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Activistas de los chalecos 'amarillos' en una protesta contra lo que entienden como violencia policial. EFE
'Chalecos amarillos' cuestionados por insultos antisemitas y ataques contra la Policía

'Chalecos amarillos' cuestionados por insultos antisemitas y ataques contra la Policía

Dos sondeos publicados esta semana han puesto en evidencia que la opinión pública ha basculado y que son ya más los franceses que consideran que las manifestaciones tendrían que acabar

colpisa/AFP

Domingo, 17 de febrero 2019, 17:52

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Las autoridades francesas condenaron este domingo los insultos antisemitas y ataques contra unidades policiales perpetrados por algunos manifestantes «chalecos amarillos» durante este fin de semana, en el marco de tres meses de protestas contra el gobierno del presidente Emmanuel Macron.

Los fiscales iniciaron una investigación sobre un grupo de manifestantes que gritaron insultos antisemitas contra el filósofo y escritor Alain Finkielkraut durante las manifestaciones en la capital, el sábado.

En otro incidente, un vehículo policial atrapado en un atasco en Lyon, en el sureste de Francia, fue apedreado por manifestantes.

El presidente Macron condenó los improperios contra Finkielkraut, tuiteando: «Los insultos antisemitas a los que ha sido sometido son la negación absoluta de lo que somos y lo que nos convierte en una gran nación. No lo toleraremos».

Los ataques contra el filósofo, que incluyeron gritos de «Francia es nuestra» y «Sionista de mierda», fueron captados en video por cadenas de televisión. En cuanto al ataque con piedras contra el vehículo policial en Lyon, fue grabado desde el interior del propio vehículo.

«Estamos bajo ataque y estamos siendo apedreados», informó un policía. El ministro del Interior, Christophe Castaner, calificó las acciones de los manifestantes como «intolerables».

En París, Finkielkraut, de 69 años, quien había expresado su apoyo al movimiento de los «chalecos amarillos» en sus inicios, antes de pasar a la crítica, dijo que estas protestas «son un poco como el Golem (un gigante mítico judío) que avanza rompiendo todo a su alrededor».

El incidente retrotrajo a primer plano las afirmaciones de Macron en el sentido que recientes actos de vandalismo antisemita ha sido obra tanto de activistas de extrema izquierda como de extrema derecha.

Estos incidentes coinciden con la difusión de un balance policial según el cual los ataques antisemitas se han incrementado en el 74% en un año.

El portavoz del gobierno, Benjamin Griveaux, en declaraciones a la cadena francesa de noticias LCI, dijo que nadie debería confundir a los manifestantes genuinos del colectivo de los «chalecos amarillos» con los extremistas.

Pero advirtió que el movimiento había sido «infiltrado» por grupos de extrema derecha y de extrema izquierda, «que muestran un antisemitismo grosero».

Las protestas, que carecen de liderazgo organizado, comenzaron hace tres meses y el detonante fue el aumento de los impuestos al combustible, pero rápidamente se convirtieron en un movimiento de protesta contra gran parte de la política del gobierno.

El domingo en París manifestaron entre 1.000 y 2.000 personas y parte de los manifestantes entonaron el «feliz cumpleaños», cuando marchaban por la avenida de los Campos Elíseos para hacer hincapié en los tres meses de vida del movimiento.

El sábado, hubo 5.000 manifestantes en París según cifras oficiales y en todo el país se movilizaron unas 41.000 personas, muy por debajo del máximo de 282.000 al comienzo de la protesta.

Un sondeo de opinión de Ifop, publicado este domingo por el Journal du Dimanche, dijo que la mayoría (52%) cree que las protestas deberían detenerse, 15 puntos más que en el inicio del año.

La consulta, realizada entre el 13 y el 14 de febrero, arroja que solamente un 38% piensa que las protestas deberían continuar.

La popularidad de Macron ha subido cinco puntos desde el inicio del año, pero todavía se ubica en un 28%, pero el 71% permanece insatisfecho con su desempeño.

El presidente ha prometido 10.000 millones de euros en respuesta a la ira por el alto costo de la vida, incluidos recortes de impuestos para jubilados de menores ingresos y subsidios para apoyar a asalariados con bajos ingresos.

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