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Una lancha de la Guardia Civil navega junto al petrolero Grace 1, el buque iraní retenido en Gibraltar desde el 4 de julio. :: Jon NAZCA / REUTERS
La liberación del Grace 1 rebaja la crisis con Irán

La liberación del Grace 1 rebaja la crisis con Irán

Gibraltar ignora las presiones de Trump para prolongar la retención del petrolero y Teherán garantiza que su destino no será Siria

MIKEL AYESTARAN

JERUSALÉN.

Viernes, 16 de agosto 2019, 00:03

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El final de la crisis de los súper petroleros comenzó a ver la luz tras el anuncio de la Corte Suprema de Gibraltar de la liberación del Grace 1, el buque iraní retenido desde el 4 de julio debido a la sospecha de que transportaba 2,1 millones de barriles de crudo a Siria, lo que suponía una violación de las sanciones impuestas por la Unión Europea. Pasadas cinco semanas, el diario 'Gibraltar Chronicle' fue el encargado de revelar la decisión de las autoridades del Peñón, que durante las últimas horas tuvieron que hacer frente a la presión de Estados Unidos, que solicitó, en nombre de la cooperación judicial internacional, extender el embargo del petrolero. El capitán y los tres oficiales del barco, que se hallaban en libertad bajo fianza, también fueron exonerados.

El ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo, explicó que «el 13 de agosto recibí una garantía por escrito de la República de Irán de que, de ser liberado, el destino de Grace 1 no sería una entidad sujeta a sanciones de la Unión Europea» y por ello «ya no existen motivos razonables para la detención». Desde el Foreign Office recordaron a Teherán que «debe cumplir las garantías que ha ofrecido» porque de lo contrario «no nos mantendremos impasibles ni permitiremos obviar las vitales sanciones de la UE contra un régimen que ha empleado armas químicas contra su propio pueblo», en referencia al presidente Bashar el-Asad, aliado de Irán. Respecto a la petición formulada por los estadounidenses, Picardo aseguró que las «autoridades independientes de Asistencia Legal Mutua adoptarán una decisión objetiva y legal de esa solicitud para un procedimiento separado».

Intento de «piratería»

El primero en reaccionar en las redes sociales fue el ministro de Relaciones Exteriores iraní, Javad Zarif, para quien «esta tentativa de piratería muestra el nivel de desprecio que tiene la administración Trump por la ley». El embajador de la república islámica en Londres, Hamid Baeidinejad, también recurrió a Twitter para mostrar su alegría porque «los esfuerzos frenéticos de última hora» de Estados Unidos por alargar la detención resultaron estériles.

Este movimiento de Gibraltar desbloquea la situación del barco iraní y abre dos incógnitas. Por un lado, se desconoce el rumbo que tomará el petrolero. «Según un anuncio del propietario del buque cisterna, el destino de Grace 1 serán los puertos mediterráneos», dijo el jefe adjunto de la Organización Marítima y de Puertos de Irán, Jalil Eslami, a la agencia de noticias semioficial Mehr, que no concretó el rumbo ni dio el nombre del dueño del combustible.

Por otro lado, todas las miradas están puestas en Teherán para saber si mueve ficha en el caso del Stena Impero. Siguiendo su particular estrategia de ojo por ojo, la Guardia Revolucionaria inmovilizó el 19 de julio en el estrecho de Ormuz este petrolero británico bajo la acusación de «no respetar el código marítimo internacional». Teniendo en cuenta que en las últimas semanas los iraníes ya habían planteado la posibilidad de un trueque de barcos, todo apunta a que el Stena Impero será liberado en breve.

Tensión en el Golfo

Este pulso entre Teherán y Londres se suma al que mantienen los iraníes con Estados Unidos desde que Donald Trump decidió retirarse de forma unilateral del acuerdo nuclear y volver a imponer sanciones a la república islámica. La inestabilidad se extendió pronto al golfo Pérsico, donde este verano seis petroleros han sido atacados, en unas acciones de las que iraníes y estadounidenses se acusan mutuamente y que no han sido aclaradas.

En esta misma zona, en junio, el fuego iraní derribó un dron estadounidense tras violar el espacio aéreo de la república islámica. El derribo se produjo en la misma semana en la que Trump ordenó el envío de 1.000 soldados más a un Golfo que ya reforzó anteriormente con otros 1.500 soldados, el envío de bombarderos B52 y el despliegue de baterías de misiles Patriot ante lo que en su momento calificó de «amenaza inminente», por parte de Teherán y sus fuerzas aliadas en la región contra intereses estadounidenses.

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