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Casa Ceferina está en la calle Lagunillas. Francisco hinojosa
Cierra Casa Ceferina, la tienda de ultramarinos más antigua de Málaga

Cierra Casa Ceferina, la tienda de ultramarinos más antigua de Málaga

El establecimiento abrió en 1895 en la calle Lagunillas y acaba de bajar la persiana por la jubilación de uno de sus propietarios

Juan Soto

Málaga

Jueves, 10 de diciembre 2020, 00:19

El comercio de Málaga ha escrito un nuevo capítulo negro en su historia. Casa Ceferina, la afamada tienda de ultramarinos del barrio de Lagunillas, ha bajado la persiana y ha dejado huérfanos a compradores de toda la provincia. El negocio remontaba sus orígenes al año 1895 y tenía el privilegio de ser el más antiguo de su tipo en Málaga.

La tienda fue abierta por Ceferina Ramos y su marido, «el jefe», al que en el barrio llamaban 'El Cateto'. Tras el fallecimiento del cabeza de familia, la tienda pasó a manos de Rafael Hidalgo, el hijo de ambos, que dirigió el negocio junto a dos jóvenes empleados que, a la postre terminaron quedándose con el establecimiento: Francisco Ferrer y José Martos. Hoy, 50 años después de hacerse cargo, han decidido poner el punto y final empujados por la crisis, el estado de salud de uno de ellos y la jubilación del otro. «No es ni por uno, ni por otro motivo; es por un cúmulo de cosas», confiesan ambos.

En plena vorágine del cierre, y sin apenas tiempo para pensar en lo que dejan atrás, los propietarios confiesan que la crisis lo ha trastocado todo, y que el comercio no está pasando por un buen momento. En su caso concreto ha influido de forma decisiva la operación a la que ha tenido que someterse uno de ellos tras caerse de una escalera mientras estaba trabajando en el propio local.

Paco y Pepe, en el interior del negocio, en una foto de archivo. Francis silva

Tras toda una vida detrás del mostrador, Pepe y Paco ('los niños', como aún los conocen en el barrio) sólo tienen palabras de agradecimiento para los vecinos y amigos que tanto les ha dado desde el otro lado y les han acompañado durante toda una vida, de generación en generación. De hecho, Pepe comenzó a trabajar en la tienda con apenas 13 años, y lo hizo precisamente sustituyendo a su compañero Paco cuando se tuvo que marchar a hacer la mili en los años 70.

Casa Ceferina era un negocio que parecía seguir anclado en el pasado, con una decoración fiel a la original y en donde se podía encontrar prácticamente de todo. Sus clientes podían adquirir jamones ibéricos, quesos, embutidos de todo tipo, dulces, galletas, vinos, licores y refrescos, y hasta el local acudían personas de toda la capital por su buena calidad-precio. Además, numerosos restaurantes del Centro recurrían a ellos para surtirse de productos de la más alta calidad.

Fieles a la tradición que imperaba antaño, Pepe y Paco contaban con una libreta para fiar a los clientes de toda la vida, e incluso al contrario: numerosos clientes les dejaban los cambios de la compra de todo el año para hacer una especie de hucha que canjeaban en fechas navideñas. Para los propietarios, el secreto del negocio se ha basado siempre en tres pilares básicos: «calidad, precio y buen servicio».

Referencia en Lagunillas

Casa Ceferina ha sido una referencia en el barrio a lo largo de toda su vida; de hecho, antes no cerraban ningún día de la semana y era un espacio al que acudían de forma habitual los residentes en barrios colindantes. Recuerdan que antes el barrio era como un mercado grande con todo tipo de comercios, aunque la proliferación de supermercados les hizo algo de daño.

En sus más de cien años de vida no han tenido que cerrar nunca, ni siquiera durante la Guerra Civil, ya que allí se repartían las cartillas de racionamiento. Sus propietarios sólo temieron por su supervivencia en una ocasión: cuando el Ayuntamiento expropió el bloque en el que se ubican, aunque finalmente dio marcha atrás y pudieron seguir allí. «El verdadero secreto es mantener los precios, dar ofertas y fidelizar al cliente», confiesan.

¿Y a partir de ahora, qué? De momento ningún familiar se ha atrevido a darle continuidad al negocio, aunque al hijo de Pepe le atrae la idea de mantener el nombre de Casa Ceferina y abrir una charcutería selecta en algún lugar del Centro. Aunque de momento es sólo una idea y el coronavirus ha retrasado sus planes, avanza que sería un gran homenaje a los fundadores, a su padre y a su socio Paco.

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