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Ficha de los procesados difundida por la Policía de México en busca de colaboración ciudadana.
'El monstruo de Ecatepec' y 'La novia de Chuky', los mayores asesinos en serie de México

'El monstruo de Ecatepec' y 'La novia de Chuky', los mayores asesinos en serie de México

La Fiscalía ya les ha procesado por matar en espantosos rituales de sangre a diez mujeres. Él dice que son justo el doble

milagros lópez de guereño

Jueves, 1 de enero 1970

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Si la cara es el espejo del alma, la del ya rebautizado como el 'Monstruo de Ecatepec' no reflejaba su lado más oscuro. Juan Carlos, de 38 años y aspecto anodino, ha confesado haber matado en seis años a veinte mujeres, todas en un radio de apenas tres kilómetros; un macabro récord que, de confirmarse, lo convertirá en el peor asesino en serie de México. No satisfecho con degollar a sus víctimas, mantenía después relaciones sexuales con sus cuerpos sin vida, luego las desmembraba, alimentaba a sus perros con la carne y los huesos, los vendía. En ese sendero de horror le acompañó Patricia, su pareja, quien se identificaba como 'la novia de Chuky' en Facebook, donde dejó escrito: «Para cada loca nació su loco». La Fiscalía del Estado de México la define ahora como «subnormal».

La Policía localizó en su casa a cuatro menores. Se investiga si podrían ser hijos de algunas de sus presas, porque ya parece acreditado que vendieron por 800 euros al bebé de dos meses de Nancy Noemí Huitrón, a quien se perdió la pista el pasado 6 de septiembre. Las familias de las jóvenes desaparecidas temen que la deshumanización de estas alimañas llegue a los tribunales convertida por los peritos forenses en enajenación, que Juan Carlos sea catalogado como un «psicópata misógino» para evadir todo el peso de la ley. Por eso en Jardines de Morelos, el barrio de clase media-baja donde se descubrió su guarida, parecido a una favela de casas amontonadas y precarias del municipio de Ecatepec, a 31 kilómetros de la capital, los vecinos han tomado las calles exigiendo justicia.

Juan Carlos y Patricia se conocieron en un bar. Ella se convirtió en su 'surtidora' de víctimas: mujeres de un perfil físico similar y en torno a los 25 años. Se hacían «amigas», les ofrecía ropa usada, queso, perfumes, bisutería o teléfonos móviles y las llevaba a casa. Él les echaba un ojo. Si le gustaban, les pedía que se quedaran un rato más. Hasta la carnicería.

Sin remordimiento alguno, 'Chuky' fue hilvanando la mecánica de sus fechorías ante los atónitos representantes del ministerio público. «Mediante un arma punzocortante, atacaba a las mujeres degollándolas», para mancillar después sus cadáveres. Una confesión aberrante. «Yo estoy bien –mantiene–. Lo que hago está bien porque estoy limpiando el mundo de porquería, estoy completamente sano». La bacanal de sangre proseguía con el descuartizamiento de los cuerpos. Juan Carlos sumergía algunos órganos en formol y metía las extremidades en un refrigerador. La carne de sus víctimas alimentaba a los perros. Con la grasa corporal y la piel, abonaba las plantas de sus macetas. Vendía los huesos a santeros y otros restos los arrojaba a terrenos baldíos cercanos.

Marcado a fuego

Su locura criminal terminó el jueves de la pasada semana, cuando los agentes detuvieron a la pareja al salir de casa llevando en un coche de bebé una bolsa de basura con despojos humanos. La pista que les condujo hasta ellos fue ganando peso a medida que los deudos de las desaparecidas prestaban declaración: la mayoría dejaron de verlas después de que les dijeran que iban a comprar ropas, perfumes o teléfonos. Justo el negocio al que se dedicaban.

Juan Carlos mantiene que a los 10 años le marcaron los abusos cometidos por una mujer que lo cuidaba «para que mi mamá pudiera irse de puta». Recuerda que aquella mujer «se me subía, me hacía hacerle cosas que, como niño, me desagradaban bastante». Como ver a su madre sosteniendo relaciones con otros hombres, maltratando a su padre o intentando lastimarle con armas cortantes. «Yo no podía defenderlo. Desde ese momento dije que ni una mujer me iba a faltar al respeto jamás».

Reconoce que, «desde los 22», pegaba a sus parejas a la menor contrariedad. Pero el viaje al infierno de la muerte comenzó tras fracasar su relación con Mónica, de la que se declaró muy enamorado. Decidió que si él no podía ser feliz, nadie lo sería. A los fiscales les ha dicho que le gustan las mujeres, pero que «prefiero que mis perritos coman su carne a que ellas sigan respirando mi oxígeno».

Algunos detalles de su confesión que han trascendido a la prensa son tan confusos como brutales. Por ejemplo: «Mil veces llegaron los perritos y las ratas, que ellas sigan caminando por ahí... ¿Misión? No sé salir de esta, pero si salgo de una vez le digo a los patrones: voy a seguir matando mujeres... Uno, porque a veces no me deja dormir esta madre; dos, por el odio que les tengo y tres, porque sigo viendo necesidad todavía (palabras inaudibles en el audio) que fueron mis perros a otro lado, sí».

La carrera de degradación de los 'Chukys' comenzó hace seis años. La Fiscalía los ha procesado ya por diez casos documentados. Juan Carlos se ufana de que son justo el doble. Y las autoridades creen que incluso podrían ser más, porque los feminicidios son comunes en México y muchos de ellos quedan impunes. Si Juan Carlos tiene razón, su negra leyenda superará la del 'Mataviejitas', tristemente famoso por asesinar a trece ancianas en el país.

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