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Nicaragua para en exigencia de elecciones

La huelga convocada por la oposición logra el apoyo casi total de los ciudadanos mientras la violencia sigue sin freno

MERCEDES GALLEGO ENVIADA ESPECIAL

Sábado, 14 de julio 2018, 00:05

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Mercados, bancos, tiendas, gasolineras y pequeñas tiendas de comida no abrieron ayer sus puertas en ciudades y pueblos de Nicaragua por un paro convocado por la oposición para presionar la salida del presidente, Daniel Ortega, y la convocatoria de elecciones. En medio de una desbordada violencia que deja más de 350 muertos en tres meses de lucha contra el Gobierno, la protesta fue secundada por el 90% de la población, según los convocantes, aunque medios oficialistas hablaban de normalidad en el comercio.

La huelga, la segunda tras la del 14 de junio -que dejó cuatro fallecidos-, se realizó un día después de una gran marcha en Managua y manifestaciones en otras ciudades, con un saldo de cuatro policías y un civil muertos en un municipio del sureste. En una tercera jornada de presión, los opositores recorrerán hoy en caravana de vehículos los conflictivos barrios orientales de la capital, Managua.

Los opositores reclaman justicia, elecciones adelantadas o la renuncia de Ortega, a quien acusan de desatar una feroz represión contra las protestas y crear una dictadura con su esposa Rosario Murillo, marcada por la corrupción y el nepotismo.

Como contramanifestación, grupos de seguidores de Ortega, ondeando banderas del gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN, izquierda), empezaron a reunirse en sectores de la carretera entre Managua y Masaya, a 30 kilómetros al sur de la capital.

Su objetivo era participar en la conmemoración del llamado 'repliegue' -ocurrido el 27 de junio de 1979 cuando miles de guerrilleros de Managua se retiraron a Masaya para reagrupar fuerzas antes de derrocar a Anastasio Somoza- con el que el Ejecutivo recuerda cada año una gesta guerrillera previa al triunfo de la insurrección popular que, encabezada por el FSLN, causó la huida del dictador. Sin embargo, la tensión reinante obligó esta edición a postergar el festejo.

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