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El presidente de Bielorrusia, Alexánder Lukashenko, deposita su voto en Minsk. Efe
La oposición bielorrusa denuncia el «pucherazo» en las presidenciales

La oposición bielorrusa denuncia el «pucherazo» en las presidenciales

Un sondeo a pie de urna daba la victoria al actual mandatario, Alexánder Lukashenko, con el 79,7% de los votos

Rafael M. Mañueco

Moscú

Domingo, 9 de agosto 2020, 16:12

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El presidente bielorruso, Alexánder Lukashenko, a punto de cumplir 66 años y en el poder desde 1994, parece haber logrado la victoria en las presidenciales de este domingo con un 79,7 por ciento de los votos, según un sondeo gubernamental a pie de urna difundido por los principales canales de televisión del país. Su rival, Svetlana Tijanóvskaya, de 37 años, se habría quedado en el 6,8 por ciento de los sufragios. La primera reacción entre los presentes en su cuartel general es que ha habido un nuevo pucherazo.

Tras permitir la irrupción de Tijanóvskaya, la contrincante más poderosa que jamás haya tenido Lukashenko en unas elecciones, en la recta final de la campaña la apretó las tuercas. El dictador bielorruso, que consigue su sexto mandato de cinco años, ha vuelto a mostrar su verdadero rostro y arremetió contra ella tratando de limitar sus exitosas y multitudinarias apariciones públicas, arrestando a sus colaboradores y hostigando a los participantes en los mítines.

Nada más cerrar este domingo los colegios electorales y sin que la oposición pudiera haber tenido tiempo de reunir a demasiada gente, comenzaron las detenciones mientras la Policía cortaba calles y acordonaba las plazas. Las medidas de seguridad adoptadas durante toda la jornada nunca se habían visto antes en la república durante unos comicios.

Además de un despliegue adicional de tropas en la frontera con Rusia, se instalaron puestos de control del Ejército a la entrada de Minsk. También se vieron carros blindados y camiones militares desplazándose por la ciudad y más policías de lo habitual protegiendo edificios oficiales, reportaron distintas publicaciones digitales, entre ellas Znak.com.

Además, Minsk y otras ciudades del país amanecieron con problemas de acceso a internet, según aseguró la radio Eco de Moscú. Las encuestas de popularidad quedaron prohibidas en junio, lo que impidió saber con qué posibilidades contaban cada uno de los cinco candidatos en liza: Lukashenko, Tijanóvskaya, la exdiputada Anna Kanopátskaya, el líder del Partido Sociademócrata Gromada, Serguéi Chereshnia, y el copresidente de la plataforma «Govori pravdu» (Di la verdad), Andréi Dmitriev.

Por si no fuera suficiente, la Fiscalía General de Bielorrusia ordenó bloquear la página web de la plataforma 'Golos' (Voz), que intentó organizar un recuento alternativo de los votos para evitar irregularidades. Invitaba a los electores a tomar fotografías de la papeleta antes de ser introducida en la urna, registrarse después en la web y enviarla para realizar el escrutinio.

La votación anticipada comenzó el pasado martes, lo que, a juicio de los candidatos opositores, hacía ya temer una manipulación considerable de los resultados. La Comisión Electoral Central informó que cerca del 42% de los bielorrusos depositaron su voto antes del domingo, lo que da idea de la envergadura que puede haber llegado a alcanzar el fraude electoral. Además, esta vez no ha habido observadores independientes.

Todos los analistas dan por sentado que las calles del país se llenarán pronto de manifestantes. La pregunta es cuántos y con qué resistencia a la presumible represión que se desencadenará. Tijanóvskaya hizo el sábado un llamamiento a la población para evitar la violencia en las calles. «Bielorrusos, civiles y vestidos de uniforme, les pido que no recurran a la violencia. Somos gente pacífica. Nuestra fuerza radica en la unidad y el amor a nuestro país y a nuestras familias. Somos mayoría y no necesitamos sangre en las calles de la ciudad «, declaró la principal candidata de la oposición.

Una de las dos mujeres que la arropaban, Verónica, la esposa del candidato excluido y escapado a Moscú, Valeri Tsepkalo, huyó este domingo también a Rusia por miedo a represalias. La otra, María Kolésnikova, representante del banquero y candidato también apartado de la lucha por la presidencia, Víctor Babariko, permanecía este domingo a su lado.

No hay que perder tampoco de vista el factor Rusia, en donde en el Kremlin están muy descontentos con el actual jefe del Estado bielorruso, por negarse a la unión ruso-bielorrusa y al que exigen la puesta en libertad de los 33 supuestos mercenarios del grupo privado ruso Wagner. Se les acusa de haber estado preparando en Bielorrusia acciones para desestabilizar el país. Esta circunstancia ha sido utilizada por Lukashenko como revulsivo electoral, aunque podría terminar generándole problemas.

«No nos vamos a relajar, todas nuestras estructuras de seguridad y los servicios secretos se encuentran en régimen especial -de alerta-. No hay fundamento para afirmar que mañana tendremos el país sumido en el caos o la guerra civil. Anuncio y garantizo que no será así», declaró Lukashenko este domingo en el momento de depositar su voto. Dijo también que 170 personas trataron de entrar en Bielorrusia con visados falsos y no se les permitió el paso. «No vamos permitir que las cosas se descontrolen (...) en la frontera hay una vigilancia muy estricta. Se ha redoblado el dispositivo de seguridad en el sector ruso-bielorruso», añadió.

El primer mandatario bielorruso subrayó que en su conversación telefónica del viernes con Vladímir Putin, acordaron «esclarecer la verdad» sobre la presencia de paramilitares rusos en Minsk en la víspera de los comicios. Dijo después haber recibido una carta de Putin en tono conciliador. El embajador de Rusia en Bielorrusia, Dmitri Mezéntsev, aseguró que el asunto de la detención de los presuntos mercenarios fue una «provocación de un tercer país», en alusión a Ucrania, «con el objetivo de dañar las relaciones entre Rusia y Bielorrusia».

Esta versión de los hechos es ahora la oficial en Moscú y la que difunden sin cesar los medios de comunicación estatales culpando a Kiev directamente de lo sucedido. «Puede ser que todo esto haya sido provocado por una tercera parte. Me da igual. Eso es secundario. Lo importante es que hemos montado un incendio en el centro de Minsk», afirmó Lukashenko refiriéndose al hecho en sí de la presencia en la capital bielorrusa de hombres de armas rusos.

La prensa libre en el punto de mira de Lukashenko

Prácticamente ningún medio de comunicación extranjero ha recibido acreditación para cubrir las elecciones. Así lo aseguran las principales publicaciones mundiales. El Ministerio de Exteriores bielorruso ni siquiera respondió a las solicitudes dando la callada por respuesta. Lo mismo ha sucedido con la prensa rusa de orientación liberal como ha denunciado la radio Eco de Moscú. La propia emisora, según palabras de su director de informativos, Vladímir Varfoloméyev, tampoco fue autorizada a enviar sus reporteros a Minsk.

Un equipo del canal de televisión ruso «Dozhd» fue detenido este domingo en la capital bielorrusa para ser deportado de vuelta a Rusia por haber acudido sin acreditación, pese a que sostienen haberla solicitado en junio. En cuanto a la prensa local, la Asociación de Periodistas de Bielorrusia ha denunciado «persecución» y «detenciones arbitrarias» de informadores.

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