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Las farmacias de Guadalmar (en la foto) y Parque Litoral están desbordadas

La falta de prevención da alas al mosquito tigre en el entorno del río Guadalhorce

La Junta reconoce la complejidad de actuar en el paraje natural y el Ayuntamiento no interviene hasta comienzos de mayo

Francisco Jiménez

Viernes, 10 de junio 2016, 00:52

Junta de Andalucía y Ayuntamiento de Málaga siguen sin ponerse de acuerdo a la hora de localizar el origen y las causas que expliquen por qué se ha intensificado la presencia del mosquito tigre en el entorno del río Guadalhorce, pero en lo que sí parecen coincidir es en que los trabajos de prevención contra este molesto insecto tanto en la ribera como en las balsas de agua estancada que abundan por la zona no han sido precisamente intensos, sobre todo teniendo en cuenta que este díptero de cuerpo rayado ya se detectó en 2014.

Entre esa laxitud de ambas administraciones, la rapidez y facilidad que tiene para reproducirse (el agua acumulada en el plato de una maceta le basta para hasta cien huevos de una tacada) y la precaución a la hora de aplicar productos químicos en el paraje natural, lo cierto es que no ha sido hasta que los mosquitos en general y el tigre en particular han empezado a hacer estragos en los vecinos de Guadalmar, San Julián, Sacaba Beach y Parque Litoral cuando se ha tomado verdadera conciencia del problema. Prueba de ello es que a raíz de los tratamientos con insecticidas que a diario están realizando los técnicos municipales la incidencia ya ha empezado a remitir en algunas zonas.

¿Se podría haber evitado esta situación de haber actuado con mayor antelación? Sin llegar a extrapolar el Guadalhorce con las marismas onubenses de los ríos Tinto y Odiel, donde llevan décadas sufriendo plagas del mosquito común, sí que puede servir de referencia el Servicio de Control de Mosquitos de la Diputación de Huelva. Este organismo, el mismo al que se le ha pedido asesoramiento y que enviará previsiblemente el día 20 a un grupo de biólogos para tratar de atajar el problema, inicia la campaña en marzo y no la concluye hasta finales de octubre con distintas fases que incluyen tratamientos antivárvicos en las zonas acuáticas y adulticidas en el perímetro y áreas ajardinadas de la comarca.

Desinsectación

En el caso de Málaga, salvo una desinsectación realizada la primera semana de enero en Guadalmar y la zona de la Térmica, no fue hasta comienzos de mayo cuando se volvió a actuar sobre el terreno, intensificándose de forma considerable a partir del pasado día 23 con repetidas actuaciones en Guadalmar, Arraijanal y Finca del Pato, según el parte diario de intervenciones que el Ayuntamiento de Málaga publica en su portal de datos abiertos. La actividad también se refuerza en verano en La Corta y el cauce del Guadalmedina, con una periodicidad mensual. No obstante, también atiende las peticiones ciudadanas llegadas a través del número gratuito 900 900 000 o cualquier otra vía de contacto con el Servicio de Vigilancia Ambiental.

Donde no interviene la empresa contratada por el Consistorio para el control de plagas es en el paraje natural, que como espacio protegido compete a la Administración autonómica. Según afirman desde la Consejería de Medio Ambiente hay un control continuo de todas las especies que habitan en este enclave, pero sí que reconocen la complejidad que conlleva esparcir productos fitosanitarios porque podrían acabar con otras especies. A modo de ejemplo, apuntan que una actuación preventiva en primavera podría afectar a aves acuáticas amenazadas que se reproducen en esa época del año. En cualquier caso, respecto a la presencia del mosquito optan por la cautela hasta que los expertos procedentes de Huelva hagan su diagnóstico y propongan el tratamiento a seguir.

