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E. BAO AGUIRRE
Domingo, 13 de enero 2019, 00:45
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Donald Trump protagonizó en los últimos días del año pasado su particular versión de 'Solo en casa'. Con su Administración en un cierre parcial y decenas de miles de funcionarios enviados a casa o trabajando sin cobrar, un ápice de decencia le impedía irse de vacaciones a su complejo de Mar-a-Lago, en Florida. Sin familia y con la única compañía del Servicio Secreto, el presidente de EE UU sólo hallaba consuelo en Twitter. Ayer llegó 'Solo en casa 2', con una verdadera tormenta matinal de mensajes en su red social predilecta cuando conoció, a la vez que los lectores de 'The New York Times' y el resto del planeta, que el FBI le investigó, cuando ya mandaba en la Casa Blanca, para determinar si en realidad trabajaba para Rusia.
«Guau, me acabo de enterar por el Fallido New York Times (de) que los exlíderes corruptos del FBI, casi todos despedidos o forzados a irse de la agencia por algunas razones muy malas, abrieron una investigación sobre mí, sin razón alguna y sin pruebas, después de que yo despidiera el mentiroso de James Comey, ¡un sinvergüenza total!», abrió el fuego Trump, para declararse después de nuevo «solo» en una residencia presidencial a la que el cierre del Gobierno ha privado de la mayoría de empleados.
El anterior director de la agencia federal es una de las bestias negras del mandatario. Aquí va otra prueba. «El FBI estaba en una crisis total por el pobre liderazgo de Comey», por lo que el de su marcha «fue un gran día», añadió el hombre de los récords porque, en este momento, concita en su persona el periodo más largo con la Administración bloqueada y el hecho de haberse convertido en el primer presidente de la historia investigado por el FBI por sospechas de que estaba al servicio de un Gobierno extranjero y no precisamente amigo.
En poder del fiscal Mueller
Según 'The New York Times', la oficina federal abrió un expediente en 2017 para averiguar si el ya presidente Trump trabajaba para Rusia. La investigación tenía un componente de contrainteligencia y se abrió, precisamente, cuando despidió a Comey en mayo. El diario, que no identifica sus fue ntes, tampoco aclara a qué conclusiones llegaron las pesquisas, que ahora forman parte del proceso sobre la interferencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016 que dirige el fiscal especial Robert Mueller. El mismo que «protege a su mejor amigo», el exdirector despedido del FBI, según otro de los tuits de ayer. Fue una de esas jornadas en las que expertos en Derecho recuerdan al presidente que estas 'reflexiones' podrían acabar utilizándose en su contra cuando deje la Casa Blanca.
Es la primera vez en que se tiene constancia de que el FBI consideró al ya presidente una amenaza potencial para la seguridad nacional. Según el abogado principal de la agencia, James A. Baker, la investigación se sustentaba en que el despido de Comey podía representar un intento de obstaculizar el trabajo de Mueller y que llegara a conocerse el alcance de la intervención rusa en la campaña. «Ahí residía la amenaza para la seguridad nacional», según Baker.
Hubo reticencias antes de decidir investigar al mandatario, pero un hecho las borró todas: que Trump declarara ante diplomáticos de Rusia que «había despedido a Comey por estar como una cabra» y por la «gran presión» a la que el presidente estaba sometido por la investigación de la trama rusa. «Me la he quitado de encima», confesó en el Despacho Oval. El abogado de Trump, Rudolph Giuliani, minimizó la noticia. «Si no han conseguido nada en un año y medio significa que no hay nada», declaró incluso antes de conocer la información en detalle. Las conclusiones de las pesquisas del FBI obran ahora en poder de Mueller, el fiscal especial que ya ha logrado las condenas de asociados del presidente como su antiguo abogado Michael Cohen y su exjefe de campaña Paul Manafort. Y la declaración de culpabilidad del exasesor de Seguridad Nacional Michael Flynn, cuyos contactos con Rusia llamaron tanto la atención a Comey que Trump se sintió obligado a pedirle que mirase para otro lado.
La tormenta tuitera no descuidó el cierre del Gobierno. Trump pidió a sus 57,2 millones de seguidores que acosen a los demócratas para que transijan con su muro.
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