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Un operario procedía en la mañana de ayer al tapiado de la entrada de una de las viviendas. MIGUE FERNÁNDEZ
El Ayuntamiento de Málaga ejecuta la orden de desalojo del edificio incendiado de Cabriel, 27

El Ayuntamiento de Málaga ejecuta la orden de desalojo del edificio incendiado de Cabriel, 27

Antes del miércoles tendrán que salir todos los vecinos de sus viviendas, que ayer comenzaron a ser tapiadas para evitar nuevas ocupaciones

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Sábado, 25 de agosto 2018, 00:59

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Los vecinos del edificio situado en la calle Cabriel, número 27, en la barriada de La Palmilla, comenzaron ayer a dejar sus viviendas. Urbanismo decretó a principios de mes el desalojo de los vecinos, al constatar que el edificio no cumple los mínimos de salubridad y seguridad, sobre todo después del último incendio, ocurrido a mediados de julio. El Ayuntamiento ha dado seis días de plazo para el desalojo de las viviendas, que comenzó este miércoles y hasta el próximo miércoles día 22. Ayer mismo, operarios, acompañados por una pareja de policías locales, comenzaron a tapiar las primeras viviendas ya desocupadas, para evitar que puedan producirse ocupaciones ilegales tras estos desalojos.

Los primeros vecinos han ido dejando sus viviendas sin mostrar resistencia, sacando sus pertenencias y con la esperanza de un rápido realojo en alguna vivienda social. El Instituto Municipal de la Vivienda acordó una ayuda extraordinaria de 2.950 euros para que las familias del bloque afectadas por la orden del desalojo puedan pagarse un alquiler. La entrega del cheque, que realizaba un funcionario municipal, suponía la salida inmediata de la vivienda. Al mismo tiempo, un grupo de albañiles comenzaba con las tareas para tapiar la puerta de entrada. Algunas familias que no habían desalojado del todo la vivienda pidieron algo más de tiempo, hasta la semana próxima.

El edificio está afectado por un expediente de expropiación, por el mal estado del inmueble. Una situación que se agravó a mediados del pasado mes de julio, cuando un incendio que se originó el hueco del ascensor afectó a una vivienda y obligó al desalojo de todo el edificio. Pero, según los vecinos, han sido más de doce los incendios que ha habido en los últimos años en el bloque, propiedad de la Junta de Andalucía. Cuando culmine el proceso de expropiación, los propietarios legales serán indemnizados. Pero algunos señalaron ayer que no quieren el dinero, sino una vivienda. Tras el desalojo del edificio, el Ayuntamiento procederá a su rehabilitación integral, valorada en más de seis millones de euros para convertirlo en un espacio híbrido en el que convivirán diferentes servicios sociales y viviendas en régimen de alquiler para jóvenes.

«Los puentes ya están ocupados, ¿dónde nos vamos a meter?»

En la entrada del edificio de la calle Cabriel, algunos vecinos mostraban su impotencia y reclamaban una vivienda digna donde poder vivir, después de verse desalojados del piso que han ocupado durante décadas. María es de las pocas propietarias, adjudicatarias en su día de una vivienda social «que nos dio Franco» y que luego pasó a la Junta de Andalucía. Los vecinos tienen que sortear un gran charco de agua para entrar o salir con bolsas, muebles o electrodomésticos. Las escaleras, estrechas y oscuras, llevan a las plantas de este edificio de 13 alturas, sin ascensor ni luz. Mari Carmen, que vive en la planta 12, ha pedido más tiempo para desalojar el piso, en el que vive con dos niñas. Lo compró hace un tiempo, pero «sin papeles», por lo que espera que le den otra vivienda. Hasta entonces, estará en casa de unas amigas porque «no he encontrado nada para alquilar». Ana, que vive en un quinto con dos hijos, tendrá que irse a Benamocarra, el pueblo del que salió siendo muy joven para buscarse la vida en la capital. «Fui de las primeras en llegar aquí, venía de Ancha del Carmen; ahora nos echan a la calle con lo puesto, me veo durmiendo en la plaza del pueblo, porque no tengo dónde ir», lamentaba ayer, mientras sacaba sus pertenencias.

María es otra de las vecinas 'de toda la vida'. Varios de sus hijos también han vivido en este edificio. Esperaba a alguno de ellos para que la llevara a cobrar el cheque de 2.950 euros, la ayuda municipal de urgencia para buscarse un alquiler. Antonia y su marido, Sergio, 'el Funes', comparten conversación centrada en sus penalidades. «Los puentes ya están ocupados, ¿dónde nos vamos a meter tantas familias?», preguntaba el hombre, rodeado de algunos de sus nietos. El matrimonio se irá de momento a Granada, con una hija.

Más contundente era la postura de Estefanía, madre soltera con cuatro niñas pequeñas. «Estoy desesperada, no tengo dónde ir, y en la calle no me voy a quedar. En cuanto tapien, doy una patada y me vuelvo a meter en el piso», decía. Vive en una planta 11, con su madre y otra hermana. Para Ignacio, un joven paraguayo, el edificio «no está tan mal» como para desalojarlo. Con su pareja, Verónica, se ha buscado una habitación para vivir. El piso lo compró hace unos seis años, cuando llegó sin trabajo y esta fue su mejor opción para vivir en Málaga.

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