Borrar
FRANCIS SILVA

El arte de la albañilería tiene esencia paleña

El ilustre concurso del barrio marinero, que este año celebraba su 55 edición, ha acogido a 32 cuadrillas de obreros procedentes de diferentes puntos de la provincia y del territorio nacional

ANABEL NIÑO

Domingo, 25 de septiembre 2022, 16:45

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El Concurso de la Peña el Palustre es para los albañiles lo que para los más futboleros supone un encuentro de Champions League entre los clubes más reseñables de las competiciones europeas. Este evento no se ha llegado a internacionalizar -de momento- pero durante más de cinco décadas de historia ha pasado de ser un acontecimiento que cada mes de septiembre acogía un barrio marinero, a contar con cuadrillas de obreros procedentes de diferentes puntos de la provincia de Málaga y del territorio nacional, como Extremadura o Cataluña. Los participantes se convierten durante unas horas de trabajo en verdaderas estrellas de la albañilería, analizados no solo por los miembros que componen el jurado sino por numerosas personas de todas las edades que contemplan los avances que se van produciendo a lo largo de la mañana.

«Esta cuadrilla es la que va más avanzada de todas», comentaba una pareja mientras observaba las labores de los albañiles, que dieron comienzo a las ocho de la mañana de este soleado domingo con la entrega de los planos para su previo análisis y posterior ejecución. Para esta ocasión la figura presentaba una mayor dimensión perimetral, a diferencia de otros años, donde lo que primaban eran las formas más elevadas, estando compuesta por tres arcos inclinados con un alabeo y que deben unirse en un punto intermedio. «La clave está en haberlo replanteado perfectamente bien, de modo que tenga sus inclinaciones y que el desplazamiento que deben de tener hacia fuera las jambas de los arcos sea correcta. Esto hace que tenga el encuentro perfecto en las tangentes de los tres arcos. Haciéndolo bien, se queda, si falla algo va para abajo», explicaba entre risas Manuel Peláez Santiago, cofundador del concurso y cuyo nombre del mismo se ha rebautizado este año en su honor.

FRANCIS SILVA
Imagen principal - El arte de la albañilería tiene esencia paleña
Imagen secundaria 1 - El arte de la albañilería tiene esencia paleña
Imagen secundaria 2 - El arte de la albañilería tiene esencia paleña

Fue él, junto a su hermano Demófilo Peláez Santiago, quien impulsó esta competición, que nació en el año 1967 con el impulso de la propia Peña el Palustre -fundada también en el mismo año-. Los propios miembros de la asociación, que en su mayoría se dedicaban a la albañilería, comenzaron a realizar una especie de campeonato entre ellos, en el que proponían una figura y quien la ejecutase mejor, se hacía con la victoria. «La idea y el funcionamiento del concurso se sigue manteniendo a día de hoy, pero con una proyección mucho mayor», destacaban desde la propia comunicación del evento.

Inicio de los trabajos

Tras un breve estudio, los obreros agarraban sus herramientas, haciendo uso de los materiales que el propio concurso les facilitó de manera equitativa, para que todos compitiesen en igualdad de condiciones, dando comienzo así la cuenta atrás para la completación de los trabajos. Como bien informaba el propio jurado, el trabajo únicamente se consideraría finalizado tras la retirada de cualquier elemento de sustentación -puntales, tableros, apoyos o macizos de yeso- así como la limpieza de la totalidad de la parcela de trabajo. Una vez concluidos los trabajos, entraría en juego la valoración del jurado, configurado por arquitectos, arquitectos técnicos y constructores, y que únicamente evaluarían las figuras que estuviesen completamente finalizadas. «Nosotros no valoramos aquellas que se hayan caído o que muestren unas deformaciones visibles muy grandes.», precisaba Demófilo Peláez Postigo, presidente del jurado del concurso. Continuaba destacando que una vez se realice ese primer cribado, se comienza a valorar la exactitud y la forma de replanteo: «Debe estar precisa de medidas porque te puedes llevar la sorpresa de que figuras que aparentemente están bien, luego no lo están porque tienen unos desfases de varios centímetros con respecto al plano», apuntaba Peláez, quien a falta de una hora para finalizar el concurso, se mostraba preocupado ante la falta de atención sobre una de las juntas de yeso de la estructura, clave para una correcta ejecución de la misma.

Galería. El concurso, en imágenes
Galería. El concurso, en imágenes Francis Silva

Los 32 participantes comenzaban así sus cinco horas de trabajo -30 minutos más de lo estipulado en un principio- bajo un sol que con el paso de los minutos se hacía cada vez más sofocante. Muchos de ellos emplearon gran parte de su tiempo en armar y recortar la estructura auxiliar, la misma sobre la que se colocaron ladrillos en un formato curvo que aumentaba aún más la dificultad y que posteriormente quedaría retirada para comprobar si la figura se mantenía o no en pie. Algunas cayeron al suelo ante las miradas de los asistentes que lamentaban lo sucedido, mientras en otro punto de la Plaza del Padre Ciganda rompían los aplausos porque la obra quedaba a simple vista finalizada con éxito o como muestra de apoyo a aquellos albañiles que decidían retirarse ante la falta de tiempo.

A las 13.00 horas el jurado paraba los trabajos para comenzar la deliberación de las 13 figuras que habían sido realizadas de manera correcta y que se sostenían sin ningún tipo de soporte, y cuya decisión se extendió de manera considerable. Finalmente se decidió que el ganador de esta 55ª edición fuese la cuadrilla número 26, compuesta por el oficial José Manuel Aliaga, y el ayudante Jorge López, de Benalmádena Costa, quienes además de ese primer premio y sus respectivos trofeos, recibieron un importe metálico de 6.000 euros.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios