Irán abre la campaña electoral tras la purga de candidatos reformistas y moderados

     El Consejo de Guardianes, órgano formado por doce miembros elegidos por el líder supremo, Alí Jamenei, y el poder judicial a partes iguales, veta a los candidatos por motivos «técnicos» e «ideológicos» y esta vez han dado luz verde a 7.000 aspirantes que se disputarán los 290 asientos de la Cámara. «Un parlamento fuerte es un factor clave para lograr un Irán poderoso y la formación de un parlamento poderoso depende en gran manera del voto de la nación. Quizás yo no guste a alguien, pero si a esa persona le gusta Irán, debe acudir a las urnas», declaró el líder supremo. Este es el mensaje que se repite en cada proceso electoral, legislativo o presidencial, ya que la cifra de participación se interpreta como un termómetro del grado de apoyo con el cuenta el régimen islámico.

     Estas elecciones llegan en un momento de máxima tensión entre Teherán y Washington, un factor que suele favorecer a los ultraconservadores, quienes más desconfían de Occidente. La llegada de Trump a la presidencia acabó con el paréntesis de Barack Obama en el que se firmó el acuerdo nuclear y se vivieron días de deshielo entre ambos países. Además de salirse del pacto, el presidente estadounidense no tuvo miramientos a la hora de ordenar el asesinato de Qassem Suleimani, líder de la Fuerza Quds, el brazo de operaciones exteriores de la Guardia Revolucionaria. Los iraníes respondieron con el lanzamiento de 21 misiles contra bases del Ejército de Irak en las que había presencia de tropas de Estados Unidos y causaron heridas a 109 soldados, según confirmó el Pentágono. Ambos países estuvieron durante varios días a las puertas de una gran guerra abierta.