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El piso ha sido reformado con la financiación de la Fundación Unicaja. Germán Pozo
Alcer reforma el piso que aloja a pacientes renales mientras reciben tratamiento en Málaga

Alcer reforma el piso que aloja a pacientes renales mientras reciben tratamiento en Málaga

La cocina de esta vivienda ha sido adecuada para el uso de los enfermos y familiares que se desplazan a la capital y que carecen de recursos económicos

ELENA CABEZA

Málaga

Martes, 25 de septiembre 2018, 18:01

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La Asociación para la lucha contra las enfermedades renales de Málaga (Alcer) puso hace un año un piso en calle Gordon, número 18, a disposición de los pacientes renales crónicos de fuera de la capital para que pudieran alojarse durante el tiempo del tratamiento. Esta vivienda, pensada para los enfermos y familiares que se desplazan a Málaga y que carecen de recursos económicos, ha sido reformada actualmente con la financiación de la Fundación Unicaja y con la recaudación obtenida en el Festival Solidario 'Soles de Málaga', del Distrito Cruz del Humilladero.

Durante la presentación de la adecuación de la cocina del piso, que ha tenido lugar este martes, la presidenta de Alcer- Málaga, Josefa Gómez, ha estado acompañada por la responsable del área de Solidaridad Social y Educación de la Fundación Unicaja, Ana Cabrera, representantes del Hospital Regional Universitario de Málaga, y la concejala del Distrito de Cruz del Humilladero, Teresa Porras. Así, Gómez ha explicado que Alcer-Málaga contemplaba desde hace mucho tiempo la necesidad de crear este servicio de alojamiento temporal, «ya que el Hospital Regional Universitario de Málaga es líder en trasplantes renales y muchos pacientes y sus familiares se ven obligados a hospedarse en hoteles, hostales, o incluso a dormir en los pasillos del hospital al carecer de recursos económicos suficientes para afrontar la estancia». Esta necesidad se vio materializada hace un año gracias a la donación del piso por parte de la familia Boj-Montañez y a la colaboración de muchas asociaciones y entidades que han puesto un granito de arena para que los pacientes tengan una estancia «en las mejores condiciones posibles».

El piso se distribuye en dos habitaciones, donde se alojan dos familias de manera independiente, que comparten el baño, la cocina y el salón. Todos los equipamientos de la vivienda han sido donaciones de otros pacientes renales o bien de asociaciones. El tiempo máximo que las familias pueden pasar en el piso es de un mes, para que así haya una rotación. Debido a la alta demanda de la vivienda, los criterios de selección de los enfermos que se alojan en el piso los lleva a cabo la unidad de trabajo social del Hospital Regional Universitario, que valora cada caso y posteriormente los deriva a Alcer. «Uno de los requisitos para poder acceder al piso es el nivel económico de la familia, es decir, siempre prevalece el paciente que carece de estos recursos», afirma la presidenta de Alcer, quien asegura sentirse «muy orgullosa» de la atención integral que la asociación presta a los enfermos.

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