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Erdogan comparece para informar sobre los pormenores del asesinato del periodista Khashoggi. Foto: EFE / Vídeo: Atlas

Erdogan confirma el «asesinato político» de Khashoggi

El presidente turco mantiene la presión sobre Riad por el crimen de Khashoggi pero evita nombrar a Bin Salmán, señalado como inductor

Mikel ayestaran

Corresponsal. Jerusalén

Jueves, 1 de enero 1970

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Recep Tayyip Erdogan confirmó de manera oficial lo que filtraciones turcas venían aportando a la prensa desde el día 2 sobre lo que calificó como el «asesinato político» de Jamal Khashoggi. Ya no se trata de «fuentes anónimas cercanas a la investigación», ahora es el presidente del país quien avala punto por punto un relato más propio de una novela negra.

El mandatario compareció después de anunciar que contaría «toda la verdad» y exigió a Arabia Saudí que «delimite las responsabilidades de cada cual en este caso, desde la cumbre hasta la base» y que los implicados «sean juzgados». El dirigente islamista tuvo palabras de agradecimiento al rey Salmán, con quien habló en varias ocasiones estos días, por su «cooperación» pero no mencionó ni una sola vez al príncipe Mohamed bin Salmán (MBS), heredero a la corona y principal sospechoso de haber ordenado el asesinato del columnista de 'The Washington Post'.

A las pocas horas de terminar la alocución del líder turco, la casa real saudí organizó una recepción especial para los familiares de Khashoggi, y un hijo del asesinado, llamado Salah, y un hermano, Sahel, recibieron las condolencias del rey y de MBS en el palacio de Al Yamama, en Riad. Según la agencia oficial SPA, los Khashoggi se mostraron «agradecidos» por un gesto que llega con tres semanas de retraso y en medio de la conmoción mundial por la forma salvaje en que mataron y descuartizaron al periodista crítico.

Planeado «días antes»

Los saudíes han cambiado en tres ocasiones de versión y han pasado de decir que el periodista llegó a salir del consulado, en un intento de culpar de la desaparición a los turcos, a admitir su muerte «en una pelea» hasta, por último, hablar de «asesinato» cometido en el transcurso de una «operación no autorizada», en palabras del ministro de Exteriores, Adel al-Jubeir. Hasta ahora la única reacción ha sido la detención de 18 sospechosos y la destitución de dos altos cargos, entre ellos el número dos de los servicios de Inteligencia.

Esta respuesta no es suficiente para Erdogan, quien confirmó que la operación fue «planeada» días antes, exigió saber dónde está el cuerpo del periodista y pidió una «comisión de investigación independiente» sobre el caso. Con todo, algunos analistas mostraron su decepción porque esperaban un choque más abierto con la monarquía saudí. Alguno especialmente suspicaz subrayaba la llegada a Ankara la víspera de la directora de la CIA, Gina Haspel, en un supuesto intento por parte de EE UU de apaciguar la furia investigadora de los turcos.

El cadáver de Khashoggi fue el tema de la filtración anónima del día a la prensa. A media tarde Sky News aseguró que los investigadores habrían encontrado restos del cuerpo del columnista en el jardín de la residencia del cónsul. El medio, que no concretó la fuente, explicó que la cara de la víctima fue «desfigurada». El registro del Mercedes con placas diplomáticas localizado el lunes en un aparcamiento de Estambul llevó a la incautación de documentos aunque no está clara su titularidad.

En su intervención en el Parlamento, Erdogan se refirió a la llegada de un comando de 15 hombres desde Riad en tres equipos diferentes e informó de que algunos de ellos se desplazaron un día antes del asesinato hasta el bosque Belgrado, a las afueras de Estambul y donde la policía ya investigó en busca del cuerpo. El presidente también aseguró que estos hombres manipularon las cámaras de vigilancia del consulado y que uno de ellos se vistió con la ropa del muerto y salió del edificio para encubrir el crimen. Estas fueron las imágenes que ofreció el lunes la cadena CNN.

El líder turco hizo oficiales los resultados de la investigación hasta el momento y propuso que «los 18 sospechosos» que Arabia Saudí ha detenido por su presunta relación con el caso «sean juzgados en Estambul». Una petición que no obtuvo respuesta por parte de Riad, cuyas autoridades se limitaron a decir que los responsables, «sean quienes sean», tendrán que rendir cuentas ante la justicia.

Un asesor del príncipe heredero dirigió el crimen por Skype

La operación para acabar con Jamal Khashoggi acredita que Arabia Saudí dispone de un largo brazo para controlar a la disidencia repartida por el mundo. Si lo considera necesario, hasta sumirla en el silencio definitivo. El diario turco 'Sabah' atribuye la idea del asesinato a un agregado diplomático que trabajaba en Estambul desde 2015. El rotativo, muy próximo al Gobierno de Erdogan, señala que Ahmed Abdulá al-Muzaini, jefe local de la Inteligencia saudí, viajó a la capital del reino el 29 de septiembre, al día siguiente de la primera visita del periodista en busca de la documentación para casarse. Y regresó el 1 de octubre, la víspera de que el columnista desapareciera para siempre.

Durante su estancia en Riad, según 'Sabah', Al-Muzaini, recibió el visto bueno para matar a Khashoggi. Pero no fue el único alto cargo implicado en este suceso que conmueve al mundo. Desde la capital saudí, uno de los principales asesores del príncipe heredero, Saud al-Qahtani, dirigió el día 2 el momento brutal en el consulado a través de Skype.

Una fuente árabe de alto rango con acceso a información de Inteligencia contó a la agencia Reuters que Al-Qahtani estuvo 'presente' en una dependencia de la ya legación en los últimos minutos de vida del periodista, al que insultó por teléfono. Khashoggi le habría respondido en los mismos términos. En un momento dado, ordenó al comando de 15 ejecutores que se deshicieran del periodista. «Tráiganme la cabeza del perro» fue la instrucción concreta, según el informador de Reuters. Tanto fuentes árabes como turcas coinciden en asegurar que Erdogan tiene el audio de la llamada vía Skype y se niega a compartirlo con EE UU.

No era la primera conversación que mantenían Khashoggi y Al-Qahtani. Cuando el periodista se mudó a Washington, hace un año, recibió múltiples llamadas del asesor de Bin Salmán instándole a volver a su país. Pero el columnista temía represalias.

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