauce a usos ciudadanos, mejoraba el tráfico en los laterales y trataba de manera ambiental y paisajística las riberas.
109
metros es la cota del aliviadero. Antes, se permitía un llenado hasta la 104 (21 hm3) y ahora se pasa a la 94 (14).
En el momento actual confluyen actuaciones en los senderos de las márgenes, algunas actuaciones de reforestación y renaturalización y un mantenimiento ocasional del cauce mientras el Ayuntamiento avanza en el anteproyecto de los puentes-plaza, que ha rediseñado y aligerado al mismo tiempo que incorpora un gran espacio verde y el soterramiento del tráfico en lugares como la Avenida de Fátima.
La presa consta de numerosos elementos de seguridad, entre los que destacan los dos tubos de fondo, dos válvulas Howell-Bunger, con un diámetro de 1,80 metros y que se bifurcan en dos.
El Limonero, con su muro de roca y no de hormigón, llegó en un momento de mala prensa para este tipo de embalses. Acababa de acontecer la catástrofe de la presa de Tous, en Valencia, en octubre de 1982. Murieron 40 personas, quedaron anegadas dos comarcas enteras y más de 300.000 personas perdieron su vivienda. Por fortuna, es un embalse seguro y una garantía de suministro de emergencia y de freno por si el río se desboca de nuevo.
Aterramientos frecuentes en los embalses malagueños
Los arrastres y acarreos son comunes en la provincia Y en toda España. Basta recordar los meses que llevan los técnicos de la Junta de Andalucía luchando contra la colmatación del otro embalse defensivo, Casasola, en el río Campanillas. En ese caso, la acumulación de sedimentos ha llegado a suponer un tercio del pantano lleno. Todo ello se complicó con el taponamiento del desagüe de fondo de la presa por culpa (eso se supo meses después tras arduos trabajos) por culpa de una gran viga de hormigón. Ha habido que instalar válvulas nuevas, succionar fangos, colocar una tubería complementaria...
14
hectómetros cúbicos es la capacidad.
La preocupación entre los técnicos es grande porque los aterramientos, si son severos, comprometen la vida útil de estas infraestructuras. Hace unos días, el presidente del Instituto de la Ingeniería de España, José Trigueros, reflexionaba en una entrevista en SUR acerca del estado de seguridad de las presas e infraestructuras en España y de la necesidad de tareas de mantenimiento.
Otro embalse que ha padecido problemas de colmatación es el del Conde de Guadalhorce. Y eso obligó a la Consejería de Agricultura de la Junta hace tres años a renovar su sistema de desagüe.
Maniobras de desagüe
Para mantener limpios los sistemas, casi todas las presas realizan desembalses una vez al mes. En el caso de El Limonero, lo hace los primeros miércoles. Eso sí, en la pasada primavera hizo falta realizar una maniobra extraordinaria por la acumulación de cañas, barro y residuos durante las danas y trenes de borrascas y bajar de esos referidos 14 hm3. Se rondaron los 17.
1,8
hectómetros cúbicos fue el nivel mínimo del embalse, en el año 2000.
El máximo llenado histórico de El Limonero se alcanzó en 2004. Esa es la única ocasión en la que estuvo más cerca de estrenar el aliviadero. No llegó a ocurrir. Por contra, su nivel más bajo se fecha en noviembre de 2000, 1,8 hectómetros cúbicos.
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