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MIKEL AYESTARAN
JERUSALÉN.
Domingo, 21 de enero 2018, 00:27
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Recep Tayyip Erdogan cumplió su palabra y anunció que «la operación militar en Afrín ya ha comenzado de facto sobre el terreno». En un discurso televisado dirigido a la nación, el presidente turco añadió que «el siguiente objetivo será Mambij». Estos dos enclaves kurdos en el norte de Siria se han convertido en los nuevos objetivos de unas autoridades de Ankara que bautizaron la operación como 'Rama de Olivo' y en las primeras 48 horas emplearon artillería y aviación «contra elementos del PKK/PYD y del Estado Islámico», en palabras del primer ministro, Binali Yildirim.
Las Unidades de Movilización Popular (PYD) son el brazo sirio del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y, pese a ser el principal aliado de Estados Unidos en la guerra contra el yihadismo, Turquía les considera «grupo terrorista». Aunque Yildirim incluyó al Estado Islámico como parte de sus objetivos en Afrín, los seguidores del califa no están presentes en el cantón kurdo del noroeste de Siria.
Las autoridades turcas, que durante los primeros años de la guerra en Siria abrieron sus fronteras a yihadistas de todo el mundo que querían llegar al país vecino a cumplir con la guerra santa y acabar con el presidente, Bashar el-Asad, aseguraron que antes de comenzar los bombardeos informaron a todos los actores activos en Siria. En una entrevista concedida al canal NTV, el ministro de Asuntos Exteriores, Mevlut Cavusoglu, informó incluso del envío de una carta al Gobierno de Damasco, en lo que supondría el primer contacto oficial directo entre ambos países desde 2011.
Los sirios amenazaron a comienzos de semana con derribar los cazas turcos en caso de que violaran su espacio aéreo, pero en las primeras horas de operación no hubo respuesta alguna. Rusia, que contaba con una misión de observadores en este cantón desde 2015, informó de la retirada de sus hombres, lo que confirmó la luz verde a Erdogan para atacar a los kurdos. Hevi Mustafa, responsable del gobierno local en Afrín, declaró al portal 'Middle East Eye' que «la situación es muy seria, estamos en guerra, Turquía nos está empujando a una guerra».
Erdogan dibujó una operación similar a la realizada por su Ejército en verano en Jarabulus y El Bab, cuando abrieron un corredor para evitar que los kurdos dieran continuidad a los tres cantones que forman Rojava, el Kurdistán sirio. En esta ocasión, los turcos parecen dispuestos a confiar en el Ejército Sirio Libre (ESL) para que ejerza de fuerza amiga sobre el terreno y, según la prensa turca, se espera que 5.000 combatientes sirios combatan junto a dos brigadas del Ejército.
El malestar turco se disparó a comienzos de semana tras el anuncio por parte de Estados Unidos de un plan para formar una fuerza fronteriza. Washington anunció su intención de crear un cuerpo de unos 30.000 hombres en el que los kurdos serían su columna vertebral. La guerra en Siria es compleja y se producen circunstancias como esta en la que Turquía, aliado de EE UU en la OTAN, ataca a los kurdos, grandes aliados de los estadounidenses en la lucha contra el Estado Islámico.
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