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Lunes, 18 de marzo 2019, 16:34
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Se llama Bird (pájaro, en inglés) y el pasado sábado se convirtió en la séptima empresa de alquiler de patinetes eléctricos que aterriza en Málaga (tras Voi, Lime, Wind, Tier, Ufo y Eskay). Lo ha hecho inicialmente con una flota pequeña, de cien vehículos, y, para hacer frente a las críticas de vecinos y personas con movilidad reducida por su uso indiscriminado en las aceras, pretende diferenciarse de la competencia precisamente por mantener una vigilancia y un control estrecho sobre la ubicación de sus unidades, y dar una respuesta rápida en el caso de que estorben.
«Estamos muy ilusionados, Málaga es una ciudad muy relevante en España porque se mueve mucho en planes de sostenibilidad, es un punto clave», explica Yenia Zaba, responsable de comunicación de la compañía estadounidense. De hecho, esta ha sido la segunda urbe española donde se implantan, sólo por detrás de Madrid. La operadora pretende hacer una implantación sostenible, en función de la mayor o menor demanda en cada momento, por lo que esta sube o baja en cada momento: «Somos muy flexibles para ser una solución y no un problema en la ciudad».
Preguntada sobre las quejas ciudadanas sobre el mal uso de los patinetes, Zaba esgrime varias medidas para reducir su impacto, entre las que destaca el hecho de que todas las unidades se recogen por las noches para que no molesten, en colaboración con una empresa local que les apoya con la gestión de la flota, y que ha creado diez empleos directos para este fin. Estos se reparan, limpian y recargan para volver a ponerlos en circulación a la mañana siguiente. Asimismo, en momentos puntales se restringen desde la aplicación las zonas con mayor afluencia de gente para evitar riesgos hacia los peatones. La portavoz de Bird aboga por una coordinación permanente con el Ayuntamiento, para mejorar la gestión en grandes eventos y servir de apoyo a la movilidad, aportando más vehículos si es necesario.
Pero, sobre todo, Yenia Zaba destaca la existencia en Málaga de lo que da en llamar «equipo de observación de aves» (es una metáfora que juega con su nombre, Bird). Son colaboradores que durante el día hacen un seguimiento en tiempo real de toda la flota, controlan que los patinetes estén bien aparcados, recolocan los que se dejen en lugares no apropiados y levantan los que se puedan haber caído, entre otras tareas. Además, en cada patinete hay una pegatina con un número de teléfono de atención ciudadana, y Zaba asegura que en menos de una hora se acudirá a atender la incidencia.
La compañía también tiene un programa de educación cívica para los usuarios, que promueve la conducción responsable y pretende convertirlo en un elemento cotidiano de movilidad en el entorno urbano. El precio es el mismo que en casi todas las demás marcas que ya operan en la capital costasoleña: un euro para el desbloqueo y 15 céntimos por minuto.
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