Macron y Rutte defienden que el apoyo a Ucrania es «una prioridad absoluta» e «inmediata»

«El apoyo a este país agredido por Rusia continúa siendo una prioridad absoluta», ha dicho el presidente francés en una declaración conjunta antes del inicio de la reunión este mediodía en el Elíseo. El neerlandés ha calificado de «reto inmediato» el hecho de mantener la ayuda militar para Kiev. Estas afirmaciones resultan previsibles, pero reflejan cierto nerviosismo europeo de que el inicio del mandato de Trump suponga un punto de inflexión en el conflicto. Después de cerca de 1.000 días de combates en el frente, el ejército ucraniano se encuentra en un momento delicado. No solo pierde terreno en el frente del Donbás (este), sino también una parte del territorio ruso ocupado con su incursión sorpresa en la región de Kursk.

Después de su victoria en las elecciones norteamericanas, Trump ha multiplicado los contactos con dirigentes ucranianos y rusos. El imprevisible candidato del Partido Republicano prometió durante la campaña resolver la guerra en el este de Europa. Sin embargo, esta ya tuvo una primera escalada en 2014 y 2015, y Washington no logró solucionarla de manera definitiva en el primer mandato trumpista (2017-2020). El actual consejero de Seguridad Nacional, el demócrata Jake Sullivan, indicó que Estados Unidos dará a Ucrania los 6.000 millones de dólares que le quedan pendientes de la ayuda prometida para el país invadido.

Moscú valoró positivamente el domingo la posición de Trump, puesto que habla de «paz» y no se ha mostrado favorable a imponer «una derrota estratégica para Rusia». Desde el triunfo electoral del expresidente, los analistas especulan en lo que podría consistir un acuerdo de paz, por ejemplo, con Ucrania cediendo aquellas partes de su territorio que actualmente controla el ejército ruso. No obstante, Macron ha defendido este martes que «nada debe decidirse sin los ucranianos, ni Europa ni los europeos». El secretario general de la OTAN ha alertado, asimismo, de la escalada que representa la llegada de soldados norcoreanos en las filas rusas en el frente.

Como suele suceder en este tipo de declaraciones, buena parte de su interés recae en los detalles y los silencios. Tanto Macron como Rutte han evitado hablar de una hipotética adhesión de Ucrania a la OTAN. En lugar de reivindicar «una derrota de Rusia» —-una fórmula que el presidente francés utilizó de manera repetida a principios de años-, se han conformado con referirse a «un cambio en la trayectoria del conflicto», además de respaldar a Kiev para que afronte unas posibles negociaciones en una mejor posición.

Ambos dirigentes también han subrayado el aumento del gasto militar en los países europeos de la OTAN. «Europa evitó durante demasiado tiempo asumir las riendas de su propia seguridad y consideró que podía beneficiarse, en cierta manera, de los dividendos de la paz», ha declarado el presidente francés. Rutte ha destacado que las inversiones castrenses de Francia ya representen más del 2% de su PIB. Alemania ha superado recientemente el mismo porcentaje, por primera vez en los últimos 30 años.

Curiosamente, Vladímir Putin y la invasión rusa de Ucrania han resultado los grandes aliados de Trump en una de sus obsesiones durante su primer mandato: lograr que los socios europeos de Washington incrementen su gasto militar y contribución financiera en la OTAN.