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El senador demócrata Bernie Sanders. REUTERS
Sanders, blanco de los dardos de sus rivales demócratas

Sanders, blanco de los dardos de sus rivales demócratas

Con la mira puesta en las primarias de Carolina del Sur, el último debate se centró en rebajar la ventaja del veterano senador por Vermont

mercedes GALLEGO

Nueva York

Miércoles, 26 de febrero 2020, 07:47

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Ir a la cabeza tiene sus desventajas. Pone al favorito en la mira de todos sus rivales y le llueven los ataques a izquierda y derecha. Eso es lo que le pasó anoche a Bernie Sanders, que el sábado consolidó su liderazgo en los caucus de Nevada, el tercer estado en pronunciarse sobre la eliminatoria demócrata. «Huum, estoy escuchando mi nombre con mucha frecuencia, me preguntó por qué», observó sarcástico al poco de comenzar el décimo debate de estas primarias.

Los otros seis candidatos sobre el escenario habían vuelto sus pistolas contra él. Dos de ellos son multimillonarios –Michael Bloomberg y Tom Steyer- y uno de estos incluso aprovechó los intermedios para bombardear a la audiencia de todo el país con sus anuncios. El senador socialista no renegó de las posturas más controvertidas de las últimas horas, como su reconocimiento a los logros de la revolución cubana o su decisión de no acudir a la conferencia lobista proisraelí de Washington. Al contrario, redobló sus palabras y acusó directamente al presidente israelí Benjamín Netanyahu de «racista» por el trato que otorga a los palestinos. De camino recordó que «ocasionalmente» hay que ser «honesto» sobre la política exterior de EE UU y admitir que ese país «ha tumbado regímenes democráticos en países como Chile o Guatemala».

El público de Charleston (Carolina del Sur) no aplaudió ese arrebato de valentía. Al contrario. Los demócratas ni siquiera parecieron entender su coartada de que sólo reconoce los avances cubanos en sanidad y educación «como hiciera Barack Obama», insistió una y otra vez. «Lo dice Barack Obama, no hay problema. Lo dijo yo y se cae el cielo», protestó.

Gajes de ser el líder, aunque no sea el favorito en las encuestas de cara a la próxima contienda de este sábado, Carolina del Sur, donde el ex vicepresidente Joe Biden dijo estar seguro de que va a ganar. Su relación de escudero con el primer presidente negro de EE UU le da caché entre los afroamericanos, que en este estado sureño suponen el 60% de la población.

El otro blanco en la diana era Michael Bloomberg. En el anterior debate la senadora Elizabeth Warren se anotó la victoria a su costa y, de camino, recaudó 2.7 millones de dólares en un solo día, así que no iba a dejarle escapar. Al día siguiente de que un tribunal condenase al productor de cine Harvey Weinstein por abuso sexual, el ex alcalde neoyorquino venía preparado para disculparse de las «bromas» sexuales de mal gusto por las que dice que fue demandado en varias ocasiones, aunque sufre un ataque de mala memoria que le impide recordar los detalles. Pero Warren le presionó para que concretarse el número de mujeres a las que ha hecho firmar acuerdos de confidencialidad para que no cuenten los episodios que denunciaron y, de camino, le atacó también por haber apoyado a los republicanos antes de ser Demócrata. «El problema con la senadora es que lo que haga nunca es suficiente», se quejó Bloomberg.

El ex alcalde neoyorquino también fue el único que se alineó abiertamente con las políticas pro israelíes de Trump al decir que no trasladaría la embajada estadounidense de vuelta Tel Aviv si ganase a presidencia, porque «lo que está hecho, ya está hecho». Bloomberg se vende como el único que tiene el dinero y la experiencia para gobernar el país, pero cada vez que lo hace resulta arrogante. Biden, por su parte, se presenta como el único que ya ha hecho lo que predica, dada su dilatada carrera en el poder, pero sus malos resultados en los tres estados que ya han decidido le deja pendiente de Carolina del Sur para sobrevivir.

La que no quiso saltar a la arena esta vez fue Amy Klobuchar, con el argumento de que si los demócratas siguen despedazándose durante las primarias perderán las elecciones contra Donald Trump. La senadora de Minnesotta espera al Supermartes para presentar alguna victoria y compite por el centro con Pete Buttigieg, el más joven de todos. El alcalde de South Bend sería también el primer alcalde gay de EEUU y el único sobre el escenario con experiencia militar. Allí, en Afganistán, su bandera fue su mejor defensa, asegura, por lo que su compromiso de ganar la Casa Blanca consiste en recuperar la credibilidad del mundo. Eso si el nominado demócrata consigue imponerse a Donald Trump en las elecciones de noviembre, porque según Bloomberg si el elegido es Sanders «será un catástrofe», auguró.

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