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Dos mujeres palestinas siguen por televisión la presentación del plan de paz de Trump. AFP

El 'impeachment' eclipsa el plan estrella de Trump

El presidente de EE UU presenta su proyecto de paz para Oriente Próximo, a medida de Israel, pero los medios desvían la atención hacia su juicio político en el Senado

mercedes gallego

Corresponsal. Nueva York

Martes, 28 de enero 2020, 23:01

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Donald Trump perdió este martes, por primera vez, la batalla mediática con la que ha manipulado a los medios de comunicación desde que anunció su campaña a la presidencia en 2015 acusando a los mexicanos de ser «traficantes, violadores o delincuentes». Desde entonces siempre ha sabido cómo desviar la atención y acaparar la cobertura que solo en esa campaña le reportó más de 2.000 millones en publicidad gratuita. este martes, sin embargo, el grandilocuente «plan del siglo» con el que intenta comprar la paz de los palestinos en Oriente Próximo quedó enterrado bajo la cobertura del 'impeachment', sacudido por las explosivas revelaciones de John Bolton.

El exasesor de Seguridad Nacional que, paradójicamente, ha trabajado siempre al servicio de los lobbies judíos, es quien se llevó este martes toda la atención, al saberse el domingo por la noche que publicará en su libro la prueba que buscan los demócratas para acusar al presidente de 'quid pro quo' en la trama ucraniana. Trump niega haberle dicho que estaba reteniendo la ayuda militar a Ucrania para que ese Gobierno anunciase una investigación por corrupción contra la empresa Burisma en la que servía Hunter Biden, hijo del ex vicepresidente Joe Biden. este martes, John Kelly, antiguo jefe de gabinete de Trump, y respetado general de cuatro estrellas, salió a la palestra en Sarasota (Florida) para decir que cree a Bolton. Y esa, no el plan de paz para Oriente Próximo, fue la noticia que cubrieron las televisiones, con el presidente de fondo presentando junto al primer ministro Benyamin Natanyahu «la última oportunidad que tendrán nunca» de alcanzar la paz, sentenció el mandatario que atraviesa un proceso de juicio político en el Senado.

  • 50.000 millones de dólares -45.370 millones de euros- en inversiones a lo largo de diez años ofrece Donald Trump a los palestinos para que acepten su plan de paz para Oriente Próximo. La mitad irían destinadas a Gaza y Cisjordania y la otra mitad a países vecinos con población palestina como Jordania o Egipto.

  • Estado condicionado. El «plan del siglo» obliga a los palestinos a renunciar a Jerusalén. Además condiciona su futuro Estado idependiente a que acepten la soberanía israelí sobre los territorios que han reclamado durante 70 años. Deberían renunciar también al retorno de los refugiados y a la violencia.

  • 4 años se compromete Israel a congelar la expansión de los asentamientos judíos. Un margen de tiempo que serviría para negociar el acuerdo final de paz.

  • Contradicciones. Según el plan ideado por Trump, Israel se quedaría con Jerusalén como «capital indivisible». Sin embargo, según este mismo documento, el futuro Estado palestino establecería su capital en «Al-Qud», nombre de Jerusalén en árabe, e incluiría «áreas de Jerusalén del Este».

Trump, acusado de abuso de poder, y Netanyahu, de corrupción, tienen todo el interés del mundo en desviar la atención, pero el resto de los que les acompañaban con entusiarmo en la sala tenían muy buenas razones para aplaudir. Como insistió Trump, «nunca tendrán un equipo como este que ame tanto a Israel». Su propio yerno, Jared Kushner, amigo de Netanyahu y nieto de supervivientes del Holocausto, ha diseñado el plan que no ha consultado con la parte palestina.

Para el país hebreo el plan es perfecto. Israel se queda con Jerusalén como capital indivisible, los asentamientos judíos en Cisjordania y el fértil Valle del Jordán. Y si los palestinos quieren tener un Estado con la tierra que se les ha asignado, tendrían que aceptar la soberanía israelí sobre los territorios que han reclamado con sus vidas durante 70 años, renunciar al retorno de los refugiados y a la violencia.

Un «día histórico»

¿Por qué iban a aceptarlo? En la visión mercantilista de Trump, porque el plan les ofrece el espejismo de un futuro próspero con 50.000 millones de dólares (45.370 millones de euros) en inversiones a lo largo de diez años, de las que la mitad irían destinadas a Gaza y Cisjordania, y la otra mitad, a los países vecinos con población palestina, como Jordania o Egipto. Gaza y Cisjordania quedarían, eventualmente, conectadas por un túnel y un ferrocarril, sin que quede claro dónde se establecería la capital. El plan habla de que sería «Al-Qud», el nombre de Jerusalén en árabe, e incluiría «áreas de Jerusalén del Este», la misma ciudad que según el presidente quedaría bajo soberanía israelí como «capital indivisible».

