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Escalofríos en la Unión Europea

Escalofríos en la Unión Europea

La UE ve cómo se pone en jaque su seguridad energética y acelera el plan para reducir la dependencia de Moscú, que ya ha limitado el flujo gasístico a doce países

olatz hernández

Bruselas

Sábado, 30 de julio 2022, 20:53

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«Rusia utiliza el gas como chantaje». La frase, repetida una y otra vez por los dirigentes europeos, toma estos días más vigencia que nunca. El anuncio de este sábado del corte de suministro a Letonia acerca cada vez más la amenaza de una desconexión total por parte de Moscú. El invierno se acerca y doce Estados comunitarios sufren ya cortes totales o parciales de gas, lo que pone en jaque la seguridad energética de la Unión Europea.

Esa dependencia ha sido la gran baza del presidente ruso, Vladímir Putin, contra las sanciones de la UE. El continente importa cerca del 40% del gas que consume de Moscú, lo que la vuelve especialmente vulnerable ante cualquier cambio en el suministro. Se pudo comprobar hace menos de una semana, cuando la reducción a la mitad del caudal que llega a través del gasoducto Nord Stream por «razones técnicas» golpeó a las economías de Alemania y Austria. Pero una desconexión total podría llevar a la UE a un racionamiento de gas y a una recesión que retraería el PIB europeo entre un 1% y un 1,5%.

Ese es el gran miedo del Ejecutivo europeo, que trata de minimizar el impacto de esa desconexión. Bruselas elaboró hace apenas dos semanas un plan de contingencia para ahorrar un 15% de gas hasta marzo del año que viene. Esta iniciativa, que recibió la semana pasada el visto bueno de los Veintisiete, tiene como objetivo acelerar el llenado de las reservas europeas –actualmente al 74% de su capacidad– y reducir el precio de la energía. «Es pedir mucho a los Estados, pero tenemos que hacerlo», dijo la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen.

Medidas de ahorro

Algunos países –entre ellos España– han puesto en marcha planes nacionales de ahorro para cumplir las tasas que exige Bruselas. En Alemania, la reducción del suministro del Nord Stream llevó al Gobierno a declarar la alerta energética e imponer medidas de ahorro. Menos luz en las casas, racionamiento del agua caliente por horas, duchas más cortas y menos alumbrado nocturno y semáforos en las ciudades son algunas de las medidas impuestas por Berlín.

En paralelo, la UE trata de encontrar suministradores «de confianza» y ha firmado acuerdos para importar gas natural licuado (GNL) de países como Estados Unidos, Egipto, Qatar y Azerbaiyán, entre otros. El gabinete ha trabajado contrarreloj para sustituir el gas ruso ya que el volumen total de las importaciones energéticas de Moscú se ha reducido un 66% en solo un año.

Y todo apunta a que Putin redoblará su presión sobre la UE. Por ello, Bruselas apuesta por flexibilizar la normativa europea de emisiones para que los gobiernos puedan suplir la falta de gas con energías más contaminantes como el carbón. Bélgica ha reabierto una de las plantas que había cerrado y otros países han retrasado su retirada de la energía nuclear tras el inicio de la guerra en Ucrania. Con todo, Europa sigue asegurando que será neutra en emisiones para 2050.

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