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Francisco Jiménez
Jueves, 11 de mayo 2017, 12:13
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Junta de Andalucía y Ayuntamiento de Málaga trabajan desde primera hora de la mañana en Guadalmar para tratar de acabar de una vez por todas con las continuas plagas de mosquitos. Al margen de las fumigaciones y la aplicación de larvicidas por parte de los técnicos del servicio municipal de control de plagas, personal del Área de Parques y Jardines ha iniciado la plantación en el entorno del colegio Caro Baroja de especies arbustivas como el romero o la lavanda, cuya presencia tiene un efecto repelente. Además, una máquina excavadora está desbrozando la zona de cañas que hay detrás de la iglesia, que habitualmente sirven de cobijo para los insectos.
Estas actuaciones se llevan a cabo de forma complementaria al plan intensivo que hace dos semanas puso en marcha el Ayuntamiento con tres tratamientos semanales y fumigaciones con cañones cada 15 días hasta octubre (21.600 euros), se producen tras comprobarse que las actuaciones llevadas a cabo hasta la fecha no son suficientes para controlar la población del aedes caspius o mosquito de las marismas , una variedad que crece en humedales de agua salada y que sin ser tan virulenta como el tigre sí que es más agresiva que la especie común. Desde que hizo acto de presencia hace aproximadamente dos años no ha dejado de causar estragos en el entorno del río. La situación ha llegado hasta tal punto que los padres del colegio de Guadalmar han decidido no llevar este viernes a sus hijos a clase en señal de protesta.
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