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DIANA MARTÍNEZ
Jueves, 13 de enero 2022, 00:01
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Las tensiones en el este de Europa por el conflicto entre Ucrania y Rusia no parecen disminuir a pesar de los intentos de la comunidad internacional por dialogar y acercarse a la paz. De hecho, la agenda del viceministro de Exteriores ruso, Sergei Ryabkov, está llena esta semana con cuestiones sobre el quid de la cuestión que aqueja a Europa.
El lunes se reunió con la subsecretaria de Estado norteamericana, Wendy Sherman, en Ginebra; ayer acudió a la OTAN y hoy a la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa. No obstante, pese a las aparentes buenas intenciones, las conversaciones no están dando sus frutos y el riesgo de una guerra en el continente es «real», afirmó el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, tras la sesión a la que asistieron treinta aliados y Moscú, en un nuevo paso para rebajar las tensiones avivadas los últimos meses tras el despliegue de decenas de miles de efectivos rusos.
Cabe recordar que el viceministro de Rusia afirmó el lunes que su país «no tiene ni puede tener intenciones de atacar» Ucrania y que, por lo tanto, la Casa Blanca tampoco debe temer una «escalada» de fuerza -salvo que la provoque ella misma con el envío de soldados a Kiev-. Sin embargo, su despliegue militar en la frontera ucraniana amenaza la calma europea. Stoltenberg reiteró ayer que una agresión contra Ucrania conllevará un coste «severo» y sería un «error estratégico» de Rusia.
La Alianza Atlántica rechazó las exigencias del Kremlin de garantizar que Ucrania y Georgia no ingresen en la OTAN. Su secretario general hizo hincapié en que, en ningún caso, la organización militar comprometerá los principios fundamentales de la seguridad europea como es que cada país elija su propia política exterior y sus alianzas.
Por contra, Stoltenberg pidió a Moscú rebajar la tensión en Ucrania, así como retirar tropas de Georgia y Moldavia. Una decisión a la que Rusia no se comprometió, según denunció la secretaria de Estado adjunta del gigante americano, Wendy Sherman. «Es difícil que el diálogo y la diplomacia tengan éxito cuando mantienes a 100.000 efectivos en la frontera, realizas ejercicios y reina la propaganda. Esto lo hace difícil, si Rusia quiere seguir la vía diplomática debe desescalar», manifestó.
Moscú, por su parte, apuntó que las relaciones entre Rusia y la OTAN están en un nivel «críticamente bajo». El vicecanciller ruso, Alexander Grushko, subrayó que el Kremlin ha ofrecido garantías de seguridad que mejorarán la seguridad del país y de los aliados, mientras que la ampliación de la entidad militar «no resolverá ninguno de los problemas de seguridad», por lo que consideró «urgente» que la organización cese su expansión.
Dado que el encuentro «no fue fácil» y pese a las «diferencias significativas», con el fin de evitar a toda costa un conflicto armado, desde la OTAN se insistió en continuar el diálogo con Rusia a través de un calendario de reuniones a un corto plazo que faciliten una salida a la crisis de seguridad en Europa. La delegación rusa no dio el visto bueno a la oferta, aunque tampoco la rechazó. «Necesita tiempo para volver con una respuesta», zanjó finalmente Stoltenberg.
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