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Viernes, 8 de mayo 2020, 01:39
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El ingenio de muchas personas es superlativo. Que se lo digan a José Salazar, profesional de Asitur, que con su grúa está en primera línea ofreciendo cobertura desde que comenzó el confinamiento. Al pie del cañón, como se dice. Este trabajado cuenta que el día a día ha cambiado mucho, incluso narra una historia curiosa a este periódico: «Tengo muchas anécdotas. Un cliente fingió un robo de batería. Cuando fue a atenderle vi que estaba la batería en el maletero, y me confesó que lo que quería era irse a su segunda residencia montado en la grúa, aprovechando la excusa de que muchos talleres estaban cerrados».
Salazar saca pecho por su empresa, que les ha cuidado desde el primer momento: «Nos ha dado todo el material correspondiente para realizar nuestro trabajo. En nuestro oficio es engorroso utilizar todo este tipo de cosas, pero es momento de ser responsables».
El fin del confinamiento parece que llega, y Salazar aprovecha para mandar un mensaje de responsabilidad a la sociedad: «Hay que ser responsables. El tiempo que he estado trabajando he visto de todo. Gente que no respeta las normas, y todos tenemos que ser más respetuosos si queremos erradicarlo».
Y bajo el manto de la concienciación, también lo traslada a algunos clientes: «Muchas veces vamos a arrancar coches que no tienen lógica, porque no van a ser usados. Tenemos que trasladarnos y exponernos en situaciones que no toca. También es complicado hacer un largo recorrido, hasta Sevilla por ejemplo, y no encontrar nada abierto para tomar un café o descansar» razona.
Sobre las medidas nuevas, cuenta algunos ejemplos: «Hay muchos coches, y no sabemos nada de los propietarios, tenemos que tener mucha precaución. No entramos en los talleres, y ahora los clientes ya no firman en el parte de trabajo. Llevamos dos bolígrafos, entre otras cosas. Ha cambiando radicalmente la manera de trabajar».
Poco a poco se ve la luz, pero nada de esto hubiese sido posible sin personas como José Salazar, que estuvieron y están en primera línea.
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