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Jueves, 1 de octubre 2020, 00:01
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nueva york. Chris Wallace, el prestigioso periodista de la Fox que actuó como moderador del debate presidencial, logró su objetivo sólo a medias. Antes del cara a cara dijo que su intención era «ser invisible» durante la confrontación entre Donald Trump y Joe Biden delante de las cámaras y consiguió serlo... pero únicamente después, cuando los focos del plató instalado en la Universidad de Cleveland ya se habían apagado. Los constantes ataques del líder republicano terminaron convirtiéndole en un protagonista más del debate y, desde luego, el más templado.
Buscado ayer por sus compañeros de profesión, Wallace prefirió mantenerse en un plano discreto y ahorrarse cualquier valoración sobre el bronco cara a cara, salvo para insistir en que su propósito fue en todo momento el de la invisibilidad; es decir, ejercer de moderador sin robar protagonismo a sus invitados. El problema es que el periodista no contaba con la apisonadora en que se convirtió el presidente estadounidense nada más salir al estrado. Trump repartió sus críticas entre su rival demócrata, Joe Biden, y el propio presentador, que en una ocasión le rcordó que «el moderador soy yo» y en otra le invitó a ocupar su silla ante las constantes interrupciones del inquilino de la Casa Blanca.
El arrollador verbo de Trump, que posiblemente quiso aprovechar la gran audiencia televisiva que el coronavirus le viene negando ante la prohibición de celebrar mítines, tampoco sentó bien en otros ámbitos intelectuales. El escritor Stephen King dejó un mensaje en su cuenta de Twitter donde pidió «que le corten el micrófono cuando interrumpa».
Entre las reacciones al debate presidencial llama la atención la ausencia de políticos renombrados o antiguos inquilinos del Despacho Oval. Muchos prefirieron dejar pasar la situación para no calentar más un espectáculo que analistas y politólogos coinciden en calificar de «bochornoso». Sí se pronunció la candidata a vicepresidente por el partido demócrata, la senadora Kamala Harris, que se refirió al discurso del líder republicano como un ejemplo de «racismo a través de un megáfono». Harris tendrá su propio debate electoral el próximo día 7, en una confrontación con el aspirante a revalidar su cargo de vicepresidente actual, Mike Pence. Aunque el exgobernador de Nueva Jersey Chris Christie manifestó no hacer «esa lectura, aunque es prerrogativa de cada uno leerlo así», cuando Trump evitó cuestionar al supremacismo blanco, la organización Proud Boys -alineada a este movimiento de extrema derecha xenófobo- prometió ayer lealtad al jefe del Gobierno tras su llamada durante el debate a «mantenerse a la espera».
En el mundo del deporte, dominado por grandes figuras afroamericanas, la negativa del presidente a parar el supremacismo, generó abundantes críticas entre la comunidad de atletas, quiene s reiteraron su determinación a votar en masa en las elecciones de noviembre. Los deportistas reaccionaron con «desconcierto» y «consternación» a las declaraciones de Trump.
El 'all-star de la NBA, Kyle Lowry, tuiteó: «Y todavía no lo dijo». Mientras, Randall Cobb, de la NFL, envió el siguiente mensaje: «Le preguntaron sobre el racismo y respondió sobre la aplicación de la ley». También el miembro del Salón de la Fama de la NFL Deion Sanders mostró su malestar hacia el debate y lo comparó con una serie de telerrealidad con una falta de nivel y de respeto «fuera de serie».
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