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Filipinas. En el centro, el cardenal Luis Antonio Tagle. REUTERS
La Iglesia de Asia llama a la puerta del cónclave

La Iglesia de Asia llama a la puerta del cónclave

Opciones. Varios cardenales asiáticos, el continente donde más crecen los católicos junto con África, cuentan con posibilidades de ser el nuevo Papa

DARÍO MENOR

Lunes, 5 de mayo 2025, 00:08

África y Asia llevan tiempo siendo los continentes donde más crece la Iglesia católica tanto en número de fieles como en el de sacerdotes, religiosos, monjas y seminaristas. En el pontificado del Papa Francisco también ha aumentado la presencia de representantes de estas comunidades eclesiales en el Colegio Cardenalicio, que resulta hoy mucho más internacional del que lo eligió a él en 2013. De los 133 purpurados menores de 80 años y con derecho al voto que participarán en el cónclave que se inicia el miércoles, 23 que provienen de Asia y 18 de África. Mientras que constituiría una sorpresa mayúscula que el próximo obispo de Roma hubiera nacido en el África negra, sí hay candidatos de peso entre los cardenales asiáticos para suceder a Jorge Mario Bergoglio, que consideraba que en ese continente está «el futuro de la Iglesia».

Se lo dijo el fallecido Pontífice a un cardenal que tiene opciones de convertirse en el nuevo Pontífice: Luis Antonio Tagle, de 67 años, pro-prefecto del Dicasterio para la Evangelización y cuyo nombre está presente en las listas de 'papables' que circulan estos días por Roma. Tagle aúna el conocimiento de la Curia romana con la experiencia pastoral. Fue arzobispo de Manila, donde recibió a Bergoglio durante su viaje a Filipinas en 2015, cuando se dio el mayor baño de multitudes de su pontificado al congregar seis millones de personas en la misa que presidió en la capital. Considerado por algunos como el 'Francisco asiático', la candidatura de Tagle podría, no obstante, verse frenada por su edad, relativamente joven para ser Papa, sus problemas de gestión al frente de Cáritas Internationalis y las enemistades que ganadas en América Latina por su trabajo en el 'ministerio' vaticano encargado de las tierras de misión.

Proviene también de Filipinas, el país con mayor número de católicos de Asia con más de 80 millones de fieles, otro cardenal que ha llamado la atención de algunos durante las congregaciones generales, las reuniones previas al cónclave: Pablo Virgilio Siongco David. Tiene 66 años, y es obispo de Kalookan y presidente del episcopado de su país, un cargo que siempre suscita respeto en el cónclave al quedar patente que el purpurado cuenta con la confianza de los obispos de su propia nación, quienes más le conocen. Políglota y volcado en los más desfavorecidos, acaparó titulares al oponerse frontalmente a la guerra contra la droga impulsada por el expresidente Rodrigo Duterte debido a las continuas violaciones de los derechos humanos que supuso.

Albert Malcom Ranjith

Si finalmente el cónclave decide poner su mirada en Asia, otros candidatos a tener en cuenta podrían ser el arzobispo de Colombo (Sri Lanka), Albert Malcolm Ranjith, de 77 años, con experiencia en la Curia romana y de posiciones conservadoras, y el salesiano Charles Maung Bo, de 76 años, arzobispo de Rangún, quien ha ocupado diversos cargos de responsabilidad en la Iglesia asiática y destacó por su trabajo por la reconciliación nacional en su país, Myanmar (antigua Birmania). Aunque nació en Italia hace 60 años, también está incluido en las quinielas vaticanas de cardenales asiáticos, Pierbattista Pizzaballa, patriarca latino de Jerusalén y cuya eventual elección como obispo de Roma constituiría un potente mensaje de atención hacia Tierra Santa y Oriente Medio.

La fe en minoría

«Jesucristo fue asiático», dice Gregory Ramon D. Gaston, rector del Pontificio Colegio Filipino de Roma, cuando se le pregunta si ha llegado la hora de un Papa de ese continente, algo que no sucede desde que, en el siglo VIII, con dos obispos de Roma provenientes de Siria. «La mayoría de las grandes religiones han nacido en Asia y por eso sus habitantes están muy ligados a la fe. Un obispo de Roma que provenga de aquí daría una contribución especial en ese sentido», destaca Gaston. El sacerdote indonesio Kenny Ang, investigador del departamento de Teología Dogmática de la Pontificia Universidad de la Santa Croce de Roma, sostiene que un Papa asiático aportaría la experiencia de vivir la fe en minoría. «Ocurre con los católicos de Corea del Sur, Japón, Sri Lanka, Myanmar o en mi país, Indonesia. Pese a las dificultades, ser minoría te ayuda a vivir tu identidad católica y a sentir la universalidad de la Iglesia. Los católicos se sienten orgullosos de su fe y quieren profundizar en ella», dice Ang. Pone como ejemplo Indonesia, la nación con el mayor número de musulmanes del mundo pero donde no para de crecer la cifra de católicos. «Somos ya más de ocho millones, más que los de Irlanda, Reino Unido o Austria, aunque esto apenas se sepa», dice.

La elección de un Papa asiático impulsaría, quizá, la difícil relación entre la Santa Sede y China. Sin lazos diplomáticos oficiales desde 1951 con la victoria de Mao Zedong, ambos países establecieron en 2018 un acuerdo que desatascó el nombramiento de obispos en China. El pacto, renovado desde entonces y cuyo contenido no se ha hecho público, propició que confluyeran las dos comunidades católicas del país: la llamada Iglesia patriótica, controlada por el régimen de Pekín, y la clandestina, fiel a Roma pese a la persecución. «El acuerdo es un hecho histórico de gran relevancia. Frente a la defensa china de las consideradas como injerencias extranjeras, el pacto supone un reconocimiento implícito de la acción de la Santa Sede en su territorio como un sujeto internacional», sostiene Agostino Giovagnoli, profesor de Historia Contemporánea de la Universidad Católica del Sacro Cuore.

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