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Jesús Hinojosa
Domingo, 10 de mayo 2015, 00:37
El equipo de gobierno municipal ha tenido un modo de actuar cuanto menos sorprendente en relación a un proyecto privado para habilitar como aparcamiento la terraza de una manzana de locales comerciales de planta triangular situada entre la avenida de Velázquez y las calles Gallito y Carril del Conde, en la zona conocida como Los Girasoles, que finalmente ha sido rechazado por una resolución expresa del alcalde, Francisco de la Torre. En los últimos años, este inmueble ha sido protagonista del pulso de los vecinos de la barriada contra la posibilidad de que la terraza fuera utilizada como parking sin techar, algo que, según el propietario del edificio, es perfectamente factible y legal porque así fue concebido y está preparado para ello. Fue muy polémica la retirada de un retablo cerámico con la Virgen del Carmen que se instaló en el muro que interrumpe la rampa de acceso de vehículos a la cubierta, donde aún persisten los quitamiedos para que los coches pudieran estacionar en ella. El privado considera que la presión vecinal es la causa del modo de actuar del Consistorio en este caso.
Avalado por una sentencia judicial favorable, inició en el año 2008 los trámites para recabar de la Gerencia Municipal de Urbanismo el permiso de obras para poder dar uso como aparcamiento a la terraza situada sobre los locales comerciales de la manzana, en la que también se levanta un bloque de pisos. La licencia no le llegó hasta el mes de marzo del año pasado, condicionada eso sí a obtener una autorización especial para actuar en la vía pública, ya que para que los vehículos puedan subir a la terraza es preciso reconstruir y prolongar la rampa que está ahora cortada.
El citado permiso para poder actuar en la acera le fue notificado en los últimos días del año pasado, tras abonar una fianza de 12.450 euros. Con todas las autorizaciones en regla, e incluso con trabajos previos de preparación de la zona y de poda facilitados por el Área de Parques y Jardines, el propietario programó el inicio de las obras para el mes de enero, sin atisbar que entonces empezaba para él una turbulenta historia que documentó a este periódico.
Según su testimonio, el primer episodio llegó cuando el arquitecto encargado del proyecto recibió una llamada del gerente de Urbanismo, José Cardador, para pedirle que, antes de empezar los trabajos, tuvieran una reunión con él y con el concejal del distrito de Carretera de Cádiz, Raúl Jiménez para explicar a los vecinos la actuación que se iba a realizar. Después de todas las vicisitudes por las que había pasado, el promotor se negó a ello. Días más tarde, el arquitecto vuelve a recibir otra llamada del gerente esta vez para rogarle como favor personal que no empezara las obras antes del 8 de enero pasado porque iban a reunirse con los vecinos.
Ese día, el propietario fue citado en Urbanismo donde, según señaló, sus responsables le trasladaron que el Ayuntamiento estaba dispuesto a comprar el edificio con el argumento de que era mucho mejor para el distrito acometer en él algún tipo de equipamiento ciudadano, como una biblioteca, en vez de un aparcamiento. Quedaron días más tarde para analizar la oferta económica que le haría el Consistorio. El promotor, que estaba dispuesto a negociar la compra, encargó también por su parte una tasación. La segunda reunión, siempre según lo manifestado por este privado, se llevó a cabo el 16 de enero, y en ella, para su sorpresa, los responsables de Urbanismo dejaron a un lado el asunto de la adquisición de la finca para el patrimonio municipal y le manifestaron que la licencia de obras que tenía había caducado y que, además, no se le había concedido correctamente, lo que le enervó.
Caducidad
Urbanismo abrió un expediente de caducidad con el argumento de que el permiso, que tardó seis años en tramitar y otorgar, no estaba bien fundamentado. Le comunicó que había comprobado que nunca se llegó a autorizar ni a utilizar la cubierta como aparcamiento en el origen de la construcción y que se había constatado su «inactividad», pese a que apenas unos días antes había aportado el aval para iniciar las obras en la acera. El privado presentó alegaciones y un recurso contra esta decisión y, al no recibir contestación dentro del plazo establecido, comunicó al Ayuntamiento que entendía que le avalaba el silencio positivo para empezar las obras.
Pues bien, el pasado día 27 de abril, justo cuando iba a acometerlas, recibió dos notificaciones de Urbanismo. Una le daba la razón respecto a la improcedencia de caducar la licencia, y la otra le anunciaba que el alcalde había firmado la revocación de este permiso porque ahora se ha llegado a la conclusión de que nunca debió concederse en base a un uso preexistente que, según el Consistorio, no ha quedado demostrado.
Para este privado, este modo de actuar del Ayuntamiento, anulando una licencia concedida apenas un año antes, es fruto del interés electoral del equipo de gobierno por frenar los trabajos para un parking que rechazan los vecinos de Los Girasoles.
Por su parte, desde el equipo de gobierno municipal insistieron en que la licencia se otorgó en base a una documentación aportada por el propietario justificando el uso preexistente de aparcamiento, única forma de poder obtenerla puesto que la terraza incumple la normativa urbanística actual en distintos parámetros. Según las fuentes, el edificio sí tuvo licencia en su origen pero no así el aparcamiento, que se entendió justificado en base a unos documentos que ahora no se consideran válidos.
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