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IVIA UGALDE
Martes, 23 de abril 2019, 00:24
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Los gallegos María González Vicente y Alberto Chaves se unieron ayer a la terrible lista de víctimas de los atentados y el alcalde de Pontecesures, el municipio pontevedrés del que eran vecinos, fue el encargado de comunicarlo con el alma en un puño. Juan Manuel Vidal explicó que los jóvenes, de 31 y 32 años, eran pareja. Ella trabajaba en la empresa familiar de equipamiento textil en Padrón y él era empleado de la empresa de congelados Profand en su sede en India, Profand Vayalat. María había viajado hasta allí para encontrarse con Alberto y se habían trasladado a Sri Lanka para pasar unos días de vacaciones. Se alojaron en el hotel Kingsbury, uno de los establecimientos atacados en Colombo.
Vidal apuntó que las familias habían recibido ayer la noticia por parte de fuentes diplomáticas, tras confirmar «por unos tatuajes» la identificación de los fallecidos. El Ministerio de Exteriores confirmó, a través de su personal de la Embajada de España en Delhi desplazada a la zona, los dos fallecimientos y realizaba las gestiones para obtener a la «máxima brevedad» los certificados oficiales de las autoridades judiciales de Sri Lanka para poder repatriar los cadáveres.
Desbordada por una matanza inimaginable, la morgue del Hospital Nacional de Colombo ofrece desde el domingo la más cruda estampa de la desolación. En sus salas yacen la mayor parte de los fallecidos en los atentados. Es ese temido lugar al que nadie quiere acudir, donde se esfuman las esperanzas de los cientos de personas que no paran de llegar desde diferentes partes de Sri Lanka y de todo el mundo en busca de respuestas sobre sus seres queridos.
Sara fue ayer una de esas personas que se desplazó hasta la capital desde la localidad de Candy para localizar a su hermana mayor, que estaba en la iglesia de San Antonio de Colombo cuando se produjo una potente explosión. «La llamé al teléfono, pero no conseguí respuesta», explicaba con un nudo en la garganta tras encontrar en la morgue su cuerpo sin vida. «Estábamos muy felices las última vez que nos vimos hace una semana, no creo que se esperase un final así. Solo tenía una hija y su marido había muerto hace años», lamenta.
La devastación por la tragedia, que se ha cebado sobre todo con la población local, invade igualmente a los allegados de la treintena de extranjeros fallecidos, en su mayoría turistas occidentales como los españoles María y Alberto. Entre las víctimas más jóvenes se encuentran tres de los cuatro hijos del multimillonario danés Anders Holch Povlsen, dueño del grupo de moda Bestseller y principal accionista de la cadena de ropa ASOS.
Hace apenas unos días, Alma -la hija mayor del magnate- compartía en su Instagram una foto de sus hermanos, Astrid, Agnes y Alfred, en una piscina. La estampa de felicidad constrastaba ayer con los cientos de mensajes de condolencias y la confirmación del fallecimiento de tres de ellos, sin que se haya querido especificar sus nombres. La noticia ha impactado profundamente en la sociedad danesa por ser Povlsen muy conocido al ser la mayor fortuna del país por su imperio que alcanza los 6.300 millones de euros, según Forbes. Es además el terrateniente más importante de Escocia.
La tragedia también arrebató la vida a la británica Anita Nicholson, de 42 años, y sus hijos Alex, de 14, y Annabel, de 11, cuando desayunaban en el segundo piso del hotel Shangri-La. Su esposo y padre de los pequeños, Ben Nicholson, logró sobrevivir.
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