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Una calle del Centro, completamente vacía tras el cierre de los comercios. Salvador Salas

El cierre de los comercios en Málaga deja un Centro mudo y de calles vacías

Los empresarios lamentan que el cierre adelantado de los negocios supone la puntilla para el sector. Ni siquiera los esenciales registraron ayer buenas ventas

Juan Soto

Málaga

Martes, 10 de noviembre 2020, 21:59

Cuando la luz aún clarea entre los edificios, la ciudad se quedó muda. El adelanto del cierre de los comercios, bares y restaurantes dejaron este ... martes una estampa inusual de calles vacías, escaparates apagados y rejas bajadas. La entrada en vigor de las nuevas restricciones horarias impuestas por la Junta de Andalucía para tratar de contener al coronavirus ha llenado de incertidumbre a los comerciantes, que acumulan nueve meses de pérdidas y apenas han vendido durante esta primera jornada de anormalidad.

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En sus más de 150 años de historia, Zaldihogar nunca había bajado la persiana a una hora tan temprana. El negocio dirigido por Clemente Solo de Zaldívar, uno de los comerciantes con más trayectoria del Centro, ha resistido una Guerra Civil y numerosas crisis económicas, pero ninguna como esta. «Está provocando mucha incertidumbre entre los pocos comercios que quedan en el Centro», resume. Para este profesional, que sigue al pie del cañón varios años después de su edad de jubilación, el verdadero problema de cerrar a esta hora tan temprana es que provocará que los clientes se queden en sus casas. «Por las mañanas se trabaja un poco mejor, pero por la tarde ya no venía casi nadie; por lo que tenemos que valorar si merece la pena abrir por las tardes», razonaba.

El panorama lo ve igual de negro Manuela Cuéllar, propietaria desde hace 44 años de la tienda de moda Ricardo. «Creo que sois las primeras personas que entran en la tienda esta tarde», afirma preocupada cuando son cerca de las 18 horas. «Aquí hemos vivido crisis muy duras, pero ninguna como esta porque no pasa nadie por la calle», valora. Esta empresaria, que incluso decidió no cerrar a mediodía para crear ambiente de compras en el Centro, teme que esto no acabará pronto. «La gente tiene mucho miedo, y en mi caso dicen que no quieren comprar nada porque no van a salir a la calle».

Con puntualidad británica, todos los comercios no esenciales bajaron ayer la persiana a las 18 horas, aunque el grueso de los clientes ya se habían ido mucho tiempo antes. En las céntricas calles Larios y Nueva, epicentro comercial de la ciudad, apenas quedaron abiertos un par de comercios y porque surten artículos de primera necesidad (como productos infantiles o reparación de teléfonos móviles). De hecho, a esa hora una patrulla de la Policía Local recorría las calles para comprobar que los cierres se efectuaban sin ningún tipo de incidentes.

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En esta primera jornada de anormalidad sorprendió que los vendedores de la ONCE siguieran vendiendo después de las 18 horas. Aunque se trata de un negocio no esencial, los trabajadores habían recibido la orden de continuar su jornada con normalidad hasta las 20 horas. Finalmente, los agentes les invitaron a cerrar los puntos de venta porque su actividad no viene recogida en el decreto de la administración andaluza. Por contra, los negocios que venden productos alimenticios, los supermercados e incluso los puestos de castañas sí están autorizados a trabajar hasta el toque de queda.

MIgUE FERNÁNDEZ

La imagen que se quedó tras el cierre y el silencio en determinadas calles y callejones hizo a algunos malagueños retrotraerse a tiempos pasados. Tanto que algunos como Inés Sanjuan, una residente del Centro, aseguraba sentir miedo. «Esto me recuerda a los años 80, cuando todos los comercios cerraban a las ocho y después nadie se atrevía a salir a la calle». Aunque espera que el cierre sea temporal y se recupere la normalidad dentro de dos semanas, no las tenía todas consigo: «Todos somos un poco responsable de lo que está pasando, pero no creo que las tiendas tengan la culpa sino las personas».

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A pesar de que diferentes comercios pueden seguir abiertos hasta las 22 horas, el cierre del grueso de la actividad se notó en el resto de establecimientos, ya que los supermercados, farmacias y tiendas de alimentación apenas registraron visitas. «Los políticos quieren que la gente no salga de su casa, y el problema es que van a conseguir hundir la economía por completo», razonaba Álvaro Fuentes, propietario de un pequeño local de alimentación.

Y por esto mismo, las asociaciones de comerciantes han reclamado a la Junta un plan de rescate similar al que solicitan otros sectores turísticos. En boca de la confederación Comercio Andalucía, estas nuevas limitaciones «son absolutamente desproporcionadas y van a suponer la puntilla para el comercio de cercanía, que lleva una caída de ventas acumulada durante la pandemia de un 50% aproximadamente». Aseguran que el pequeño comercio no comprende cómo se penaliza de esta manera a este sector cuando se existen otras actividades que aparecen como los mayores focos de contagio en la actualidad.

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