«Envié la nota con el paquete desde Holanda porque me hacía ilusión que fuera a Málaga»
Valeria Quintero, que trabaja en una empresa de paquetería en los Países Bajos, mandó la carta en un pedido porque echaba de menos su ciudad
Se ha cerrado el círculo. Este periódico publicó el pasado miércoles, 10 de agosto, un reportaje sobre la curiosa carta que una trabajadora malagueña anónima en Holanda introdujo en un paquete con destino a Málaga ... , en la que contaba a los destinatarios cuánto echaba de menos su ciudad. Tras ver su historia reflejada en la web de SUR.es, la autora se puso en contacto para presentarse y para conocer a Francisco López y Marta Nieto, las personas que recibieron su nota manuscrita y decidieron hacerla pública.
Para Valeria Quintero, «el verano empezó antes de ayer», esto es, el día que llegó de vuelta a casa de vacaciones. Tiene 21 años y apenas lleva dos meses en Holanda junto a su novio, Carlos Barrero, de 25. Se siente orgullosa de ser «de Málaga de toda la vida», del barrio de Huelin. La decisión de emigrar fue «improvisada, de un día para el otro». Empezaba el verano, el trabajo estaba difícil y vieron una oferta de trabajo. «Decidimos irnos y probar suerte».
De un día para otro
Pocos días después llegaban a Overijssel, una región que tiene a Enschede como capital de referencia, «una ciudad universitaria donde vive mucha gente joven y hay muy buen ambiente». Aunque en realidad el alojamiento lo tienen en la vecina Alemania, a dos minutos andando de la frontera, trabajan y hacen vida en Holanda, por lo que todos los días cruzan de un país al otro para ir de casa al trabajo.
La joven protagonista de esta historia estudio bachillerato, y le gustaría dedicarse a la peluquería, aunque asegura que para eso hace falta dinero: «Lo he intentado varios años en la pública pero no hay manera de entrar, así que mientras tanto ahorro, o igual me adapto a vivir en Holanda y estudio allí».
La joven y su novio se mudarán por un tiempo indefinido a Holanda, por las buenas oportunidades de empleo de aquel país
Su novio es técnico informático y de sonido, una profesión en la que, a priori, se supone que tendría posibilidades de trabajar en Málaga o la Costa del Sol. Pero la realidad que describe es bien diferente: empleos sin cobrar durante meses y otros tantos de autónomo con poco éxito, hasta que acabó de teleoperador.
«Ahora estoy aprendiendo holandés para buscar un trabajo de lo mío allí, donde hay muchos festivales de música y fiestas, y hacen falta técnicos». Aunque, en realidad, Barrero asegura que allí hay muchas oportunidades laborales. «Hemos empezado desde cero pero hay ofertas para hacer de todo, hay mucha demanda de personal y muy poca población, no hay la saturación de gente de aquí».
De momento, están en una empresa de trabajo temporal, que es la que les proporciona el alojamiento y el empleo en un almacén de logística de ropa. Ella está en la zona de paquetería para particulares, empaquetando pedidos... Y así es como se le presentó la oportunidad de la carta.
Una carta de amor a Málaga
Un día próximo ya al fin de semana, después de muchas horas delante del mostrador, imprimió la etiqueta de uno de los pedidos y pudo ver que iba destinada a Málaga. «Me tomé un minuto para escribir la nota porque me hacía ilusión, me dije: '¡Qué guay poder mandar un mensaje que cruce Europa y llegue a mi tierra'!», relata. «Me salió sobre la marcha, supongo que fue una canción lenta de la radio –hay música mientras trabajan– que me puso nostálgica y me dio la inspiración».
Para ella, también fue una forma de conectar de nuevo con sus orígenes: «Cuando estás en el norte siempre echas de menos Málaga y Andalucía». Tanto es así que se han comprado una bandera blanca y verde que van a colgar en la casa en su próximo destino.
La joven confiesa que no tenía intención de recibir respuesta, ni siquiera sabía que su mensaje se había hecho viral. «Me ha hecho mucha ilusión ver que llegó bien y que alguien lo ha leído, aunque también tenía miedo a que el destinatario se lo tomara a mal, porque había visto su dirección, o a que me pudiera repercutir; pero decidí arriesgarme».
El encuentro
Valeria quiere aprovechar su breve estancia en la ciudad para conocer en persona a la familia que recibió su particular mensaje en una botella. Francisco López y Marta Nieto, que fueron los receptores, también han manifestado que les gustaría saludar a la persona que les dio aquella bonita sorpresa. Por mediación de SUR, ambas partes han intercambiado ya los teléfonos y tienen previsto contactar estos días.
Como trabajan para una ETT, en estos momentos Valeria y Carlos están desempleados, pero volverán en un par de semanas porque saben que les van a reasignar en otro proyecto, ante las graves carencias de mano de obra que hay en Holanda. «Hemos pedido que sea en la misma zona, donde ya conocemos gente, pero iremos a donde nos toque, por la experiencia de conocer otros sitios».
En lo que no piensan de momento es en volver. «Allí estamos muy bien, hay una alta calidad de vida, es muy seguro e incluso con el salario mínimo puedes permitirte salir un fin de semana y coger un avión para ver a la familia».
El idioma tampoco es un problema porque ambos se manejan perfectamente en inglés, y allí todo el mundo lo habla. «Son personas muy agradables pero más fríos que nosotros, les falta arte», bromea Carlos. A finales de mes se irán en una furgoneta, para poder hacer la mudanza hacia su nueva vida en el corazón de Europa.
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