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El astronauta practicando en el simulador el 19 de junio de 1969. nasa
Muere a los 90 años Michael Collins, el astronauta del 'Apolo 11' que no pisó la Luna

Muere a los 90 años Michael Collins, el astronauta del 'Apolo 11' que no pisó la Luna

A los mandos del 'Columbia', orbitó el satélite a la espera de que Armstrong y Aldrin volvieran de la superficie para emprender luego el regreso a casa

L. A. GÁMEZ

MADRID.

Jueves, 29 de abril 2021, 00:02

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«Desde Adán, ningún ser humano ha conocido una soledad como la que experimenta Mike Collins durante los 47 minutos de cada revolución lunar cuando está detrás de la Luna sin nadie con quien hablar excepto con su grabadora a bordo del 'Columbia'», dijo Douglas K. Ward el 21 de julio de 1969 en el Centro Espacial Johnson, en Houston. Aislado de todos y con las miradas del mundo centradas en sus compañeros Neil Armstrong y Buzz Aldrin, Collins no se sentía, sin embargo, solo. «Conciencia, anticipación, satisfacción, confianza, casi gozo», fueron sus sensaciones, según contó en su biografía, 'Carrying the fire: an astronaut's journeys' ('Llevando el fuego: los viajes de un astronauta', 1974). El tripulante del 'Apollo 11' que no pisó la Luna murió ayer de cáncer a los 90 años.

Michael Collins nació el 31 de octubre de 1930 en Roma (Italia), donde estaba destinado su padre, oficial del Ejército. Último de cuatro hijos, se graduó en West Point en 1952 y se alistó en la Fuerza Aérea para eludir cualquier sospecha de nepotismo -su hermano mayor era ya coronel- y porque soñaba con los maravillosos avances que vislumbraba en la aeronáutica. Fue piloto de caza y, entre 1959 y 1963, de pruebas en la Base Edwards de la Fuerza Aérea, en California.

Aislado en la cara oculta

Con más de 4.200 horas de vuelo, cuando John Glenn orbitó la Tierra el 20 de febrero de 1962 en la misión Mercury Atlas 6, decidió que quería ser astronauta. Fue elegido en octubre de 1963 y tres años después, el 18 julio de 1966, despegaba en la misión Géminis 10, comandada por John Young. Durante el vuelo, su nave se acopló con éxito en dos ocasiones a sendos vehículos no tripulados que se empleaban para ensayar encuentros orbitales, y Collins dio dos paseos espaciales, convirtiéndose en el tercer estadounidense que flotó en el espacio.

Como astronauta, participó sólo en otra misión, la del 'Apolo 11', la más importante de la Historia, la que llevó al ser humano a la Luna. Fue el comandante del módulo de mando, el hombre que se quedó a bordo del 'Columbia' durante un día, solo, a la espera de que sus compañeros Armstrong y Aldrin pisaran el satélite terrestre y volvieran sanos y salvos, para emprender el regreso a casa. Entrenándose en los simuladores muchas veces solo, reunió en un libro de 117 páginas hasta 18 esquemas de encuentros entre el módulo lunar, el 'Águila', y el de mando para todo tipo de escenarios, incluidos aquellos en los que el primero no aterrizaba, despegaba demasiado pronto o bien demasiado tarde.

Siempre se sintió uno más, a pesar de que para parte de la opinión pública fuera el tercero en una gesta protagonizada por dos. «Esta empresa se ha planificado para tres hombres, y considero que mi tercero es tan necesario como cualquiera de los otros dos», escribió en su biografía. Su papel era clave. Cada vez que se metía detrás de la Luna, esta apantallaba las señales de radio y le aislaba del mundo. Un problema en la climatización del modulo le tuvo ocupado durante dos órbitas y, cuando lo resolvió, el tránsito por la cara oculta le pareció «relajante». Únicamente temió por la vida de sus compañeros, porque murieran allí abajo y la NASA le obligara a volver a casa solo, como el único superviviente de la misión. No fue así. Todo fue bien.

Collins se retiró de la NASA en 1970. Fue subsecretario de Estado para Asuntos Públicos, director del Museo Nacional del Aire y del Espacio de Washington y empresario, pero siempre astronauta. «Michael siguió siendo un incansable promotor del espacio. 'La exploración no es una elección, en realidad, es un imperativo', decía», recordaba ayer Steve Jurczyk, administrador interino de la agencia. «Querido Mike. Dondequiera que hayas estado o estés, siempre tendrás el fuego para llevarnos hábilmente a nuevas alturas y al futuro. Te extrañaremos. Descansa en paz. #Apolo11», escribió ayer en Twitter Buzz Aldrin, el único superviviente de aquella histórica misión.

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