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Viktor Orban.
Hungría afirma ahora que no prevé reintroducir la pena de muerte

Hungría afirma ahora que no prevé reintroducir la pena de muerte

La decisión de reabrir el debate sobre la pena capital había topado con el contundente rechazo de la Unión Europea

colpisa / Afp

Jueves, 30 de abril 2015, 13:19

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El primer ministro húngaro, Viktor Orban, "no prevé" reintroducir la pena de muerte, ha asegurado hoy su portavoz, tras las críticas que suscitó en la Unión Europea su intención de reabrir el debate sobre la cuestión. "En Hungría hay un debate sobre la pena de muerte, pero el primer ministro no prevé reintroducirla en el país", ha indicado ese portavoz, Janos Lazar, en un comunicado que leyó ante la prensa.

Orban había afirmado el martes que la cuestión de la pena de muerte, abolida en Hungría en 1990, debía ser debatida nuevamente, subrayando que la legislación húngara (una de las más severas de Europa) no era lo "suficientemente disuasiva", tras el asesinato de una empleada de una tienda la semana anterior. Las declaraciones del primer ministro húngaro desataron una agria reacción por parte de Bruselas, que ya se ha enfrentado en otras ocasiones al gobierno de Budapest por sus posturas en materia de derechos humanos y civiles.

"El Gobierno debatirá sobre ese tema, pero se ceñirá a las leyes europeas", añadió Lazar, que precisó que Orban se había reunido por la tarde con el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz.

Amenazas

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, había amenazado hoy al primer ministro de Hungría, Viktor Orban, con una "batalla" si mantienía su decisión de reabrir el debate sobre la pena de muerte en su país. "La carta de derechos fundamentales de la Unión Europea prohíbe la pena de muerte, y Orban debería decir inmediatamente y de forma clara que esa no es su intención. Si es su intención, habrá una batalla", declaró Juncker en una rueda de prensa.

Orban afirmó el martes que la cuestión de la pena de muerte debía ser debatida nuevamente, subrayando que la legislación húngara (una de las más severas de Europa) no era lo "suficientemente persuasiva".

Las declaraciones del primer ministro húngaro desataron una agria reacción por parte de Bruselas, que ya se ha enfrentado en otras ocasiones al gobierno de Budapest por sus posturas en materia de derechos humanos y sociedad civil.

Las reacciones contrarias han venido incluso de su propia familia política en las instituciones comunitarias, el Partido Popular Europeo, que reagrupa a conservadores y democristianos, entre los que se encuentra el propio Juncker. Una fuente europea dijo el miércoles que si Hungría restablecía la pena capital, se abriría un proceso que podría conducir a sanciones, incluida la suspensión de los derechos de voto del país en el Consejo Europeo, la instancia de toma de decisiones de los 28 Estados miembros. "Todo el mundo está movilizado contra Orban en este asunto", agregó la fuente, que pidió no ser identificada.

El primer ministro húngaro conservador un tiempo perdiendo votos frente al partido de extrema derecha Jobbik, antiinmigración y a favor de la pena de muerte. Hungría abolió la pena capital tras el fin del comunismo en 1990 y según los protocolos de la UE, a la cual se unió en 2004, no puede restablecerla.

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