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Iñigo Gurruchaga
Londres
Miércoles, 11 de octubre 2017, 11:45
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El liderazgo de Theresa May es de nuevo cuestionado en los medios británicos después de que la primera ministra fuese incapaz, en la tarde de ayer, de responder qué votaría ahora en un referéndum sobre la permanencia o la marcha de la UE. May participó muy discretamente en la campaña en favor del 'in', en 2016, pero desde entonces ha guiado al país con la promesa de un 'Brexit' esplendoroso.
"Estamos marchándonos para ser de nuevo un país completamente soberano e independiente", dijo en un discurso a los miembros de su partido, el pasado otoño. "Es la oportunidad que se tiene una vez en una generación", remachó, "de cambiar la dirección del país para siempre". Parecen cosas positivas, o al menos así las presentaba la primera ministra británica.
Pero ayer el entrevistador en la radio LBC, Ian Dale, le preguntó qué votaría hoy en una consulta con la misma pregunta sobre la posición británica en la UE: "Voté en favor de la permanencia por buenas razones en aquel momento, pero las circunstancias cambian", respondió. "Me estás preguntando cómo votaría ahora en un contexto diferente, un contexto internacional diferente, un contexto económico diferente".
Luego, rehusó de nuevo definir su opinión actual con esta respuesta: "Podría estar sentada aquí y decir «Oh, votaría por la permanencia, o por la marcha» solamente para darte una respuesta a tu pregunta. Pero estoy siendo abierta y justa contigo. La última vez analicé todas las cosas y llegué a una conclusión, y ahora haría exactamente lo mismo".
En 2016, May había sido durante cinco años ministra de Interior, y entre los argumentos que expuso durante los pocos actos de campaña en los que participó destacaba el de la pertenencia británica al mercado común. Pero ahora su Gobierno ha publicado ya cientos de páginas sobre el futuro del 'Brexit' y en el trabajo cotidiano de esta primera ministra al parecer indecisa se incluye la lectura de informes de todos los ministerios.
Nigel Farage, el líder de la eurofobia británica, reaccionó disgustado ante las ambigüedades de May. Más grave para ella es que esas palabras, que denotan falta de convencimiento sobre los beneficios del 'Brexit', llegan un día después de defraudar a los diputados euroescépticos de su partido, a los que confirmó que las decisiones del Tribunal de Justicia de la UE seguirán siendo relevantes durante el período de transición de dos años que quiere acordar tras marzo de 2019.
En la misma entrevista, la primera ministra británica se negó tres veces a confirmar que los ciudadanos de la UE que residen en la actualidad en Reino Unido podrán permanecer, si no hay acuerdo en las negociaciones sobre el 'Brexit'. Es una posición que se aleja incluso de partidarios del 'Brexit' limpio, como Boris Johnson o Jacob Rees-Mogg, que son nítidos sobre la permanencia de residentes europeos con los derechos de ciudadanos británicos.
Esa ambigüedad ha sido también motivo de críticas a una May, cuyos días como primera ministra parecen contados por su incapacidad de poner orden a las divisiones conservadoras y por su evidente torpeza como líder política. Tras su horrible discurso a la conferencia conservadora de la pasada semana, interrumpido por toses y pérdidas de voz, han sido apagadas dos pequeñas conspiraciones para forzar una elección de nuevo líder.
Son maniobras de acoso y retirada, y esta nueva metedura de pata de May posiblemente acerca el inicio de una operación seria para derribarla.
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