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CARLOS PAJARIÑO
Domingo, 7 de agosto 2016, 00:49
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La bicicleta está de moda. Desde inicios de siglo, la fiebre por el vehículo de las dos ruedas se ha extendido de su país por excelencia, Holanda, hasta el resto del continente. A Málaga, el 'boom' de la bici llegó a principios de esta década, cuando desde las autoridades se le dio un impulso fundamental al carril bici. Tanto es así que para el año 2020, la ciudad quiere disponer de hasta 100 kilómetros para que tanto ciclistas como peatones puedan transitar sin ser molestados.
Esa situación ideal es una utopía que todavía no se ha alcanzado, ya que pese a la existencia del carril bici en numerosos puntos de la ciudad aún continúa habiendo encontronazos entre viandantes y ciclistas. Mariluz es una de las vecinas que se queja de la actitud de aquellos que montan sobre las dos ruedas. En su opinión, muchos de ellos no respetan a los paseantes y pasan a una velocidad excesiva por zonas exclusivas para peatones. «Es peligroso porque se echan encima sin darte cuenta, sobre todo en el Paseo Marítimo», cuenta ella.
En su opinión, debería haber una normativa que obligue a los ciclistas a poner un timbre en sus bicicletas. Sin embargo, esta propuesta es «absurda» en opinión de José y Antonio, dos ciclistas que se encontraban reposando en el Paseo Marítimo Antonio Machado. «Más que nada porque todas las bicicletas en condiciones llevan su timbre incorporado, las que no lo llevan son relativamente pocas», dice José. Pese a todo, sí que reconoce la actitud a veces «no adecuada» de algunos ciclistas.
Antonio, por su parte, opina que no se puede identificar a los ciclistas como un colectivo: «Mucha de la gente que se queja tiende a generalizar, y eso es terrible porque es bastante ilógico pensar que yo pueda tener algún tipo de responsabilidad en las acciones de otros». Pese a ello, Antonio también admite que hay ciclistas que se comportan de peor manera, pero considera que eso entra dentro de la forma de comportarse de cada persona, sin importar si está montado en una bicicleta.
Un peatón, Miguel, al escuchar las opiniones de José y Antonio, se puso radicalmente en contra de ellos. El motivo: la necesidad del timbre. «Claro que es necesario, y se debe empezar por las bicicletas públicas, porque muchas de ellas no lo tienen porque se les ha arrancado», dice. Pese a que los ciclistas no comparten su opinión, Miguel no va desencaminado en su acusación. En el puesto de bicicletas situado a la entrada del puerto en el barrio de El Bulto, tan solo dos de los seis vehículos conservan el timbre intacto. Las demás, o lo tienen roto o simplemente carecen de él.
El carril bici del Paseo Marítimo es el principal motivo de discordia entre viandantes y ciclistas. Tanto en la zona de San Andrés como en la de La Malagueta, no todos los tramos están cubiertos con zonas pintadas para los ciclistas. Para Juan y Antonio, como para muchos, eso provoca inevitablemente que tengan que cruzar por esa sitio pese a no haber zona habilitada para ello. Ambos se quejan de esa situación, pese al «vociferado» impulso de las autoridades al carril bici. Antonio va más allá: «Si se hace, se tiene que hacer con seriedad, si no nada de esto merece la pena».
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