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Cuatro mil personas asistieron a la manifestación de abril de 2017, incluido el líder de Podemos, Pablo Iglesias. Sur
El conflicto de los bomberos se cuela en la campaña

El conflicto de los bomberos se cuela en la campaña

Los partidos de izquierdas se suman a la manifestación convocada este sábado por la plantilla para exigir mejoras

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Jueves, 9 de mayo 2019, 00:21

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El conflicto que desde hace dos años y medio mantienen los bomberos de Málaga con el Ayuntamiento para exigir mejoras en el servicio y en sus condiciones sociolaborales vuelve a cobrar protagonismo con la manifestación convocada por los funcionarios para este sábado (12.00 horas, desde el parque central de Martiricos hasta la plaza de la Constitución), la segunda gran marcha tras la que en abril de 2017 congregó a cuatro mil personas y a la que han seguido numerosas concentraciones y actos de protesta. Y lo hace coincidiendo con el inicio de la campaña de las elecciones municipales. Una ocasión que las formaciones de izquierdas (PSOE, Málaga Ahora, IU y Podemos) no van a dejar escapar no sólo con la ya confirmada presencia de sus líderes municipales detrás de una pancarta o con sus mensajes en redes sociales llamando a la ciudadanía a sumarse a la protesta, sino contemplándose la posibilidad de que puedan sumarse dirigentes de ámbito regional o estatal.

A la anterior manifestación acudió el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, un gesto que agradecieron los bomberos por el tirón mediático del líder 'morado' pero que también generó recelos en el resto de partidos porque perdieron su cuota de protagonismo a la hora de escenificar un respaldo a la plantilla que, dicho sea de paso, vienen mostrando desde que estalló el conflicto. Eso sí, también ha servido a la oposición para arremeter contra la gestión del alcalde, Francisco de la Torre.

Reivindicaciones

Pero más allá del cariz político, lo que subyace desde que comenzaron las protestas a finales de 2016 es la exigencia de mejoras en el Cuerpo. Unas reivindicaciones que los funcionarios mantienen tan vivas como el primer día y que se resumen en las tres 'R': la reducción de una jornada laboral que con 1.822 horas anuales es la más alta del país; la reclasificación profesional del grupo C2 a C1 para tener la categoría de bomberos especialistas como establece la Ley de Emergencia de Andalucía para así equipararse, también económicamente sin necesidad de trabajar más horas, al resto de profesionales de la región; y la redacción de un nuevo reglamento que actualice el vigente desde 1959 y evite que el servicio se organice a golpe de circulares.

«Las reivindicaciones son las mismas porque nada ha cambiado desde entonces», expone el portavoz del Sindicato Andaluz de Bomberos (SAB), Pedro Pacheco. Ni la adquisición de nuevos vehículos, ni la reforma del parque central de Martiricos ni la convocatoria de 20 plazas para suavizar el déficit de efectivos que arrastra la plantilla han servido para rebajar la tensión. En este sentido, el representantes de los bomberos relata una serie de cuestiones «de peso» que les han conducido a esta situación: «La falta de plantilla, que provoca que ni siquiera se cumplan los servicios mínimos; la falta de personal médico para atender la ambulancia de bomberos; la privatización de la gestión de las llamadas de emergencia, los parque de bomberos cerrados como el de Campanillas, la carencia organizativa con un reglamento interno de la época franquista, el desmantelamiento de la unidad de rescate; o la destrucción de la escala de mandos obligando a hacer funciones de superior categoría en vez de ofertar las plazas».

Tanto el cambio de categoría como el recorte de la jornada laboral son cuestiones que deben negociarse en la mesa del convenio colectivo del Ayuntamiento con todos los sindicatos, en la que apenas se ha avanzado después de una treintena de reuniones. La plataforma presentada por el Área de Recursos Humanos contempla la reclasificación de bomberos y cabos mediante promoción interna, pero el resto de propuestas no convencen a la mayoría de sindicatos, por lo que el acuerdo de funcionarios sigue empantanado a pesar de que debía estar vigente desde enero de 2018. En cuanto al reglamento, la Jefatura acaba de terminar la elaboración del documento, aunque los sindicatos le afean que lo haya hecho «sin consenso». En definitiva, que todo sigue igual.

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