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Policías británicas hacen guardia a la entrada de la vivienda del exespía ruso Skripal en Salisbury. :: efe
El exespía ruso y su hija siguen en estado crítico por un posible envenenamiento

El exespía ruso y su hija siguen en estado crítico por un posible envenenamiento

Londres promete una respuesta contundente si se demuestra que Moscú intentó acabar con la vida del antiguo agente que se pasó al bando británico

ÍÑIGO GURRUCHAGA CORRESPONSAL

LONDRES.

Miércoles, 7 de marzo 2018, 00:20

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Al disidente búlgaro Giorgi Markov lo mataron en 1978 con ricino, inyectado con la aguja que remataba la punta de un paraguas cuando esperaba en una parada de autobús, en el puente de Waterloo. A Alexander Litvinenko lo envenenaron en 2006 con polonio disuelto en una taza de té, en la cafetería de un lujoso hotel del barrio de Mayfair, a cuatro pasos de la antigua Embajada de Estados Unidos.

Hay otras muertes en Reino Unido de supuestos espías que han dejado dudas sobre su causa y cuyas circunstancias nunca han sido esclarecidas. La escena del posible envenenamiento del exagente ruso Serguéi Skripal y de su hija Yulia ofrece de nuevo estética de novela. Fueron descubiertos en un estado de intoxicación grave en un banco de un pequeño parque, en el centro comercial de la exquisita capital de la planicie de Salisbury, rica en restos neolíticos.

Boris Johnson, ministro de Asuntos Exteriores, fue solemne en el Parlamento: «Digo a los países del mundo que ningún intento de cobrarse la vida de inocentes en suelo británico quedará sin sanción y sin castigo». Sugirió que, si se confirma que Rusia está detrás del crimen, la selección inglesa de fútbol podría ausentarse de la Copa del Mundo de fútbol este verano. El ministro no culpa directamente a Moscú, que se ha ofrecido a colaborar en la investigación y denunció las primeras reacciones como «el guión de una nueva campaña contra Rusia». El jefe de antiterrorismo de Scotland Yard, Mark Rowley, reconoció, por su parte, que los precedentes señalan al Kremlin, pero que no hay que olvidar «que los espías no son inmortales».

Boris Johnson

La Policía recogió de un gimnasio próximo al parque donde Serguéi y Yulia Skripal fueron localizados en estado crítico la imagen captada por una cámara. Muestra a un hombre mayor, con pelo blanco y barba o perilla, y a una mujer rubia, alta, aparentemente más joven que su pareja. El propietario del local la mostró a una agencia de noticias, que la publicó como una imagen que interesa a la policía.

Interrogantes

Los datos que emergen sugieren interrogantes. Por qué emprendería Moscú, en vísperas electorales, una peripecia criminal otra vez en Inglaterra, cuando la traición de Skripal como agente de los servicios británicos de inteligencia le costó una condena de solo trece años en 2006 y por qué matarlo si lo había dejado libre en 2010 en un canje con espías rusos que operaban fundamentalmente en Estados Unidos.

En aquel juicio le acusaron de cobrar unos 80.000 euros por sus servicios a Londres. Un año después de su puesta en libertad compró con dinero en mano y con su nombre una casa de 300.000 euros en Salisbury. Yulia Skripal vivía en Moscú y visitaba regularmente a su padre. Si la inteligencia rusa no lo había localizado por el registro catastral, la hija era un conducto sencillo hacia su padre. ¿Por qué los matarían juntos?

Por el momento, los expertos británicos se afanan para identificar el posible veneno. Los medios retratan al exespía que perdió a su mujer por un cáncer y a su hijo, que vivía con él, en un accidente en San Petersburgo. Nadie puede responder aún a otra pregunta: ¿de qué vivía ahora este hombre habitualmente vestido con un chándal?

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