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Fotograma del documental 'El Papa Francisco, un hombre de palabra'.
El Papa convoca una cumbre 'antipederastia' con los episcopados de todo el mundo

El Papa convoca una cumbre 'antipederastia' con los episcopados de todo el mundo

En un gesto sin precedentes, los obispos de 130 Iglesias locales debatirán durante cuatro días en febrero sobre cómo prevenir los abusos

Darío Menor

Corresponsal en Roma (Italia)

Miércoles, 12 de septiembre 2018, 20:55

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Jorge Mario Bergoglio está empeñado en que su pontificado marque un antes y un después en la forma con la que la Iglesia católica responde a los abusos sexuales a menores cometidos por eclesiásticos. Prueba de ello es la medida anunciada por el Vaticano y que nunca se había visto hasta ahora: el Papa convoca a los presidentes de las conferencias episcopales de todo el mundo a que acudan a Roma del 21 al 24 de febrero de 2019 para participar en una cumbre 'antipederastia'. Será una cita para hablar de «la prevención de abusos a menores y adultos vulnerables», según señaló la vicedirectora de la oficina de prensa de la Santa Sede, la española Paloma García Ovejero. El destacado encuentro de dentro de cinco meses nace de una propuesta del Consejo de Cardenales, el grupo de purpurados que asesoran a Francisco en el gobierno de la Iglesia y la reforma de la Curia romana.

El movimiento del Papa no puede llegar en un momento más oportuno, pues la coincidencia de escándalos relacionados con la pederastia en diversos países amenaza con asfixiar el pontificado. El inesperado anuncio del Vaticano tuvo lugar el mismo día en que salió a la luz un informe del episcopado alemán en el que se reconocen 3.677 casos de abusos sexuales cometidos por 1.670 sacerdotes y religiosos entre 1946 y 2014. La noticia de la cumbre se produjo además la víspera de que Francisco se reúna con la cúpula del episcopado estadounidense para tratar la crisis de pederastia eclesial abierta en aquel país. Hace poco menos de un mes, se publicó un demoledor informe que desvelaba la existencia de más de mil víctimas de 300 eclesiásticos pedófilos que actuaron durante décadas en seis diócesis del Estado de Pensilvania.

Los obispos estadounidenses llevan desde entonces solicitando reunirse con Francisco, pero su petición se hizo aún más urgente después de que, el 26 de agosto, se publicara la impactante carta del arzobispo Carlo Maria Viganò, antiguo nuncio apostólico en Washington. El 'embajador' de la Santa Sede en Estados Unidos exigía la renuncia al pontificado de Bergoglio al acusarle de haber supuestamente protegido al arzobispo estadounidense Theodore McCarrick, al que el Papa echó el pasado julio del Colegio Cardenalicio tras destaparse que abusó sexualmente de un adolescente. El 'J'Accuse' de Viganò salió a la luz en medio del viaje del Pontífice a Irlanda, un país sacudido igualmente por esta lacra, y poco antes de que llegara un llamativo 'mea culpa' de Bergoglio por todos los atropellos cometidos por sacerdotes y religiosos en la isla.

Aunque contenía inexactitudes y medias verdades, la carta del antiguo nuncio en Washington destapó los errores cometidos durante años tanto por el Vaticano como por la Iglesia estadounidense a la hora de afrontar la pederastia eclesial. Es el mismo problema que sacudió a la comunidad cristiana chilena y que llevo a que el Papa, en otra decisión inédita, aceptara el pasado mes de mayo la renuncia en bloque de todos los obispos del país austral. Lo sucedido con la Iglesia chilena constituye un precedente que tendrán muy presente tanto los miembros del episcopado estadounidense como los de otros países.

Serán alrededor de 130 obispos y cardenales llegados de todo el orbe católico los que participarán en los cuatros días de cumbre 'antipederastia' de febrero del año que viene en Roma. Con este encuentro, el Papa pretende que su doctrina de 'tolerancia cero' frente a los abusos sea más que un lema y cale de una vez en las Iglesias locales partiendo desde sus vértices. Francisco quiere mostrar que se ha acabado la época de ignorar a las víctimas y proteger a los pederastas. La Iglesia se juega su propio futuro en ello y Bergoglio, su pontificado.

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