El alcalde Fernando Guerrero Strachan sigue vivo en el cementerio de San Miguel
El Ayuntamiento de Málaga honra la figura de uno de los personajes más interesantes de la ciudad, que proyectó la centenaria Casona del Parque y que acabó dirigiéndola
Dicen que nadie es profeta en su tierra, que España es a veces, madre, y otras, madrastra. Pero lo cierto es que en los últimos ... tiempos unos de los arquitectos más prolíficos de esta ciudad ha sido recordado como se debía. Hablamos del insigne Fernando Guerrero Strachan, de una saga de arquitectos que tuvo el protagonismo que merecía cuando la Casona, obra que culminó junto a Manuel Rivera Vera, cumplió el centenario de su edificación en la avenida de Cervantes en 2019.
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En el zaguán del Ayuntamiento, preciosa palabra viejuna que rescató con acierto del subsuelo del diccionario de la RAE el alcalde Paco de la Torre para denominar la entrada o hall, se le recordó el día en el que se inauguró la nueva sede de la casa consistorial, que hasta la fecha había estado rodando por Málaga en varios edificios.
Más tarde, el año pasado, el Colegio de Arquitectos, maravillosa sede que también proyectase Guerrero Strachan cumplía un centenario, y se han venido organizando diferentes actos en su honor, que se han extendido hasta 2025, fecha en la que también se le ha honrado en la morada de los que ya no viven.
El Ayuntamiento de Málaga y Parcemasa organizaban en el cementerio de San Miguel el pasado sábado día 1, con motivo del Día de Todos los Santos, un homenaje para recordar la trascendencia que tuvo este personaje para la ciudad, cuyo retrato se muestra en la planta noble del Ayuntamiento, en la galería de alcaldes.
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Pero, ¿siendo arquitecto cómo es por qué aparece en la galería de los alcaldes? En Guerrero Strachan se da una genial y difícil dualidad como prohombre de la ciudad que era. Siendo arquitecto proyectó el edificio de la Casona del Parque, que más tarde ocuparía como regidor. Eso sí que fue poner una pica en Flandes. Primero, levantó el edificio, lo inauguró y más tarde fue su morador. «Era un jefe», que dirían ahora los adolescentes con ese aire de haber descubierto la pólvora.
Guerrero Strachan y Rivera Vera entregaron a la ciudad el edificio de corte neobarroco con elementos modernistas, que finalmente se inauguró el 11 de abril de 1919. Un inmueble que necesitó ocho años para alzarse con todos sus elementos artísticos, y que durante su construcción sufrió algún que otro avatar cuando el arquitecto municipal de la época quiso dirigir la obra y se interpuso Guerrero Strachan para reclamar su autoría y dirección como ganador, junto a Rivera Vera, del concurso para edificarlo.
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De Guerrero Strachan es el imponente hotel Miramar, el Seminario Diocesano, el Colegio el Monte, el ya mencionado Colegio de Arquitectos, la Colonia de Santa Inés, la actual Subdelegación del Gobierno, las Casas de Félix Sáenz en el paseo de Reding, entre otros grandes edificios. También es de él un pequeño inmueble que ha restaurado hace poco el Ayuntamiento de Málaga, en 2024, y que aunque escondido, es una pequeña joya con esa carpintería tan característica de los edificios de este arquitecto, propia de sus construcciones regionalistas en la que los tejados y tejadillos van cayendo por arte de magia en curiosas cascadas, que dotan al conjunto de gran encanto. Hablamos de la Casa de Socorro del Llano de la Trinidad, que en la actualidad es una incubadora cultural del Ayuntamiento.
La mañana del Día de Todos los Santos, en el cementerio de San Miguel fue prolífica. El acto, que presidió el alcalde de Málaga, Paco de la Torre, y en el que se entregaron los reconocimientos San Miguel, se hizo un especial homenaje al arquitecto en el que intervinieron la catedrática e historiadora del arte Rosario Camacho, los profesores titulares de Historia del Arte de la UMA Francisco Rodríguez Marín y Josefa Carmona y la nieta María Victoria García Guerrero-Strachan, así como la decana del Colegio de Arquitectos, Susana Gómez de Lara.
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Tras el acto se realizó una ofrenda floral en el panteón del que fuera alcalde de Málaga, época en la que parece, todo hay que decirlo, que no fue extremadamente feliz. El 4 de agosto de 1928 accedió al cargo por elección de la Corporación, y aprovechó para impulsar mejoras urbanísticas, entre ellas el Plan de Grandes Reformas aprobado en 1924 y la redacción del Plan de Ensanche Exterior de 1929.
Dejó de ser regidor el 25 de febrero de 1930 por orden del Ministerio de la Gobernación, que dispuso el cese en sus funciones de todos los alcaldes y concejales de los ayuntamientos del país como consecuencia del fin de la dictadura de Primo de Rivera.
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Falleció como consecuencia de una angina de pecho el 3 de abril de 1930, como ha contado en este periódico María Pepa García Lara. Pese a haber sido un arquitecto prolífico y con múltiples proyectos en su haber, nunca se enriqueció y vivió toda su vida de alquiler en un piso en la calle Larios (que proyectara su tío Eduardo Strachan Viana-Cárdenas), como explicaba la historiadora Josefa Carmona, quien, también en este periódico, confesaba que como alcalde recibió criticas que no entendió y que le amargaron la vida, y que falleció a algo más de un mes de dejar el cargo. Winston Churchill, que perdió las elecciones después de ganar la II Guerra Mundial, decía con ese sarcasmo que le caracterizaba: «La política es casi tan emocionante como la guerra y no menos peligrosa. En la guerra podemos morir una vez; en política, muchas veces».
Pese a todo, Guerrero Strachan dejó su huella indeleble en la ciudad, su obra sigue viva en las calles y en la sinigual Casona del Parque, donde pese al desencanto, fue prácticamente todo lo que se podía llegar a ser: su arquitecto y su regidor.
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