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Varios clientes celebran el fin de las restricciones en el pub 'Old Dr Butler's Head' de Londres AFP
Sin prisas por salir de la burbuja

Sin prisas por salir de la burbuja

Reino Unido vuelve a la normalidad. El país relaja restricciones y se reactiva dela mano de la vacunación, pero el miedo a las nuevas cepas del virus aparca la euforia

lourdes gómez

Domingo, 23 de mayo 2021, 00:41

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El miércoles fue el gran día. El restaurante Sabor, de la chef vizcaína Nieves Barragán Mohacho, reabrió al público por primera vez en más de cinco meses. «Se agotaron las reservas. Llenamos con los regulares. La gente quiere volver, y eso es muy bonito», dice entusiasmada. «El ser humano necesita la hostelería. Es el espacio y el momento en que te juntas con los amigos, te desfogas y despejas. La gente quiere volver a la normalidad, a reír, a pasarlo bien».

Sabor se esconde en una callejuela que sale de Regent Street. Es el «sueño londinense» de Barragán, «un viaje por España, del sur al norte, pasando por Segovia y otros focos castellanos» degustando pescaíto frito, croquetas de piquillo, pulpo o cochinillo. Ganó una estrella Michelín en su debut, en 2018, que se suman a otras que dejó en su anterior aventura inglesa con la cadena Barrafina. «He abierto seis restaurantes en Londres, pero la reapertura después de cinco meses y medio de cuarentena es como empezar de menos diez», explica.

Fue necesario revisar cada plato y bandeja, desinfectar las superficies y reajustar mesas, sillas y taburetes a las restricciones de distancia social. También hubo que modificar el plan de negocio original ante el explosivo combinado del Brexit y el coronavirus. «Perdí al 70% del personal entre los que regresaron a sus países por cuestiones de migración y los que decidieron pasar la pandemia con sus familias. Y, ahora, la logística de la provisión de carnes ibéricas, quesos, cochinillos y demás productos me obliga a hacer los pedidos con tres semanas de antelación, en vez de dos días que los proveedores pedían antes. Todo el mundo actúa con mucha cautela», comenta.

Durante el primer encierro –Londres está saliendo del tercer confinamiento desde marzo de 2019– lanzó 'Sabor en casa', un servicio de entrega a domicilio de menús a falta del toque final, en el fogón o el horno. «Nos reinventamos durante la pandemia y, así, seguimos moviendo nuestra marca y mantuvimos parte del equipo con salario completo», dice. El Gobierno subvencionó hasta el 80% del sueldo de los empleados en un esquema similar al ERTE, que está previsto de concluir en junio.

«La gente está loca por salir, gastar, comer y beber. Llevamos año y pico con casi todo cerrado, y ya está cansada», aventura Barragán. «Es importante», añade, «que el comensal se sienta seguro, que nos vea desinfectando las superficies, lavándonos las manos, limpiando las barandillas… que compruebe que estamos constantemente atentos a la higiene para que se sienta seguro».

Museos, teatro y cine

Precisamente, la desconfianza en la ejecución a «rajatabla» de los protocolos de higiene impide a la académica Jennifer Smith sacar partido de la relajación de las restricciones. Desde el lunes 17, se permite visitar museos, ir al teatro y al cine, a la bolera y al bingo, meter horas en el gimnasio y compartir mesa hasta seis personas en un espacio cerrado. «En la universidad, el sistema de riesgo e higiene es muy estricto y, cuando estoy en el despacho, el personal de limpieza entra cada media hora y lo desinfecta todo, desde manillas a la fotocopiadora. En la biblioteca no permiten acercarse a las estanterías y dejan los libros en cuarentena. El personal lo pedía y es necesario protegerles. Por eso voy con confianza al campus, aunque pasé miedo inicialmente y muchas semanas de trepidación. Pero no sabes si en las tiendas o los bares ejecutan bien los protocolos y hay mucha gente que no respeta nada y ni se pone la mascarilla en los espacios cerrados. De momento, prefiero quedar al aire libre», dice la profesora de historia.

Adam Wright, diseñador de 'animatronics', también opta por las terrazas o jardines ahora que empieza a reencontrarse con amigos. «Lo malo es el tiempo, no para de llover y hacer frío. Una amiga acaba de cancelar su fiesta de cumpleaños que iba a hacer en el parque. Aún no he tomado una caña dentro de un pub. Hay planificarlo de antemano, acordarlo con un colega que no se sienta incómodo en un espacio cerrado, y mis amigos prefieren quedar a la intemperie», señala.

Miembros del 'staff' de la noria del London Eye, el día de su reapertura.
Miembros del 'staff' de la noria del London Eye, el día de su reapertura. AFP

Todos los entrevistados se han vacunado al menos con una dosis y, aunque el temor a enfermar ha mitigado, algunos sienten ansiedad al salir de sus burbujas sociales. «La cepa india, con los nuevos rebrotes de contagio, nos recuerda que todavía hay que ser cautelosos, que no podemos arriesgarlo todo», subraya Wright.

