Domingo Hernández: «La mortalidad de pacientes en lista de espera de trasplante ha aumentado por el Covid»
«El Hospital Regional de Málaga siempre está entre los cinco primeros de España en implantes renales y en los de hígado también está muy bien»
Más de 500 profesionales participan este fin de semana, de forma telemática, en el congreso de la Sociedad Española de Trasplante (SET), encuentro que debería ... haberse celebrado en Málaga en mayo, pero que fue aplazado por la expansión de coronavirus. Precisamente, el Covid es el responsable de que haya aumentado en todo el mundo la mortalidad de pacientes que estaban en lista de espera para ser trasplantados. El presidente de la SET, Domingo Hernández, dice en esta entrevista que la actividad trasplantadora bajó un 20 por ciento en la primera ola de la pandemia. El doctor Hernández es el jefe del servicio de nefrología del Hospital Regional de Málaga (antiguo Carlos Haya).
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–¿Quiénes componen la Sociedad Española de Trasplante?
–La SET cuenta con una serie de vocales natos, que son representantes de sociedades científicas relacionadas con el trasplante, como las de hepatología, cardiología, nefrología, medicina intensiva, infecciosos, inmunología, etcétera. La Organización Nacional de Trasplantes (ONT) tiene también un representante. Además, hay vocales electos.
–¿Cómo es la situación del trasplante en España tras la irrupción de la pandemia?
–El impacto de la primera ola, sobre todo, repercutió negativamente. Había una incertidumbre tremenda; las plantas de los hospitales y las unidades de cuidados intensivos (UCI) empezaron a llenarse. A eso se unió el miedo de los pacientes inmunodeprimidos a un posible contagio y de los profesionales. Hubo una caída drástica de la donación y del trasplante, pero, incluso en la época más dura de la primera ola, no se paralizó por completo la actividad, solo se ralentizó. Se siguieron haciendo trasplantes urgentes y los de pacientes con un alto nivel de anticuerpos que llevaban mucho tiempo en lista de espera. La caída no superó el 20 por ciento.
«La pandemia ha repercutido negativamente en los trasplantes, pero hemos mantenido el tipo»
–¿Y cuándo empezó a haber una actividad más normal?
–A partir de que se fueron adquiriendo conocimientos, mejorando el manejo de los pacientes y generando evidencias de lo que sucedía y de cómo se trataba a los enfermos; se fue abriendo un poco la expectativa de la donación y del trasplante, lo que permitió incrementar la actividad. Como le digo, pese a la pandemia, la caída de la actividad trasplantadora en España no ha pasado del 20 por ciento. Es decir, la pandemia ha repercutido negativamente, pero hemos mantenido el tipo. Ahora tenemos una actividad casi normal.
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–¿Han muerto pacientes en lista de espera al no recibir un trasplante a tiempo por la pandemia?
–Obviamente, las listas de espera se incrementan con la ralentización de los trasplantes. Además, muchos pacientes tienen miedo a trasplantarse por el coronavirus. Los enfermos en lista de espera con más comorbilidades y más afectados por su enfermedad tienen una mortalidad un poco mayor. La mortalidad de pacientes en lista de espera ha aumentado en todo el mundo por el Covid.
–El descenso del 20 por ciento de la actividad de trasplantes ¿ha afectado por igual a los enfermos de todas las patologías?
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–En los casos más graves, nos lanzamos a hacer el trasplante. Un paciente renal puede estar un tiempo en diálisis mientras que mejora la situación de la pandemia, pero un enfermo que necesita con urgencia un hígado, se trasplanta con Covid o sin Covid en el hospital. Eso sí, siempre con todas las medidas de seguridad fijadas. Igual pasa con el corazón. Un trasplante cardiaco urgente, que suelen ser casi todos, se hace.
«El modelo español lo quieren imitar en todo el mundo, porque funciona muy bien»
–¿Cómo se las ingenian para que no falten órganos y que puedan recibirlos los enfermos que los necesitan para vivir?
–Como han descendido las donaciones por muerte encefálica, se han potenciado alternativas como la donación tras una parada cardiorrespiratoria (en asistolia, a corazón parado), que ya supone el 30 por ciento de todas las donaciones. Otra opción es potenciar la donación de vivo en el caso del riñón y del hígado. Es un proceso que hay que aumentar en España; ahora oscila entre el 10 y el 15 por ciento. El trasplante con donante vivo es el mejor tratamiento, porque el injerto vive más y hay menos rechazo del órgano.
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–El Hospital Regional, al que usted pertenece, ¿sigue siendo puntero en trasplante de riñón?
–El Hospital Regional de Málaga, durante dos años, fue el que más trasplantes renales hizo en España y somos el que más realiza de Andalucía. Siempre estamos entre los cinco primeros de España.
–Además de los renales, el Regional (antiguo Carlos Haya) también lleva a cabo implantes de hígado y de páncreas. ¿Cómo son sus resultados?
–La situación de los trasplantes de hígado también es muy buena, liderados por el doctor Julio Santoyo, y en el caso del páncreas no estamos mal, ocupamos un puesto considerable en España. El trasplante de páncreas casi siempre va unido al de riñón.
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–Un dato muy importante es que el índice de donación de Málaga por millón de población se encuentra por encima de la media nacional y andaluza.
–Ese hecho guarda relación con la labor importante que realizan los coordinadores de trasplantes, que han hecho un trabajo encomiable para mantener toda la donación de órganos.
–Un factor a destacar es que cada vez se registran menos negativas familiares a ceder los órganos de un ser querido que acaba de fallecer.
–Las negativas familiares ha ido bajando. Eso se debe a la solidaridad y a la mayor mentalización de la población, al hecho de conocer a alguien que está a la espera de un órgano, a la labor de divulgación de los medios de comunicación, al trabajo de concienciación de las asociaciones... La suma de esas cuestiones ha contribuido a que las negativas a la donación sean muy bajas, del orden del 10-15 por ciento.
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–¿Hay garantía plena de que los órganos se trasplantan en función de las necesidades sin que haya otros condicionantes?
–La transparencia es total y absoluta. Todo está siempre auditado por las coordinaciones autonómicas y por la Organización Nacional de Trasplantes. Además, lo que hace se presenta y se publica en foros científicos y organizativos. Todo está muy regulado. El modelo español lo quieren imitar en todo el mundo. El ensamblaje de este sistema fue liderado en la ONT por Rafael Matesanz, que fue un visionario. A ello hay que sumar la entrega, las ganas y los conocimientos de los profesionales.
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