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Dani Pérez observa el beso de una pareja de escoceses SUR
Dani Pérez quiere que Lagunillas se mire en el espejo de Malasaña

Dani Pérez quiere que Lagunillas se mire en el espejo de Malasaña

La Casona del Parque ·

Demanda un PERI en la barriada que sea capaz de ordenarla y dé preponderancia a la actividad artística que ha nacido de forma espontánea

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Lunes, 24 de septiembre 2018, 00:17

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Hubo una época en Hollywood que cualquier película que se preciara acababa con un beso. Los pipiolos sufrían atormentados queriéndose y no pudiendo decírselo y al final caían en la cuenta de su amor mutuo y se besaban. Como en las novelas de Jane Austen, 'debo decirle que ha embrujado usted mi cuerpo y alma...' o en esos poemas de Bécquer, 'por una mirada, un mundo; por una sonrisa, un cielo; por un beso… yo no sé qué te diera por un beso'. El romanticismo español, sin embargo, no ha tenido tanto calado en la sociedad ibérica y hay un ejemplo básico, de andar por casa: los ingleses 'love you' a todo el mundo y aquí en España decir 'te quiero' supone para muchos un trago difícil de superar. De ahí, el dicho obras son amores, que no buenas razones. Como por regla general parece que los españoles son más de pasar a la acción que de expresarlo nos viene que ni pintados 'la esquina del beso' de humorista gráfico de SUR Ángel Idígoras en Lagunillas. Un romántico homenaje en una pared decadente a la icónica fotografía de Robert Doisneau en París, que ha formado parte del imaginario de las jóvenes de varias épocas, que la disfrutaban a través de los ya demodé pósters colgados en sus cuartos.

Idígoras malagueñiza la imagen con la Farola y con un poema del Nobel Vicente Aleixandre, que nació en Sevilla pero pasó su infancia en Málaga: 'La memoria del hombre está en sus besos'. Se suma así el artista a la iniciativa que impulsa la asociación Fantasía de Lagunillas para llenar de vida las paredes desvencijadas de los edificios en ruinas de esta barriada que linda con la céntrica calle La Victoria y la plaza de la Merced en una amalgama de edificios y casas del XIX y algunos del XVIII, muchos en estado de ruina, inmuebles del XX con dudoso gusto estético y una buena cantidad de solares. El portavoz socialista, Dani Pérez, que visita en esta jornada este espacio, quiere imbuirse en la acción de los vecinos, como cuenta, y proponer que el Ayuntamiento realice un plan especial de reforma interior (PERI) en esta barriada que está al noroeste de la ciudad, y supone la expansión natural del Centro Histórico, para que se regulen sus usos, su crecimiento, el trazado de sus calles así como el uso de los apartamentos turísticos, un negocio que está en apogeo. Para Dani Pérez, Lagunillas podría el Malasaña malagueño, y dar preponderancia a la actividad artística que ha nacido de forma espontánea. Malasaña era un barrio muy deteriorado del centro de Madrid, que resurgió lleno de vida artística y gente joven alternativa en los años 80, con la llamada movida madrileña. Su nombre, Malasaña, se debe a Manuela Malasaña, heroína del levantamiento del 2 de mayo de 1808 que murió con tan sólo 17 años a manos de las tropas francesas cuando luchaba para defender la ciudad.

Malasaña es el barrio más pop, alternativo y underground de Madrid, que pasó de ser una zona despreciada a subir en popularidad como la espuma por la cantidad de artistas de todas las facetas que alberga como moradores. Volviendo a Lagunillas, en el camino, encuentro casual con un malagueño con quejas sobre las actuaciones de la Junta. Pérez capea el temporal como puede. En la esquina del beso, una pareja de extranjeros se para delante. Imposible no hablar con ellos. Son escoceses de Glasgow y llegaron a Málaga atraídos por su 'urban art' a través de una guía turística especializada. Ella, Hannah Miskimmins, y él, Craig Heads, son estos días residentes de Lagunillas. Y disfrutan de las pinturas que en él han encontrado. Complacientes, se besan delante del beso. Y no es redundante. Es la llamada de Idígoras a todos los malagueños. Lo encontrarán en calle Huerto del Conde, esquina Alonso Benítez. Programen su Google Maps.

Detrás, está el taller de Niebla. Trajes de cuero de centuriones romanos y armaduras trabajadas de forma artesanal. Ahora, Niebla (no le gusta que le llamen por su nombre de pila) está contratado por una película británica. Lo primero que pide para el barrio es limpieza. «Al menos una vez en semana. Este barrio es el meadero y cagadero de perros. Os animo a que encontréis una papelera». Niebla asegura que se está perdiendo la identidad malagueña, y a esta idea se suma más adelante Francisco Ruiz, que llegó al barrio con 27 años, trabajó 40 en una tienda de ultramarinos y hoy se siente apenado de ver cómo se hunde. «Faltan comercios, la alegría que había antes en esta zona habría que recuperarla. Vivimos entre ruinas». Y muestra los edificios de vecinos de principios del XX de la calle Esperanza, esquina calle Ana Bernal. Delante un solar que iba a unir la Victoria con Lagunillas, que lleva abandonado años, explica. Esa unión tan necesaria.

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