La industria del cine ha despertado con fuerza esta primavera, según Wright. «Se están haciendo muchas pelis para los servicios de 'streaming'. Hay mucha acción y ofertas de trabajo. A los productores quizá les preocupa que si no terminan a tiempo, podría pillarles otra cuarentena en invierno. Desde luego se nota urgencia para acelerar las producciones», explica de un sector que se apoya fundamentalmente en profesionales autónomos.

La pandemia forzó ciertas modificaciones en el sistema de trabajo, que tendía a reunir a distintos gremios en los estudios de cine del extrarradio de Londres. «Ahora trabajamos individualmente, cada uno en su taller, y pasamos la pieza de uno a otro. Formamos equipos pequeños y, a medida que salimos del covid, podemos extender o incorporar gente nueva a la burbuja», explica.

Operar en grupos reducidos refuerza la confianza entre sus integrantes. Se fían de que el compañero de burbuja respete las normas y actúe con cautela también en las horas libres. «La gente quiere trabajar y todos andamos con mucho cuidado. Hay un sentido colectivo de cautela, porque justo ahora comenzamos a salir del covid y casi todos estamos vacunados, pero los subsidios estatales en nuestra industria son básicamente nulos», señala.

A su vez, Kathryn Bell, directora de Gallery 2020, se alarma ante la posibilidad de que la propagación de los rebrotes de coronavirus por varias regiones y ciudades de Gran Bretaña demore el levantamiento de las limitaciones. «Ninguna de las restricciones tiene sentido. Han decidido arbitrariamente lo que debe cerrar y lo que puede permanecer abierto. El desconfinamiento ha de progresar lo más rápido posible», señala la asesora en arte británico y japonés de Fine Arts Consultancy.

«Seguir adelante»

En la entrada de su galería, en el rico y bohemio barrio de Belsize, ha colocado un contenedor de plástico invitando al vecindario a donar productos para el banco de comida local. «No entiendo la filosofía del confinamiento. Deberíamos proteger a los más vulnerables y seguir adelante con la actividad vital. A corta distancia de aquí, entre Chalk Farm y Camden Town, el panorama es devastador. Tiendas, bares, restaurantes cerrados… que nunca más volvieron a abrir. A los que acuden a los bancos de comida, no les preocupa el virus, sino cómo alimentarán a su familia esa noche», denuncia.

Bell cree que muchos adultos tardarán en salir de su burbuja y retornar a la vida urbana. «Los jóvenes se sienten más seguros, pero no tienen demasiado dinero para gastar. En cambio, los de cuarenta, cincuenta, sesenta años disponen de recursos, pero están temerosos de salir de su zona de confort. Nos han expuesto a un nivel de miedo, incertidumbre y confusión, que es irracional».

Unos y otros coinciden en que la pandemia ha traído cambios que serán permanentes. La profesora intuye que las clases online en asignaturas de Humanidades continuarán en el otoño, aunque el coronavirus esté bajo control en Inglaterra. La restauradora de Santurtzi prepara una nueva versión de su oferta 'Sabor en casa' y el técnico de efectos mecánicos piensa que la dispersión geográfica terminará imponiéndose de forma que «desaparecerá el estigma» de mudarse de Londres u otras urbes por miedo a perder la oportunidad de trabajar.

Por si no es así, discotecas y grandes espectáculos están pendientes de la luz verde para reabrir las puertas. La adopción de un pasaporte de vacunación o un certificado de inmunidad vírica, que el gobierno continúa estudiando, podría facilitar la reactivación de estos aforos de masas.

Concierto en Liverpool a comienzos de este mes. EFE

«Hoja de ruta haciala libertad», que llegará el 21 de junio

El primer ministro británico, Boris Johnson, está convencido de que la llamada cepa india del coronavirus no malogrará su «hoja de ruta a la libertad». Ha fijado el 21 de junio la meta para levantar todas las restricciones, si el esfuerzo para contener la pandemia no se desvía del curso programado. «Hemos revisado los datos… y tenemos más confianza de que las vacunas son efectivas contra todas las variantes, incluida la variante india», ha dicho en el Parlamento de Westminster.

El número de casos de esta cepa creció un 160% en la última semana, hasta un total de 3.424 en todo el Reino Unido. El nordeste de Inglaterra y algunos barrios de Londres son las aéreas más afectadas por esta variante.

Al mismo tiempo, en torno al 70% de la población adulta ha recibido la primera dosis de la vacuna y más de 21 millones habían completado el programa a mediados de la semana. Los mayores de 30 años comenzaban ya a recibir citas para acudir a los centros de inoculación. Parece asegurado que pincharán a la gran mayoría de adultos antes del objetivo inicial de finales de julio.

El plan «irreversible» de Johnson incluye eliminar las distancias en el contacto humano o del uso de mascarillas en espacios cerrados y levantar la recomendación de trabajar en casa siempre que sea posible.

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