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Francisco Jiménez
Martes, 21 de marzo 2017, 00:35
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Vecinos, padres de alumnos, comerciantes y clubes deportivos del entorno de la desembocadura del Guadalhorce convocarán una marcha (en principio, el sábado 22 de abril) para exigir a la Junta de Andalucía y al Ayuntamiento una solución definitiva contra las continuas plagas de mosquitos que vienen sufriendo desde hace un año. Además, también presentarán quejas ante ambas administraciones y pedirán amparo tanto al Defensor del Pueblo como al Defensor del Menor. Así lo acordaron ayer durante una reunión en la que participaron representantes vecinales de Guadalmar, San Julián y Sacaba Beach, además de la asociación de padres y madres del colegioJulio Caro Baroja, miembros de los clubes deportivos de Guadalmar y San Julián, y propietarios de varios negocios de la zona. Al encuentro también acudió la concejala socialista Begoña Medina.
«No es que creamos que las administraciones no estén poniendo de su parte, pero la realidad es que las soluciones que plantean no están siendo eficaces. Estamos bastante molestos porque la situación no mejora, y por eso hemos decidido unirnos para exigir una solución definitiva», afirmó el presidente de la Asociación de Vecinos de Guadalmar, Francisco Troyano. En la misma línea se expresaba anoche la secretaria del Ampa del centro educativo Caro Baroja. «Cada vez que llueve, a los dos días tenemos una nube de mosquitos. Así no se puede vivir. No podemos estar usando repelentes cada vez que salimos de casa o cada vez que nuestros hijos van a clase, a la catequesis, a entrenar o simplemente a jugar», denunciaba Mayte Martín, quien reclamó una actuación más contundente contra los mosquitos «porque lo que se está haciendo no es suficiente, ya que en vez de remitir va a más».
Pese a los tratamientos y las medidas de control que se están tomando, los episodios de lluvias alternados con unas elevadas temperaturas que se están registrando en los últimos meses han generado el cóctel perfecto para que estos insectos sigan haciendo de las suyas en el entorno del río.
Todos los colectivos que acudieron al encuentro resaltaron que, pese a que en la zona siempre ha habido mosquitos en verano, lo de los últimos meses no es normal. «Siempre hemos convivido con los mosquitos porque estamos al lado del río, pero ahora es que no podemos vivir. Si hasta en invierno hemos tenido problemas con las picaduras, no quiero pensar cómo pueden ser la primavera y el verano», se lamentaba Amanda Bronitt, que lleva 15 años residiendo en la zona. «Si los parámetros que se tienen en cuenta para intervenir no frenan el problema, lo que tienen que hacer es cambiarlos. La situación es insostenible. Cada dos por tres tenemos que suspender los entrenamientos porque tenemos a más de cien niños a nuestro cargo», apuntaba el tesorero del Club Deportivo Guadalmar, Miguel Ángel Gómez.
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