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Dani Pérez recibe el beso de su número 2, Begoña Medina, en la sede del partido ñito salas
Dani Pérez: la confianza no basta

Dani Pérez: la confianza no basta

El candidato socialista estaba seguro de que esta vez era la suya. En ese entusiasmo ha arrastrado a los suyos e incluso al principio del escrutinio se vio como alcalde, pero De la Torre ha sido más fuerte

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Lunes, 27 de mayo 2019, 02:54

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Cuando fue elegido formalmente candidato a la alcaldía por el Ayuntamiento de Málaga, Daniel Pérez se hizo unas tarjetas de visita en las que destacaba en letras blancas sobre fondo rojo 'Alcalde Dani Pérez'. Ha estado meses repartiéndolas, compartiendo en redes sociales con el mismo hastag y, por último, estampando la leyenda en el enorme autobús rojo en el que se ha recorrido la ciudad en las dos últimas semanas de campaña. El candidato estaba convencido de encontrarse en el lugar adecuado y en el momento adecuado y que la «hora del cambio» había llegado para Málaga tras 19 años de gobierno popular. Pero esa confianza no ha sido suficiente, y eso que durante los primeros momentos del escrutinio la suerte parecía de su lado. Sin embargo, su (promesa de) cambio no suma.

A su favor, a Dani Pérez le queda al menos el consuelo de que ha sabido generar en los suyos un entusiasmo a la altura del suyo para que ese vuelco electoral fuera una realidad. No en vano, ha conseguido los mejores resultados de la candidatura socialista en la capital desde 1995 y amplía la representación en la Casona de 9 a 12 concejales. También en su lado de la balanza pesaban los 40.000 votos de ventaja que el PSOE obtuvo frente al PP en las últimas elecciones generales del 28A, aunque tampoco era un secreto la preocupación en las filas socialistas de que la 'la marca De la Torre' siguiera teniendo el tirón necesario para aguantar, al menos, una legislatura más en la Casona.

Y así ha sido. A Dani Pérez no le salen los números para ser el próximo alcalde de la ciudad. La pujanza de su adversario, que incluso recupera un concejal, le ha apeado de su sueño y salvo sorpresas de última hora tendrá que aguantar cuatro años más como cabeza visible de la oposición. No obstante, hay que recordar también que el socialista afrontaba en este 26M sus primeras elecciones como candidato formal en la Casona y que, por lo tanto, el cuestionamiento de su liderazgo en sus propias filas no sería razonable teniendo en cuenta los fracasos anteriores de los que le precedieron y la recuperación (aunque no suficiente) del voto socialista en la capital.

Porque Dani Pérez, a pesar de su juventud y de su dilatada carrera política, entró en el Ayuntamiento de Málaga en las pasadas elecciones municipales de 2015. Lo hizo bajo el paraguas de la entonces cabeza de lista socialista, María Gámez, hoy subdelegada del Gobierno en Málaga pero que dejó su acta de concejal en agosto de 2016 aduciendo «motivos personales». Tampoco era un secreto que se marchaba incapaz de haberle hecho sombra, tras dos intentos electorales, a Francisco de la Torre, aún en forma a pesar de la pérdida de poder en el salón de plenos. La oportunidad para Dani no llegó en ese momento, sino a la tercera: el partido decidió nombrar portavoz a María del Carmen Moreno, que tras un puñado de meses en el puesto fue nombrada directora del Instituto Andaluz de la Mujer en Málaga.

Fue entonces cuando el socialista fue aupado al puesto de portavoz municipal. En estos dos años ha intentado poner esa confianza en sí mismo y en sus posibilidades al servicio de una oposición basada en dos ideas fundamentales: la de un alcalde «cansado» e «incapaz» de cumplir lo que ya no ha hecho en los últimos 18 años y la de una ciudad «abandonada», sobre todo del lado de los barrios, e incapaz de impulsar nuevos proyectos e ideas. Las plusvalías, el llamado caso 'Villas del Arenal', el conflicto con los bomberos o la suciedad en las calles han sido las banderas que con más entusiasmo ha agitado en los últimos meses el socialista, convencido de que así contribuía al desgaste del equipo de gobierno. Pero no ha bastado.

De puertas adentro, las cosas tampoco han sido fáciles: en este tiempo, Dani Pérez ha trabajado con un equipo que no era el suyo y con unos concejales 'heredados' de la era Gámez. Y aunque las tensiones internas no han trascendido de manera clamorosa, no se ha sentido cómodo en muchas ocasiones. Cuando el partido lo designó candidato a la alcaldía por el PSOE, tuvo que hacer otro complejo juego de equilibrios: la elaboración de las listas teniendo en cuenta a sus 'fieles' pero también a todos los que habían quedado por el camino tras el sonado batacazo electoral en las elecciones autonómicas y que clamaban por un hueco en la candidatura. Y eso tampoco ha sido sencillo.

En cualquier caso, Dani Pérez tiene por delante la capacidad de seguir reforzando la labor de oposición a la espera de una nueva oportunidad. La incertidumbre en torno al escenario de pactos que se abre en la Casona (con un Cs que ya ha exigido la dimisión de Pomares para pactar) y la previsible marcha de Francisco de la Torre en el corto o medio plazo lo pueden colocar, en un futuro, en el lugar adecuado y en el momento adecuado donde pensaba que estaba ahora. Pero por el momento le toca esperar. Y cambiar las tarjetas de visita.

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