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El envejecimiento de la población en Málaga se agrava con la crisis y la salida de inmigrantes

La edad media se sitúaen los 40,6 años, diez más que hace tres décadas, y el número de jubilados casi iguala ya al de menores de 16 años

M. ÁNGELES GONZÁLEZ

Lunes, 28 de julio 2014, 02:15

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Si hubiera que hacer un perfil tipo del malagueño, podría decirse que en estos momentos se encuentra atravesando otra crisis además de la económica: la de los 40. Esta es la edad media de los residentes en la provincia (39,72 para los hombres y 41,62 en las mujeres), según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que muestran claramente el progresivo envejecimiento de la población de la provincia. Hace sólo dos décadas el promedio de edad era de 35 años, y de 30 si nos remontamos a 1971. La crisis se ha traducido además en un frenazo a la llegada de inmigrantes y salida de la población extranjera, lo que ha hecho mella en este fenómeno demográfico. Otro dato que atestigua esta tendencia regresiva: el número de mayores de 64 años ya casi iguala al de menores de 16 en una proporción que se ha duplicado desde los años 90. Concretamente, hoy hay 93,5 jubilados por cada cien niños, mientras que en 1991 había sólo 45,6.

A pesar de esto, Málaga, con 40,6 años, se mantiene entre las provincias más jóvenes de España, donde la edad media supera los 42. Sólo le ganan en el 'ranking' Almería (38,98), Murcia (39,35), Sevilla (39,72), Cádiz (39,75), Las Palmas (40,05), Huelva (40,15), Guadalajara (40,22) y Baleares (40,43). En el extremo opuesto, las más 'maduras', que rozan la media de 50 años, son Orense (49,41), Zamora (49,15) y Lugo (48,89), así como las ciudades autónomas de Ceuta (36,2) y Melilla (34,6).

En Málaga, las generaciones más numerosas son las de los nacidos en 1975 (28.470 personas), 1976 (28.419) y 1977 (28.380), que hoy tienen entre 37 y 39 años. Y hay 514 ciudadanos que superan el siglo.

Transición demográfica

Además, detallan, en Málaga y en Andalucía en general, la transición demográfica -es decir, el momento en el que las mujeres empiezan a tener menos niños- llegó más tarde que en el resto del país, donde este cambio se empezó a reflejar en los años 70.

En el último lustro los nacimientos han caído año tras año, al tiempo que ha aumentado la esperanza de vida al nacimiento, situándose esta ya en 84,05 años para ellas y 78,78 en el caso de los hombres, según datos de 2012. Por otra parte, llegan menos inmigrantes jóvenes y otros se van al tiempo que el perfil del turista residencial responde al de un jubilado que viene a pasar en la Costa los últimos años de su vida. Todo esto hace que la distancia entre niños y jubilados se acorte, aumentando así el llamado índice de envejecimiento, es decir, el porcentaje que representa la población mayor de 64 años sobre los residentes menores de 16. Según las estadística provisionales de 2014 del INE, en Málaga este índice es ya del 93,5, tres puntos por encima de la cifra de 2013 y más del doble que en 1991, cuando había 45,65 mayores por cada 100 niños o adolescentes. A nivel nacional es de 112. Sobre el total de los residentes, la proporción de mayores de 64 en Málaga es del 16,18%, por debajo de la media del país (18,12%), aunque dos puntos más que hace una década. Si se observa el número de nacidos por cada mil defunciones, mientras que en 2004 eran 1.528, diez años después esta cifra baja hasta 1.327.

En 2013 vinieron al mundo 15.440 pequeños en Málaga, 1.164 menos que en 2012, lo que equivale a una caída porcentual del 7%. Con este son ya cinco años de descenso consecutivo de la natalidad, desde que 2008 marcó un máximo con 19.015 nacimientos. La caída tuvo su origen en una menor fecundidad, ya que el número de hijos por mujer disminuyó de 1,38 en 2012 a 1,29 un año después. Por primera vez, la edad media de las madres primerizas rebasó los 30 años.

El envejecimiento poblacional irá a más «si no hay elementos que rompan la dinámica actual, que está ligada a la situación económica», dicen en el Departamento de Geografía de la UMA, que insisten en que este fenómeno es preocupante porque hace que aumente la tasa de dependencia, esto es, la población potencialmente inactiva (jubilados y menores de 16 años) que dependen para su sustento de la potencialmente activa, «que es la que va a pagar sus pensiones».

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