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ATLAS ESPAÑA
Martes, 26 de marzo 2019, 19:05
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Es una de las escenas más sorprendentes de sus seis años de pontificado. El Papa Francisco retirando la mano a los feligreses que intentan besársela durante su visita al Santuario de Loreto. El gesto se repite hasta quince veces. Sin dejar de sonreír, Bergoglio hace ademán de saludar a todos los que llegan. Pero en cuanto nota que acercan su boca al anillo- aparta la mano. Lo más chocante es que justo antes, se la había dejado besar por decenas de religiosos y seglares. Quienes lo conocen aseguran que en el fondo es un gesto de humildad. El Papa prefiere ser él quien bese las manos y los pies de los más necesitados y no le agrada que los creyentes le besen el anillo o se arrodillen como signo de sumisión.
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