Igualmente, desde el Ayuntamiento también tratan de rebajar la inquietud de los vecinos, además de con una presencia diaria, negando que se trate de una plaga. «La presencia del mosquito tigre sí ha sido detectada de forma aislada, principalmente en la zona de la desembocadura, Guadalmar y Parque Litoral, pero la incidencia no es en absoluto a nivel de plaga», explicaba ayer el concejal de Sostenibilidad Medioambiental, Raúl Jiménez, quien quiso relativizar el asunto precisando que en septiembre del año pasado se contabilizaron en una semana 54 peticiones de intervención por mosquitos, sin especificar la especie.

«Hay que favorecer la presencia de depredadores naturales»

  • La primera medida para controlar la población de mosquitos tigre es buscar en las posibles zonas de reproducción, es decir, donde se crían las larvas (siempre en el medio acuático), pero ese trabajo no evita que puedan seguir llegando desde otros puntos. Ante esta situación, el licenciado en Ciencias Ambientales y estudiante de doctorado especializado en especies invasoras del Departamento de Biología Animal de la Universidad, José Luis Postigo, recomienda aplicar medidas a medio y largo plazo, como ya se está haciendo en el Levante y en Almería, recurriendo al control biológico. «No se trata de introducir depredadores naturales porque ya los hay, pero sí de favorecer su presencia ya que los vencejos, aviones o murciélagos pueden alimentarse de miles de mosquitos al día durante los meses de primavera y verano que nos visitan», afirma Postigo, quien considera que «lo ideal sería que se desarrollase un plan de gestión integrada del mosquito tigre en Andalucía. En este sentido, remarca que este insecto «ha colonizado la costa mediterránea a un ritmo de 65 kilómetros anuales, algo que no habría logrado sin la ayuda, involuntaria por supuesto, de los vehículos que recorren la costa.

Respecto al tigre, técnicos de la entidad adjudicataria del servicio de control de plagas realizarán en los próximos días un trampeo en distintos puntos para evaluar el nivel de penetración de esta especie y confirmar así la información obtenida a nivel visual.

Explicaciones ante el pleno

Unas explicaciones que el edil también tendrá que dar ante la Corporación municipal una vez que Ciudadanos ha pedido su comparecencia en la próxima comisión plenaria, tal y como anunció ayer su portavoz, Juan Cassá, quien recordó que la formación naranja ya llevó a Pleno sendas mociones en octubre y marzo relacionadas con este asunto, una pidiendo un protocolo riguroso de control del mosquito común pero con especial insistencia en el tigre, y otra sobre su posible relación como vector del virus Zika. «Parece que ahora ya se han puesto a trabajar, pero hay que recordar que para eliminar las plagas hay que hacer trabajos preventivos que nos tememos que no se han hecho», apuntó Cassá, quien también lamentó «las luchas institucionales» entre Junta y Ayuntamiento también en este asunto, ya que mientras la administración municipal apunta a la desembocadura del río como posible foco, los responsables autonómicos dirigen sus miradas al campo de fútbol de Guadalmar, que es de césped artificial pero se suele regar con mangueras.

Unas acusaciones que rechazan de plano en el club deportivo que gestiona las instalaciones. «Nos parece una barbaridad, y más aún sin que hasta el momento hayan mandado a nadie para comprobarlo y teniendo en cuenta que lo único que hacemos es darle un manguerazo de vez en cuando», criticó José Manuel Sánchez, presidente del club Guadalmar, entidad que tiene previsto presentar una queja formal ante la Delegación Territorial de Medio Ambiente.

Mientras tanto, en las farmacias siguen sin dar abasto ante el aluvión de clientes en busca de repelentes para prevenir las picaduras y antihistamínicos y cremas para tratar de reducir los comezones y las reacciones cutáneas cuando el mosquito ya ha clavado el aguijón, especialmente por las piernas dado que su vuelo es cercano al suelo. «La verdad es que está viniendo muchísima gente con picadura y también pidiendo algún producto repelente», comenta el boticario de Guadalmar, José Blázquez. Al otro lado del río, la situación es idéntica. «Hemos tenido que aumentar los pedidos para no quedarnos desabastecidos. También se están vendiendo muchas pulseras para los niños», explica una empleada de la farmacia Parque Litoral.

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