Cuatro décadas de muebles y cocinas en Cruz de Humilladero

Antonio Ortiz aprendió el oficio en Comercial Monedero, una histórica tienda de muebles que se encontraba en el Camino de Antequera. Él era el encargado de ofrecerlos puerta a puerta, ganándose a los clientes y fiándolos para que pagaran a plazos. Era apenas un chaval, pero tenía claro que su objetivo era instalarse por su cuenta.

Tras regresar de la mili montó su primer negocio propio junto a un socio, Muebles Garpa, heredero del actual Decormobiliario, en el paseo de los Tilos; calle que no ha abandonado hasta la fecha. «Tuvimos muy buena acogida desde el primer momento; tanto de clientes del barrio como de personas que venían de la Costa», afirma agradecido.

Y es que empezaron prácticamente de cero. Sin ahorros, comenzaron con un préstamo de 500.000 pesetas y el apoyo de unos pocos proveedores. La tienda abrió el 7 de noviembre de 1985, aunque la actual denominación la tomó en 1992, cuando se separó de su socio y continuó su andadura en solitario.

Antonio lleva retirado de la primera línea desde el año 2016, cuando una minusvalía le obligó a pisar el freno y dejar el negocio en manos de su hijo Carlos, que le ha dado un nuevo giro al concepto de tienda de barrio. «Era un chaval con mucha energía y ganas de trabajar aunque sólo tenía 20 años», apunta.

En esta nueva etapa, Carlos ha apostado más por los productos de calidad y se ha especializado en cocinas, que es uno de los sectores que más está creciendo en la actualidad. Tanto es así que se han aliado con Sola Cocinas, una empresa navarra que ellos están distribuyendo en exclusiva en la ciudad. «A día de hoy la cocina tiene el protagonismo de la casa; es donde se hace una mayor inversión y donde se pasa más tiempo», razona.

También ha logrado ampliar el radio de distribución de sus muebles al dar el salto a toda Andalucía. En la actualidad atienden pedidos de Cádiz, Sevilla o Almería y no descarta abrir nuevos establecimientos en otras provincias. «Queremos crecer poco a poco, pero no tenemos un techo».

A lo largo de estos 40 años, el longevo comercio ha pasado por diferentes etapas, tanto buenas como no tan buenas. Entre los episodios negros de su historia, Antonio y Carlos recuerdan la crisis de 1992, cuando particulares y promotores les dejaron a deber casi 25 millones de pesetas (unos 150.000 euros de los que entonces). «Tuvimos que empezar casi de cero y logramos salir a base de trabajar mucho y de ofrecer muchas facilidades a los clientes».

En el lado contrario recuerdan el periodo comprendido entre 2004 y 2009, cuando la economía local estaba mucho más boyante, y el periodo posterior a la pandemia del Covid, ya que ha sido un momento en el que la gente ha dado más valor al hogar y ha realizado grandes reformas. «Se le ha dado más protagonismo a la casa porque es un punto clave para las familias», consideran.

Sobre la elección de Cruz de Humilladero y su apuesta por seguir en un barrio pese a su vocación de crecimiento, consideran que es una de sus señas de identidad. Antonio abrió inicialmente en ese barrio porque era la zona donde se había criado y Carlos no duda que es el lugar donde deben estar porque pese a todo «es nuestra identidad, ser comercio de barrio».