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Viernes, 25 de mayo 2018, 00:46
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La tensión va a más en Arraijanal, donde continúan los activistas que defienden la conservación del único espacio virgen del litoral malagueño. Ayer se pasó de un desalojo al alba rodeado de un amplio dispositivo policial que se ejecutó sin el menor incidente a una pequeña concentración de repulsa por la tarde que se saldó con dos detenidos tras un forcejeo con los agentes a cuenta de unas pancartas. Mientras tanto, las obras de la futura Academia del Málaga siguen a su ritmo.
La jornada comenzó bien temprano. Poco antes de las ocho de la mañana, una treintena de efectivos de la Policía Local y un amplio operativo de Limasa compuesto por una excavadora, dos camiones cuba y varios vehículos de recogida de residuos se adentraba en los terrenos para desmantelar el campamento que desde hacía varias semanas tenían montado los activistas para controlar las obras del centro deportivo. No ha sido el único asentamiento, y por lo que dejan ver los ecologistas, tampoco será el último. El desalojo se desarrolló sin incidentes, de manera pacífica, aunque las seis personas que en ese momento se encontraban allí fueron denunciadas por acampada ilegal y por hacer hogueras en zona prohibida.
«Han llegado y nos han dicho que cogiéramos lo que necesitáramos porque iban a tirarlo todo, mientras la policía nos pedía la documentación y nos requisaba los teléfonos móviles», relataba uno de los activistas que se encontraba en el campamento, quien precisó que la actuación policial la esperaban desde que el miércoles vieron a un inspector de Limasa revisando el lugar para valorar el dispositivo necesario de la empresa de limpieza.
Con éste, ya son seis los cambios de ubicación que los miembros de esta plataforma ecologista han sufrido desde que hace dos meses se instalaron en Arraijanal. En cualquier caso, lejos de echarse atrás se mantienen firmes en sus argumentos. «Vamos a seguir luchando hasta el final, siempre desde la legalidad, para defender este paraje natural, que es el único dueño virgen que nos queda en Málaga», advertían. «Vamos a reorganizarnos y en asamblea decidiremos los pasos a seguir», añadían.
Y el primer paso que dieron fue instalarse con algunas pancartas y enseres (sillas, cajas con alimentos,...) junto a los eucaliptos más próximos a la calle Doña Clarines y convocar una concentración para las seis de la tarde en señal de protesta. Justo a esa hora, cuando apenas había una decena de personas, llegaron dos patrullas de la Policía Local con la intención de frenar cualquier nuevo intento de acampada. Los agentes pidieron a los asistentes que retiraran las pancartas colocadas en la valla que delimita la zona de obras de la Academia del Málaga. «Lo quitáis vosotros o lo quitamos nosotros», advirtió un policía. Unos de los activistas, que llevaba pasamontañas, se negó y se inició un forcejeo que desembocó en su arresto.
Cuando era trasladado al vehículo policial, otra chica intentó evitarlo, siendo reducida y esposada por los agentes en medio de las protestas de la veintena de personas que en ese momento ya se encontraban en la zona. En vista del cariz que iba tomando la tarde, la Policía Local reforzó su presencia con un furgón del Grupo Operativo de Apoyo (GOA), aunque los efectivos no llegaron a intervenir más allá de tomar posiciones junto a la valla. Mientras tanto, los ecologistas buscaron el cobijo de otro eucalipto para analizar la situación y plantear nuevas medidas de presión, como una manifestación.
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