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MERCEDES GALLEGO
NUEVA YORK.
Martes, 1 de agosto 2017, 00:47
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Donald Trump simpatiza con los chulos, y si son lameculos, mejor. Pero por encima de todo está su admiración por los generales. Al exgeneral de los marines John Kelly, que ayer juró en el cargo como jefe de Personal de la Casa Blanca, lo que le va es la disciplina. Las jaculatorias del mal hablado Anthony Scaramucci, que presumía ante las cámaras de tener el oído directo del presidente, no le iban. Ayer tardó apenas dos horas en despedirlo.
Scaramucci llevaba en el cargo 10 días, menos que ningún otro director de comunicación en la historia. A la estrella de Wall Street que se coló en la Casa Blanca adulando a Trump a través de la cadena Fox, donde cobraba 88.000 dólares anuales (algo más de 74.000 euros al cambio) por sus colaboraciones, se le subió el éxito a la cabeza demasiado pronto. Como muchos otros, ayer descubrió que para el jefe la lealtad sólo funciona en una dirección, la suya. El miércoles pasado cenaba con él, su esposa Melania y otras estrellas de Fox en la Casa Blanca. El viernes se le vio en el Air Force One con dos maletas en la mano y ayer se sabe que esas maletas volverán a su casa.
Se ha llevado por delante al jefe de Gabinete Reince Priebus, con quien primero dijo ser «como un hermano» para días después tener una relación como la de «Caín y Abel». Para entonces ya le había descrito como a «un maldito paranoico esquizofrénico» en una inesperada entrevista telefónica con la revista 'The New Yorker', tan llena de tacos y contorsionismos sexuales que debió chirriar en los oídos del general aún más que en todo el país. Se sospecha que Kelly habría exigido su cabeza como condición para aceptar la misión de poner orden en la Casa Blanca, donde nadie puede escaparse de su batuta.
El presidente considera a este general de los marines como la estrella de su Gobierno por el «extraordinario» trabajo que ha hecho en estos primeros seis meses. Su mano dura con los inmigrantes indocumentados al frente del Departamento de Interior le ha impresionado.
'The Mooch' (gorrón, chupabotes), como se le apodaba en Wall Street, fue escoltado ayer hasta la salida de la Casa Blanca, según la CNN. Una medida extrema que no se ha impuesto a otros como el exportavoz Sean Spicer, que dimitió del cargo tan pronto supo que Scaramucci había sido contratado para ser su jefe. Su segundo, Michael Short, dimitió tan pronto como leyó en la entrevista con 'The New Yorker' su amenaza de que los iba a despedir a todos. «Los voy a matar a todos y entonces no tendrás fuente que proteger», aseguró rabioso al reportero al que intentaba presionar para que le diera el nombre de su fuente.
Estos tres -Priebus, Short y Spicer- se suman a la lista de 15 altos cargos que han sido despedidos o han dimitido en estos primeros seis meses, batiendo todos los récord de caos gubernamental en la historia del país. Trump, que batió sus propias marcas de audiencia con un programa de televisión en el que su frase estrella era «¡Estás despedido!» (You are fired!), ha convertido su Gobierno en una pesadilla de 'reality show' donde lo difícil es sobrevivir en la isla. Steve Bannon, el asesor que Scaramucci había puesto en la diana junto a Priebus, parece haber ganado esta ronda y pasa a la siguiente etapa.
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