«Un día histórico», proclamó Netanyahu complacido al celebrar que Trump se haya convertido en «el primer mandatario en reconocer la soberanía de Israel sobre Judea y Samaria», indicó. «¡Gracias, señor presidente! Esta área y otras muchas serán ahora reconocidas por EE UU como parte permanente del Estado judío». No es de sorprender que le haya prometido a Trump que hará todo lo posible por implementar semejante «Visión», con mayúscula, según la escribe la Casa Blanca. A lo único que le compromete es a congelar la expansión de los asentamientos durante cuatro años para negociar el acuerdo final en base a esta «Visión», también llamada por la Casa Blanca «el plan del siglo», o «el fraude del siglo» por los palestinos.

El documento promete un «brillante futuro de paz y prosperidad» en la región

De implementarse «adecuadamente» promete «un brillante futuro de paz y prosperidad» en la región que para los palestinos incluiría la creación de más de un millón de puestos de trabajo, reduciría la pobreza a la mitad, bajaría el desempleo a menos del 10% y doblaría el crecimiento económico.

La Casa Blanca y la campaña de Trump presumían este martes de «otro gran logro» del mandatario que no hace más que «cumplir promesas». Ahora «ha unido a Israel con sus rivales políticos» en apoyo de una visión detallada para promover la normalización de relaciones entre Israel y sus vecinos. Como prueba allí estaban los representantes de Arabia Saudí, Catar, Baréin, Omar y Emiratos Árabes Unidos, sin duda dispuestos a contribuir con sus petrodólares a las potenciales inversiones que promete Trump, en caso de que los palestinos acepten su «Visión». «Quédese tranquilo que Israel no desaprovechará esta oportunidad», lapidó Netanyahu.

Abás advierte de que no cederán ante la iniciativa de la Casa Blanca

MIKEL AYESTARAN | Jerusalén

Mahmoud Abás reunió de urgencia al liderazgo palestino para responder al «plan del siglo» presentado por Donald Trump y Benyamin Netanyahu y declaró que «rechazamos este acuerdo desde el principio, y nuestra posición era correcta cuando nos negamos a esperar. No nos agacharemos y no cederemos».

Las palabras del presidente palestino, que recordó además que «Jerusalén no está en venta», estuvieron en la misma línea que las de Hamás, que consideró el texto «carente de sentido» y calificó de «agresiva» la actitud del presidente estadounidense. Gaza fue el lugar que vivió las primeras movilizaciones de respuesta al plan y se quemaron fotos del inquilino de la Casa Blanca y banderas estadounidenses e israelíes.

Desde hace dos años están congeladas las relaciones entre la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y Washington, un bloqueo que llegó tras la decisión de Trump de reconocer Jerusalén como capital de Israel y de trasladar su Embajada a la ciudad santa. A partir de ese momento los palestinos dejaron de considerar a Trump un mediador válido por su parcialidad y este «acuerdo del siglo» se elaboró sin tenerles en cuenta.

Cortina de humo

La alegría a un lado del muro se convirtió en enfado al otro, donde más que «plan de paz» lo recibieron como «un plan de anexión» en toda regla. La activista y escritora palestina Linda Sarsour escribió en su cuenta de Twitter que «un plan de paz sin los palestinos, no es un plan de paz, es una estrategia de Trump para lograr su reelección».

Este punto de vista fue compartido por analistas de toda la región que vieron esta presentación como una cortina de humo tanto del dirigente de la Casa Blanca como de Netanyahu para intentar desviar la atención de sus problemas domésticos. En el caso del presidente estadounidense por el juicio político del 'impeachment' y en el del primer ministro israelí por el inicio formal de su procesamiento por corrupción.

Los partidos de la extrema derecha de Israel también se mostraron críticos con el texto presentado, en su caso porque «el acuerdo recoge la creación de un Estado palestino y esto supone negar el derecho básico del pueblo judío a la Tierra de Israel». Ellos quieren toda la tierra.

Desde Teherán, consideraron el acuerdo de Trump como «la traición del siglo» y el partido milicia chií libanés Hizbolá lo consideró «un intento de eliminar los derechos del pueblo palestino».

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