El desacuerdo entre Ayuntamiento y Junta lastra el futuro de setenta solares en el Centro

En el último año, el Ayuntamiento ha reactivado los resortes legales de que dispone para forzar a los propietarios de solares y edificios en ruina del Centro a que actúen y lleven a cabo las correspondientes obras de edificación y rehabilitación, todo ello amparado en las leyes urbanísticas aprobadas por la Junta de Andalucía. Se ha llegado así al punto de estar pendientes de subasta varias parcelas en las que ha quedado clara la inacción de sus dueños por ponerlas en valor. Pero, ¿qué sucede cuando se trata de solares o edificios en ruina del Centro que son propiedad del Ayuntamiento o de la Junta, o que han sido reservados por ambas administraciones para el fallido plan de las tecnocasas? En este caso, los plazos se relajan hasta el punto de que el pasado agosto se cumplieron diez años del acuerdo de las dos instituciones para reservar numerosas parcelas del corazón de Málaga para la construcción de una novedosa tipología de vivienda pública en alquiler con un espacio vinculado para el teletrabajo.

Desde entonces, han sido varias las ocasiones en que los responsables de la Junta y el Ayuntamiento han intentado llegar a un punto de acuerdo sobre la distribución de estas parcelas del entorno del casco antiguo que aún no tienen un destino cierto. Sin embargo, todavía no han sido capaces de alcanzarlo mientras la suciedad y los matojos se acumulan en solares que ofrecen una lamentable imagen en pleno corazón de la ciudad.

El concejal de Ordenación del Territorio, Francisco Pomares, aseguró que han sido numerosas las ocasiones en las que el Ayuntamiento ha exigido al Gobierno andaluz que aborde esta cuestión. La última de ellas fue en una carta remitida a la presidenta de la Junta, Susana Díaz, el pasado junio. «Estábamos a punto de cerrar un acuerdo a principios de este año, pero se nos cruzaron las elecciones autonómicas por medio, y luego las municipales, y eso ha demorado la negociación, pero vamos a retomarla en breve», indicó Pomares.

El delegado provincial de la Consejería de Fomento y Vivienda, Francisco Fernández España, corroboró esta explicación y anunció que va a mantener un encuentro con Pomares en el que tiene previsto abordar esta cuestión. «En la última reunión que tuvimos sobre este asunto, el pasado mes de abril, hubo un mayor acuerdo, con alguna reunión más se podría cerrar», apuntó el delegado, quien aseguró que la negociación sobre el convenio para repartirse los suelos está «pendiente de flecos».

Cuestionado sobre los 7,6 millones de euros que, según el Ayuntamiento, aún se deben a los propietarios de fincas que iban a ser expropiadas para las tecnocasas, Fernández España indicó que «dependiendo de quién se quede los suelos (el Consistorio o la Junta), se asumirán las expropiaciones». El Gobierno andaluz dejó de transferir el dinero para el pago de estas expropiaciones a la Gerencia Municipal de Urbanismo en el año 2011. Desde entonces, han sido más de veinte las ocasiones en las que el equipo de gobierno municipal ha reclamado estos pagos pendientes al Gobierno andaluz, hasta que finalmente éste optó por anular el proyecto de las tecnocasas.

Pisos en alquiler

El delegado de Fomento aseguró que será la Agencia de Vivienda y Rehabilitación de Andalucía (AVRA) la que «fundamentalmente» se hará cargo del pago de las expropiaciones pendientes. Asimismo, apuntó que la posibilidad de volver a dejar a la libre disposición de sus propietarios los suelos que se reservaron para el plan de las tecnocasas hace una década sería en todo caso «la última opción». «En principio, eso no está previsto», dijo. Eso sí, confirmó que, una que vez que el reparto de terrenos quede claro entre el Ayuntamiento y la Junta de Andalucía, las parcelas albergarán «los lotes de viviendas que estaban previstos», enfocadas siempre hacia el alquiler, ya que se trata de la tipología avalada por los nuevos planes públicos de vivienda y suelo.

Lagunillas, Dos Aceras, Cobertizo del Conde, Parras, Ollerías y Gigantes son algunas de las calles que albergan los solares y edificios ruinosos que dejó tras de sí el fallido plan de las tecnocasas, unos vacíos urbanos que contrastan con la iniciativa pública y también privada para mejorar otros enclaves del Centro.