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José Manuel Alday
Domingo, 22 de febrero 2015, 12:59
Ir caminando por algunas calles de la ciudad y no mirar el lugar exacto donde uno pone el pie puede tener fatales consecuencias. Como le ha sucedido a un ciudadano, Juan López, que caminaba tranquilamente con su esposa por la calle Nueva y al pasar a la altura del número 19 metío uno de sus pies en un boquete que había en el pavimento. ¿Consecuencia?: un esguince de tobillo grado 1 y agravamiento de la dolencia de lumbares que padece. Claro que a la vista del boquete no será el único ciudadano que caiga en ese lugar si no es reparado. La calle Madre de Dios es otro punto del centro de la ciudad donde hay muchos bloques de pavimento que están rotos y la posibilidad de caída es elevada. Al respecto, Carmen López, dice que «se comprende el esfuerzo público por hacer obras: levantar esquinas para modificarlas creo que para evitar que se aparque. Un cambio de contenedores de basura etc. etc. Pero, ¿no se han planteado en el Ayuntamiento unas pequeñas reparaciones de aceras rotas, alcorques sin árboles, señales de tráfico en el suelo, pasos de cebra borrados...», se pregunta.
Habría que decir que existe un plan de asfaltado y de mejoras en el pavimento de las calles de la ciudad. El Ayuntamiento de Málaga, a través de la Gerencia Municipal de Urbanismo (GMU), destinó el año pasado dos millones de euros a la mejora del viario de la ciudad mediante el desarrollo de dos planes. Unas actuaciones que se suman a los trabajos de mejora permanente en barriadas que se realizan a través del Plan de Conservación, que supuso, además, otra inversión de 2,5 millones de euros, actuaciones que tuvieron lugar en todos los distritos, en función de las demandas. Pero está visto que esto no parece suficiente. Hay demasiados frentes abiertos y deterioros de pavimentos en la ciudad.
Procesiones: otra prueba 'anticera'
Lo que le faltaba a los pavimentos en malas condiciones es la cera de las procesiones. Con motivo de la celebración ayer del vía crucis del Nazareno del Paso, el Ayuntamiento aprovechó la ocasión para que Limasa realizara pruebas de nuevos productos para tratar de reducir la adherencia de la cera derretida de los cirios sobre el pavimento y de esta forma facilitar su retirada. Y es que desde hace años, Limasa lleva impregnando diferentes calles del recorrido procesional oficial con sustancias químicas que preparan el pavimento para la cera, aunque con un resultado que no acaba de convencer. La empresa argumenta que la eficacia de estos productos queda reducida por las pisadas que realizan los ciudadanos y las rodadas de los vehículos, en el caso de las calles semipeatonales, desde el momento en el que se echa en el suelo hasta el que pasan los nazarenos con los cirios. Los nuevos productos que se probaron ayer han modificado su composición para tratar de superar este problema, por lo que pretenden mantener la capacidad de aislamiento del pavimento independientemente de que la calle haya sido más o menos transitada. El resultado de esta prueba está por ver. Esperemos que sea positivo, pues la eficacia de este método permitirá un ahorro importante en los costes de la limpieza de la ciudad.
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